Las dos velocidades de la sociedad vasca: menos pobreza que nunca pero más frío en casa en invierno

La sociedad vasca camina hacia la reducción de la pobreza real, de la ausencia de bienestar y del riesgo de exclusión. Ésa es la gran conclusión de la 'Encuesta de necesidades sociales' de 2022, dada a conocer este lunes por el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. Así, el 75,3% vive en una situación de “bienestar completo o casi completo” y el 92,2% tiene condiciones de vida, como mínimo, “aceptables”. El 4% de la población vasca es pobre, pero es el nivel más bajo del indicador en décadas. Resalta el Gobierno vasco que los datos colocan a Euskadi dos puntos por debajo de la media europea en desigualdad y que la vasca es la segunda comunidad autónoma de España en calidad de vida, solamente por detrás de Navarra.

Pero el anverso brillante de la moneda tiene un reverso menos lucido. El 4% de pobreza real, por mucho que suponga una reducción respecto a la anterior medición, de 2020, se traduce en 87.387 personas con nombres y apellidos. Solamente cuatro municipios en Euskadi tienen más población que esa bolsa, las tres capitales y Barakaldo. Llegan a 170.639 quienes viven en “ausencia de bienestar”. Y otros 365.555 están en una posición que podría cambiar a peor. Más números: unas 290.000 personas no pueden permitirse unas vacaciones fuera del domicilio de, como mínimo, una semana. 417.034 no tienen ahorros para afrontar un gasto imprevisto y 39.417 presentan “riesgo de endeudamiento”.

Y aún hay más: 267.442 tienen que reducir gastos básicos, 40.057 sufren problemas de alimentación (24.709 de ellos “muy graves”; 35.664 sin comidas proteínica al menos una vez cada dos días). 88.577 tienen problemas de impagos, lo que se traduce en que 11.762 están en riesgo de corte de suministros en el hogar y sobre 7.062 pende una espada de eventuales embargos.101.420 recurren a prendas de segunda mano por falta de recursos para nuevas. El Gobierno recalca, con todo, que el grueso de los indicadores se va poco a poco reduciendo. Pero hay una excepción: son más quienes pasan frío en invierno por la subida del coste de la energía. En concreto, ascienden a 178.095, un 18% de diferencia con relación a 2020 y 90.000 más que en 1998, cuando la luz o la calefacción se abonaban en pesetas.

“Todos los indicadores muestran que se está trabajando la desigualdad, como queda reflejado en las significativas mejoras registradas. Asimismo, el documento recoge que los umbrales de pobreza se contienen, mientras que los referidos a la ausencia de bienestar aumentan. Este último aspecto es más notorio entre las personas de 45 a 64 años y también en las mayores de 65 años. Precisamente, ambos parámetros explicarían el incremento del apartado de riesgo de ausencia de bienestar, que registra un 22,3%”, analiza el observatorio estadístico de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, que ha elaborado la prospección en 4.500 hogares en los que residen 10.000 personas. La muestra equivale a alrededor del 0,45% de la población total.

Abunda el Ejecutivo que “el aumento del coste de la vida, la subida del euribor y otras variables cotidianas afectan a la percepción del mínimo necesario para una vida digna”. Por esa razón, aunque mejoren los números sigue habiendo un “porcentaje de personas que no pueden permitirse actividades o bienes considerados normales en nuestra sociedad”. “Se ha registrado un aumento de familias que no pueden afrontar gastos imprevistos [y] hay aspectos que siguen preocupando a la sociedad como es, por ejemplo, calentar el hogar en invierno”, se añade. En concreto, “el informe muestra que ha habido un aumento de familias vascas que tienen problemas para afrontar este gasto, pasando del 6,9% en 2020 al 8,2% en 2022”.

Pero el Gobierno recalca la parte positiva de los datos. “Pese a estos aspectos negativos, la percepción de pobreza ha disminuido considerablemente entre la población vasca, con sólo un 2,4% de la población considerándose pobre o muy pobre. Los indicadores de pobreza relacionados con los ingresos han disminuido a niveles de 2016, con un 7,3% de la población en riesgo de pobreza desde esta perspectiva”, explica. En detalle, remarca que ha bajado en 14,2 puntos la tasa entre los migrantes, aunque sigue siendo mucho más alta que entre los autóctonos, del 14,2% frente al 2,1%. Por sexos, sigue habiendo una brecha de género y las mujeres tienen mayor riesgo de exclusión, aunque ha descendido en dos años esa diferencia.

Por territorios, “Álava registra la mayor mejora de los resultados, los más positivos de los últimos años”. “Bizkaia se situaría en segundo lugar de reducción de pobreza de 1,5 puntos y Gipuzkoa sería el tercero con una disminución de 1,4 puntos”, se puede concluir de la encuesta.