Vitoria estrena un nuevo Celedón, el quinto de la historia, y descorcha las fiestas de La Blanca hasta el 9 de agosto
Las fiestas de Vitoria, que han arrancado puntuales a las 18.00 horas de este 4 de agosto ante decenas de miles de locales y visitantes apelotonados en la Virgen Blanca y sus aledaños, siguen empeñadas en hacer historia año tras año. 2020 y 2021 fueron las del silencio, las de la suspensión por la COVID-19, que tuvo en esta capital uno de sus primeros epicentros en Europa. Las de 2022 fueron las del regreso a la normalidad. Las de 2023 fueron las de la primera mujer, Maider Etxebarria, como alcaldesa en la balconada de San Miguel recibiendo el pañuelo de Celedón. Y las de 2024 han sido las del estreno del blusa Iñaki Kerejazu como nuevo gran protagonista de la fiesta en sustitución de Gorka Ortiz de Urbina, que encarnó al personaje desde 2001.
Nota para foráneos: cada 4 de agosto a las 18.00 horas se arroja un cohete anunciador en la Virgen Blanca. En Pamplona, en San Fermín, el asunto termina ahí. En Vitoria, en cambio, es solamente el inicio. Desde el campanario de la iglesia de San Miguel desciende durante unos cinco minutos un muñeco del tamaño de una persona colgado de un paraguas y vestido con blusa y pantalón milrayas. Lleva abarcas y porta una bota de vino. Cuando termina el vuelo, al tocar tierra, la representación del aldeano de Zalduondo, un pueblo de Álava, se encarna en una persona. Ese “honor” ha correspondido este año por vez primera a Kerejazu, de 29 años.
Él cuenta que es el cuarto Celedón. Pero es el quinto en puridad estadística. La celebración se inició en 1957, en pleno franquismo. El blusa que estrenó la tradición fue José Luis Isasi. En 1980 lo sustituyó Iñaki Landa, pero 1976 fue una excepción que explica la diferencia de cálculo. Habían pasado pocos meses desde que el 3 de marzo la Policía Armada, todavía franquista, cometió en un iglesia de Zaramaga una masacre al disolver a tiros una asamblea obrera. Las cuadrillas no quisieron participar en las fiestas y un torero, Enrique Orive, se ofreció a ser Celedón para una sola ocasión. Fue recibido con división de opiniones, pero pasó igualmente a la historia. Desde 1980 hasta 2000 a Celedón lo encarnó Iñaki Landa. Y desde 2001 hasta el cambio de este domingo ha sido Gorka Ortiz de Urbina el centro de las miradas.
Kerejazu es profesor, es jugador de baloncesto y es pinchadiscos. Pero, sobre todo, es un blusa de Vitoria. De la cuadrilla Hegotarrak de Adurza, en concreto. Parecía predestinado a ser Celedón. En 2004 fue Celedón 'txiki', que es la versión infantil de esta festividad y en la que cada año se entrena a un pequeño blusa y una 'neska' para mayores responsabilidades. Además, formaba parte del séquito de Ortiz de Urbina, esa escolta que le ayuda a cruzar los 115 metros de plaza de la Virgen Blanca en medio de esas decenas de miles de personas embebidas ya de todos los espíritus de la fiesta para poder subir hasta la balconada de San Miguel para saludar a las autoridades y pronunciar unas palabras a la ciudad.
—¿Cómo afronta Iñaki Kerejazu esta misión?
—Con mucha emoción, mucho orgullo y también mucha responsabilidad por dar la talla al encarnar a este personaje tan querido en la ciudad.
Puntualiza Kerejazu que se ofreció él para ser Celedón. La comisión de cuadrillas organizó un proceso para relevar a Ortiz de Urbina, que nunca quiso superar a Isasi como el más longevo en el cargo. Por vez primera, se coqueteó con la idea de que una mujer asumiera ese rol. No en vano, en la versión infantil hace tiempo que hay paridad, tanto en los muñecos como en las personas que los encarnan. Finalmente, se ha optado por concedérselo durante cinco años a este joven del barrio de Adurza que concitó unanimidad por sus méritos. “Es un orgullo que hayan confiado en mí. Es un halago y un piropo”, explica.
—¿Tu sustituta podría ser una mujer?
—Celedón seguirá siendo Celedón. Pero todas y todos podemos encarnar al personaje sin que se pierda el espíritu.
Para Kerejazu, sus referentes son “Iñaki” y “Gorka”, quienes le han ofrecido consejos para cruzar la Virgen Blanca y también para afrontar la popularidad del cargo y las demandas de los medios de comunicación, que le han colmado de llamadas el teléfono. De su predecesor, Ortiz de Urbina, solamente tiene buenas palabras. “He cruzado la plaza a su lado. Hemos compartido muchos momentos. He pasado tiempo con él. Estoy agradecido por los consejos”, explica. La 'txapela' que ha llevado era la de su antecesor, también como gesto.
Su primer chupinazo ha sido una tarde de cielo despejadísimo y temperaturas próximas a los 30 grados. Como ya es tradición, desde algunas casas han arrojado cubos de agua para refrescar a la masa rugiente, con o sin permiso de todos los afectados por la lluvia repentina. Eso sí, el grueso había acudido ya con sus propias bebidas para ahogar el calor. En su primera alocución por La Blanca, después de haber puesto el pañuelo rojo oficial a la alcaldesa, Kerejazu ha arrancado con un “Gora Gasteiz!” y ha dado las gracias por la acogida. Ha pedido también unas fiestas libres de agresiones sexuales. “Si no sabes respetar, no vengas”, ha gritado. Después, se ha cantado el clásico 'Celedón ha hecho una casa nueva', que ya tiene también versión en euskera. Ha intervenido mayoritariamente en ese idioma.
