Hace tres o cuatro años, en medio de la euforia por la recuperación por parte del estado español del tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes que Odyssey había expoliado, México se aprestó a defender del interés de la famosa empresa-cazatesoros los restos del rico cargamento de otra nave española naufragada en la costa veracruzana y nunca rescatada, el navío Nuestra Señora de la Juncal.
El naufragio de La Juncal, la nao almiranta de la Flota de la Nueva España, tuvo lugar en medio de una tempestad en la noche del 28 de octubre de 1631 en la costa del estado mexicano de Campeche. Con ella se hundieron casi la totalidad de sus 300 tripulantes y 120.000 kilos de plata y oro, parte de los cuales procedían de Asia. La Juncal no se fue sola al fondo del mar, sino que lo hizo acompañada de la nave capitana, la Santa Teresa, que naufragó más cerca de Veracruz. El hundimiento de ambas naves supuso el fallecimiento de cerca de 1.000 de sus ocupantes. Una gran tragedia marítima.
Fernando Serrano Mangas, el profesor extremeño de Historia de América fallecido el pasado día 19, se interesó por estos naufragios en el curso de sus investigaciones sobre el comercio español con las Indias. Ya había dado muestras de su conocimiento de esta forma de comunicación con América en su libro ‘Naufragios y rescates en el tráfico indiano en el siglo XVII’ (Ediciones Siruela, 1991).
Su siguiente trabajo en esta línea quedó plasmado en el libro ‘Los tres credos de don Andrés de Aristizábal’, editado en 2012 por la Universidad Veracruzana, donde proponía nuevas hipótesis sobre la ubicación de los dos pecios basadas en una minuciosa lectura y una nueva interpretación de los datos de los archivos. El libro se editó acompañado de un magnífico cuadernillo de ilustraciones en color con mapas originales tratados por el investigador francés LoïcMénenteau, del Centre National de la RechercheScientifique.
Tantos pelos y señales daba el libro sobre los naufragios que su salida fue vista por recelo por todas las partes implicadas en el rescate, desde el estado mexicano hasta los propios expoliadores, siempre atentos a informaciones que les permitiesen situar con exactitud el lugar de reposo de ambos buques españoles. El libro salió en febrero de 2012 en México y una expedición científica mexicana en busca de La Juncal partió dos meses después.
El profesor Serrano Mangas contaba que ‘Los tres credos de don Andrés de Aristizábal’ llegó a ser retirado del mercado temporalmente, aunque suficientes ejemplares habían llegado ya a puntos de venta cruciales e incluso podía ser comprado en dos o tres librerías madrileñas.
Fernando Serrano Mangas lamentaba la falta de presencia española en este asunto, dada la nacionalidad del buque hundido, al margen de todas las consideraciones sobre pertenencia y derechos sobre el tesoro que transportaba La Juncal que sin duda se harán presentes el día que sean rescatados sus restos.
El profesor extremeño obligó a reinterpretar los conocimientos que se creía tener sobre un hecho histórico que interesa sobremanera en México, igual que en España causó conmoción la investigación que realizó en su día para determinar quién fue el propietario de la Biblioteca de Barcarrota. Echaremos de menos su audaz manera de enfrentarse a la Historia.