El Consorcio de Mérida analiza, junto a otros investigadores, la composición de un estuche de maquillaje de época romana que data del siglo I d.c que se encontraba dentro de una vieira (molusco bivalvo) que ha permanecido cerrada durante más de 2.000 años.
Expertos investigadores del Consorcio de Mérida, la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto de Patrimonio Cultural de España, analizan este estuche de maquillaje del siglo I que fue hallado en el año 2000 durante las labores de adecuación y construcción de una nueva nave, en el ahora polígono industrial Reina Sofía, junto a la antigua N-V
Fue una excavación que permitió exhumar una zona funeraria datada en el I.
Una de las tumbas llamó la atención por la presencia de los restos cremados de la posible difunta con un interesante depósito funerario y, entre los objetos que se encontraron, destacan copas cerámicas, husos de hueso que rememoraban la práctica textil de la difunta, piezas de vidrio o restos de una caja de hueso desmontable.
Clavos
Hay que añadir además una ingente cantidad de clavos, que podrían hacer referencia a un lecho funerario de madera que terminó calcinado durante la cremación.
En este contexto se encontró un ejemplar de vieira con las dos valvas intactas que precintaban el contenido interior.
Ambas partes presentaban dos pequeños orificios en las “orejas” que, a partir de una serie de filamentos de plata, permitían su cierre.
Una vez abierto el molusco, los expertos han comprobado que, junto al sedimento que se había filtrado, había restos de cosméticos y una pequeña bola de conglomerado pulverulento de coloración rosácea parcialmente desmigada en algunos puntos.
Ante la naturaleza del hallazgo y su débil consistencia, se inició un protocolo de toma de muestras que permitiera, primero, su conservación y, segundo, que favoreciera un análisis arqueométrico compositivo posterior.
La utilización de las vieiras para albergar productos cosméticos es un recurso ampliamente usado para aquellos de consistencia sólida y semisólida, sobre todo, ante el coste y el difícil acceso del soporte estrella, el alabastro, reclutado casi en exclusividad en las canteras de Egipto.
En relación al cosmético contenido, se decidió enviar parte para su análisis y se ha podido definir que estamos ante una pequeña bolita rosácea compuesta por laca de granza, “rose madder” obtenida a partir del uso del alumbre frío como fijador.