Etxebarria, en su segundo año en el cargo, ha elegido como lanzadores del chupinazo a representantes de ocho centros regionales de España en Vitoria, cuya federación cumple cuatro décadas. La ciudad se forjó, precisamente cuando se ideó Celedón, con trabajadores llegados a las nuevas industrias desde Extremadura, Andalucía, Castilla y León y otros lugares. Icíar Ortiz de Urbina y Mónica Calvo, de Navarra y de Galicia, han sido las que han prendido la mecha en representación de todas ellas.
La pregonera ha sido Elisa Rueda. Ya pronunció su discurso este viernes. Profesora y poetisa, es el alma del festival de poesía y literatura 'Poetas en mayo', que tiene como elemento diferencia que llena de arte manuscrito los escaparates de decenas y decenas de comercios y locales. Son las “mejores fiestas del mundo” las de Vitoria, sostiene Rueda, que realizó una alegato en favor de la diversidad y de la paz. 2.000 blusas y neskak, por cierto, portarán un pañuelo festivo con un diseño especial en apoyo a Palestina. Rueda también dejó como detalle que “la Virgen Blanca”, la patrona católica de la ciudad y la que da nombre a las fiestas que ahora inician y que finalizan en la madrugada del 9 al 10 de agosto, “es la única escultura a una mujer”. “No tenemos esculturas a mujeres que hayan sido referentes y en las que las mujeres nos podamos reconocer”, deslizó.
En la balconada de San Miguel, donde un par de mujeres vendían recuerdos de la patrona y las sombras estaban disputadísimas, no ha estado el nuevo lehendakari, Imanol Pradales, que sí acompañó a vizcaínos y guipuzcoanos en San Ignacio hace solamente unos días. Horas antes, ha colgado unas imágenes en sus redes sociales haciendo una visita a pastores en Gipuzkoa. El Gobierno vasco ha estado representado por tres de los consejeros alaveses, Nerea Melgosa y Amaia Barredo del PNV y Javier Hurtado del PSE-EE, al igual que por la socialista guipuzcoana Susana García Chueca. También han estrenado sus cargos el viceconsejero de Salud, Enrique Peiró, y la directora general de Osakidetza, Susana López Altuna. Con ellos, la vicepresidenta del Parlamento Vasco, Eva Blanco, el diputado general de Álava, Ramiro González, y otras autoridades locales. También el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, el único del entorno. Como novedad, ha asistido invitado por el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, el embajador del Estado vaticano en España y Andorra, Bernardito Auza, técnicamente nuncio apostólico del papa Francisco para ambos países.
Un año más, el inicio de La Blanca ha supuesto en gran dispositivo. En materia de seguridad, ya se han institucionalizado los controles de acceso a la Virgen Blanca y alrededores, que han generado largas colas. Son una decena y tienen una doble función, impedir el acceso de botellas de vidrio para evitar cortes -no se vigila especialmente el consumo de alcohol- y hacer de barrera frente a posibles atentados yihadistas. Solamente en la calle de Olaguíbel y dos horas antes del evento había catorce vehículos de la Policía Local, tres 'francias' de la Brigada Móvil de la Ertzaintza y otra furgoneta de Intervención sin distintivos. Sin embargo, al menos tres encapuchados han intentado desplegar una pancarta contra Israel desde los tejados de Los Arquillos nada más empezar el acto. Han tardado tanto que se ha movilizado toda la seguridad, particularmente la de paisano, bastante abundante. EH Bildu también ha exhibido banderas palestinas. Por otro lado, en el centro de la plaza se ha exhibido una pancarta en favor de los derechos de los presos de ETA.
Se montan también hospitales de campaña y puntos de socorro para atender golpes de calor, comas etílicos y otras posibles incidencias. La brigada municipal de limpieza también vive una jornada de gran actividad, ya que después del chupinazo tiene que limpiar en tiempo récord la montaña de suciedad para dejar el lugar reluciente para los actos institucionales y religiosos que siguen a la bajada de Celedón. Moviliza del orden de 70 operarios y camiones, baldeadoras y otros vehículos.
Vitoria está ya imbuida en las fiestas hasta el próximo viernes. Los bares y restaurante se han pertrechado de provisiones para atender a una ciudad que se echará a la calle en masa y que recibirá también una alta proporción de turistas. No serán unos días baratos, precisamente. Un traje de neska tradicional puede costar más de 70 euros en los comercios especializados y un viaje en alguna de las atracciones de la feria está ya en los 4 euros. El programa, en esencia, repite los clásicos de año tras año. La comparsa de gigantes, cabezudos y reyes, caballos y sotas de la baraja de naipes de Heraclio Fournier -que como nota diferencial solamente el 4 de agosto saca las figuras históricas como Escachapobres o Celedón-, música variada desde la banda municipal hasta Luz Casal, teatro y humor, fuegos artificiales, ... Se ha buscado un alto componente de programación también en euskera.
En la plaza de toros habrá vaquillas pero, como ocurre desde 2016 por falta de demanda, no corridas de toros, aunque las cuadrillas mantienen como acto de referencia de sus tardes los paseíllos hacia esa zona. Se espera que abran también las txosnas de la zona universitaria a pesar de la polémica por las nuevas obligaciones de control fiscal de la Hacienda alavesa, que han soliviantado a sus representantes al sentirse perjudicados.
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