Teresa Riesgo Alcaide, secretaria general de Innovación del Ministerio de Ciencia e Innovación comunicaba que han trabajado para conseguir el distintivo de igualdad de género en centros de investigación colaborando con el Ministerio de Universidades y aclaraba que ya no se contabilizarán en la evaluación curricular los parones o ralentizaciones por el tiempo que los hombres o las mujeres dediquen a los cuidados familiares.
Nerea Luis Mingueza manifestaba su preocupación ante la cultura social sobre el género que hemos ido construyendo y que fomenta el “síndrome de la impostora”, referente al sentimiento de inferioridad de una mujer a la hora de optar a un puesto de responsabilidad, infravalorando sus capacidades y aptitudes.
Carmen Camuñas invitaba a todos los compañeros y compañeras de profesión a levantar la mano cuando escuchen algún comentario machista o vean actuaciones discriminatorias. Lanzaba, además, una crítica a la sociedad porque si tienes un hijo y renuncias a la baja de maternidad eres mala madre, pero sí la aceptas eres poco ambiciosa.
Concluía diciendo que no hay que renunciar ni a ser madre ni a una carrera profesional exitosa, porque ambas situaciones deben de ser compatibles. Un hombre o una mujer pueden reducir su jornada laboral para conciliar los cuidados sin que ello conlleve la merma de su trayectoria laboral.
Teresa Riesgo Alcaide comunicaba que en 2001 había cero catedráticas en España en tecnología electrónica y lo ejemplificaba con el gráfico de tijera, que explica que a medida que se sube de escalón en la carrera científica el número de mujeres es cada vez menor, por muchas trabas que se van encontrando en el camino.
Carmen Camuñas incidía en que hay que educar a los niños para que normalicen poder tener una jefa mujer.
Nerea Luis Mingueza insistía en la importancia de observar el lenguaje, cómo nos dirigimos hacia un género y hacia el otro, porque es un ejemplo de muchos de los micromachismos que consiguen que la tubería vaya perdiendo agua y las mujeres no lleguen a puestos directivos.
Teresa Riesgo Alcaide reflexionaba sobre la importancia de que las niñas en edad temprana tengan referentes mujeres en el mundo de la ciencia y la tecnología, para evitar el sesgo de género profesional. Además, invitaba a los educadores a mostrar la cara divertida del sector, a enseñar el lado práctico, para que desde la infancia se pueda valorar como se aplican los conocimientos en la vida cotidiana y transmitir el mensaje de que, efectivamente, la ingeniería puede cambiar el mundo.
Para ir cerrando la mesa de diálogo, Ana Requena Aguilar ejemplificaba los estereotipos sociales existentes, referenciando el libro 'La madre del ingenio' de Katrine Marçal, que muestra como el arraigo de esas ideas sobre el género ignoraban inventos maravillosos como la maleta con ruedas que llegó cinco milenios después, porque se daba por hecho que el hombre era el que viajaba y que éste tenía fuerza suficiente para cargarla al hombro.