El Casco Antiguo de Badajoz, o también conocido como Casco Histórico, se sitúa en forma de abanico sobre el Cerro de la Muela, junto al río Guadiana, un lugar lleno de historia y cultura que, como su nombre indica, es la zona más antigua de la ciudad.
Cuenta con diferentes monumentos como la Torre de Espantaperros o la Alcazaba, que es la más grande de Europa, y que son el reclamo de las miles de personas que visitan la ciudad pacense cada año. Sin embargo esto es solo una parte, la más bonita y la que interesa enseñar.
Cuando te adentras en el Casco Antiguo también encuentras la “cara b” de la moneda y es que si hay algo en lo que los vecinos tienen coinciden es que “existen dos Cascos Antiguos: el de la zona noble (la zona del Ayuntamiento que es donde se ha invertido dinero) y la zona menos noble (justo detrás como las calles Encarnación, San Lorenzo o El Brocense, hasta llegar a la Alcazaba)” como cuenta Pedro Centeno, vecino y miembro de SOS Casco Antiguo de Badajoz.
Centeno señala que se hicieron propuestas a las instituciones, como por ejemplo hablar con el concejal de urbanismo, quien en ese momento aclaró que se iba a hacer un catálogo de ruinas, como en otros lugares, aunque enfatiza que “falta una acción decidida para que el Casco Antiguo deje de ser un refugio para la delincuencia”. Sin embargo aunque dice que parece haber un cambio de tendencia y “lo aplauden”, considera que “la situación está un poco estancada, nosotros queremos romper con eso y tener un barrio digno como cualquier otro, queremos que siga adelante”.
Vicente Rolo, otro vecino preocupado, subraya la importancia del ocio y el comercio para revitalizar el barrio. “Se cierran negocios todas las semanas”, lamenta señalando una tendencia desalentadora que afecta no solo a los comerciantes locales, sino también a la comunidad en su conjunto. La pérdida de establecimientos comerciales no solo merma la oferta de servicios disponibles para los residentes, sino que también impacta negativamente en la dinámica económica y social del barrio.
Este vecino pertenece a la Plataforma por la Recuperación, Ocio y Convivencia en el Casco Antiguo de Badajoz (PROCCAB), también pide a las instituciones políticas que devuelvan “el barrio a los vecinos”. Respaldado por la experiencia de años, refleja una verdad incuestionable: la vitalidad de un vecindario depende en gran medida de la presencia de actividades recreativas y opciones comerciales.
Eso mismo es lo que expone Emilio Jiménez, director de la Fundación Caja Badajoz, que está situada en el Casco Antiguo para ser “uno más” y desde ahí poder crear acciones sociales y culturales que den vida a la zona. Pasan los meses y los años y el Casco Antiguo sigue abandonado. “Hacemos acciones sociales y culturales porque creemos que de esa manera, haciendo que se mueva la gente y creando vida a la zona, las personas que venden drogas suelen querer huir de eso”. Este es otro problema al que se enfrenta el barrio, los vecinos lidian con venta y consumo de drogas: “la fundación no va a arreglar el problema que tiene la sociedad con la droga, pero sí que la abandonen”. Para ellos es muy importante y piden que el Ayuntamiento de Badajoz y las instituciones públicas escuchen a “los que viven aquí porque conocen y viven día a día los problemas, que escuchen al vecino”.
Esto también lo dice Daniel Morales, un joven vecino que reclama el poco aprovechamiento que se le ha dado al Casco Antiguo desde hace mucho tiempo. Lo cierto es que algunas zonas se encuentran en obras constantemente, como comentaba Pedro Centeno, sin embargo Morales expone su preocupación con esto ya que dice ser un problema a corto y largo plazo ya que hace que a esas determinadas calles “no se les de un respiro” haya dificultades con la movilidad de los vehículos. Actualmente lleva viviendo 11 años en el barrio y dice no tener recuerdos muy diferentes de los actuales de ese entonces, algo que demuestra que “pasan los meses y los años y el Casco Antiguo sigue abandonado” como decía Jiménez.
Si bien se han lanzado propuestas como un barrio de las artes en el que se buscaba poner unas bases para que artistas fueran a vivir al Casco Antiguo, tener academias de arte o escuelas de danza, así como un consorcio para conservar su casco, como en otras ciudades de Extremadura, algo que según la Junta será inminente.
Sigue habiendo problemas con las viviendas, las infraestructuras no están a la altura de los altos precios que se piden para su alquiler o su venta. “Si no hay donde vivir, como va a haber donde alquilar”, exponía Pedro Centeno, otro de los grandes problemas para atraer a posibles nuevos vecinos es la falta aparcamientos de la zona que afecta, por ejemplo, a los negocios locales al disuadir a los clientes de visitar la zona. Si los visitantes tienen dificultades para encontrar lugares donde estacionar, es menos probable que opten por hacer compras en tiendas locales o disfrutar de los servicios ofrecidos en el barrio, por lo que finalmente acabarán cerrando, como contaba Vicente Rolo.
A pesar de los obstáculos, hay un sentimiento de esperanza palpable en el Casco Antiguo. Los residentes y comerciantes locales están comprometidos a no dejar que su barrio se desvanezca en el olvido. El Casco Antiguo de Badajoz clama por una renovación integral, uns llamada que resuena en las estrechas callejuelas y los rincones olvidados.