Hace ya diez años que eldiarionorte.es, actual elDiario.es/Euskadi, vio la luz. Lo hizo en vísperas de la conmemoración de la II República, en un ambiente político y social muy diferente al que vivimos ahora. La crisis financiera y el ‘austericidio’ habían dejado a muchas personas sin apenas recursos; los desahucios eran la triste imagen de cada mañana; la corrupción acechaba, principalmente, a un PP que ocupaba el Gobierno y los entonces llamados nuevos partidos, qué paradoja viendo como actúan hoy, eran todavía bocetos que se dibujaban en grupos de Telegram, por la izquierda, o cenáculos del Ibex, por el extremo centro. La sociedad y la política española estaban a punto de cambiar. Si ha sido a mejor o a peor, les dejo que lo juzguen ustedes.
En Euskadi se vivían los primeros años sin la amenaza del plomo, pero con el miedo a la desmemoria de lo que supuso, y supone, la carga losa de 40 años de sangre y lágrimas, de dolor y sufrimiento. De apartheid ideológico. En las instituciones, el PNV retomaba el control de todo tras el paréntesis de aire fresco que supuso la presencia de Patxi López en Ajuria Enea y el sobresalto que causó ver a Gipuzkoa y su afrancesada Donostia en manos de la izquierda abertzale. Aquel PNV, que rezumaba resquemor por verse apartado de un Gobierno que consideran propio, todavía estaba en la transición entre las astracanadas de Juan José Ibarretxe y la ‘rajoniana‘ moderación de Urkullu.
En aquella sociedad convulsa, con una crisis de valores generada por el odio nacionalista y el terrorismo aniquilador; rota por las consecuencias de una crisis económica que se llevó por delante a emblemas como Fagor Electrodomésticos y a familias enteras sumidas en una pobreza de la que muchas todavía pelean por salir; en aquel contexto de nula inversión pública; de empresas sin apenas recursos; entonces, tuvimos la bendita insensatez de montar una empresa periodística cuando la prensa vasca digital apenas daba sus primeros pasos.
Fue un recorrido duro para los seis socios iniciales en el que involucramos a muchos amigos. Alberto, los Eduardos, Patricia, Pedro y un servidor ‘engañamos’ a un montón de gente para sacar adelante la aventura de hacer un periodismo contestatario, que moviese conciencias, que rompiese la imagen de una Euskadi idílica y casi pastoril y mostrase la verdad de nuestras miserias. Que no tenemos ni más ni menos que los demás. Pero tenemos. Si lo conseguimos o no, les tocó decirlo a ustedes. El hecho de que hoy sobreviva el medio me hace creer, y perdón por la falta de modestia, que algo hicimos bien.
De quienes iniciamos aquel camino, que nació en una comida con Ignacio Escolar en un restaurante en el centro de Vitoria en octubre de 2012, ya no quedamos nadie en el proyecto. Les aseguro que nos dejamos todo. Muchas horas, muchos esfuerzos. Siempre con la mejor intención. También cometimos un sinfín de errores fruto de unos emprendedores novatos que no sabían lo difícil que es montar una empresa. Mis disculpas por ello.
De quienes iniciamos aquel camino, que nació en una comida con Ignacio Escolar en un restaurante en el centro de Vitoria en octubre de 2012, ya no quedamos nadie en el proyecto
Pero sobre todo, perdimos a alguien. De los seis locos que lanzamos el proyecto, Pedro Gómez Damborenea, Pello para todos nosotros, se nos fue víctima de un cáncer en 2016. Sin él, escribir hoy estas líneas en este soporte, sería imposible. Siempre estará en nuestro recuerdo y siempre, quienes sabemos lo duro que fue levantar y mantener la persiana del periodismo independiente de eldiarionorte.es, le sabremos estar agradecidos.
Termino agradeciendo a los actuales rectores del medio que se hayan acordado de quienes dimos los primeros pasos. A los cinco locos que se lanzaron conmigo hace diez años, y a quienes nos apoyaron, por creerme y aguantarme. Y a ustedes, lectores, por apoyar esta y otras cabeceras. Por muy manido que sea, sin periodismo libre, no hay democracia.