Javier Cercas: “Sacar a la gente a la calle es fácil, lo difícil es que vuelva a casa”

Jose Oliva / Efe

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El escritor extremeño Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1958), que acaba de publicar un “duro alegato” contra las élites político-económicas barcelonesas en su última novela, “Independencia”, considera que “sacar a la gente a la calle por una utopía es fácil, lo difícil es que vuelva a casa”.

Veinte años después de publicar “Soldados de Salamina”, Cercas ha vuelto a su casa editorial, Tusquets, con “Independencia”, continuación de “Terra Alta”, ganadora del Premio Planeta, aunque sea “una novela autónoma” que forma parte de “un ciclo narrativo que tendrá cuatro novelas y un protagonista, el mosso d'esquadra Melchor Marín”.

En la presentación de la obra a la prensa, Cercas reconoce que tiene “un título provocador”: “Me encanta la palabra independencia y es asombroso que no haya una novela con ese título, pero me gustan esos títulos provocativos, polisémicos, porque se puede interpretar como independencia personal, económica o política”.

Para Cercas, su novela se podría resumir como la historia de “un hombre que busca la independencia personal y económica de manera equivocada”, en referencia a Ricky Ramírez, “la contrafigura de Melchor Marín”, a quien su padre le dice que en la vida se arrime a los buenos, “lo mismo que le dice la madre a Lázaro de Tormes”, pero interpreta que debe arrimarse a la élite, a los poderosos.

“Los poderosos -añade Javier Cercas- acaban utilizándolo y luego lo arrojan como papel higiénico”.

Insiste el escritor de “Anatomía de un instante” que “no es una crónica política del procés, pero sí cabe una lectura política de la novela, porque está en el texto y lo que vive Ricky Ramírez es lo que le ha pasado a Cataluña, donde esa élite política sacó a la gente a la calle en 2012 con el propósito de salir lo mejor de la crisis económica, y lo hicieron con la utopía disponible, la creación de un país nuevo, mejor, maravilloso, separado de España en el que todos íbamos a ser felices”.

Sin embargo, continúa Cercas, “esa élite se ha asustado, porque ”sacar a la gente a la calle es muy fácil, con el control de los medios de comunicación y las redes sociales, pero luego es muy difícil que vuelva a sus casas, como dice uno de los personajes“.

La novela contiene “un retrato demoledor, muy duro, de la élite económica barcelonesa” y el escritor piensa que “la democracia es lo mejor que hemos inventado para intentar controlar a estas élites voraces”.

El escritor se confiesa un “enamorado” de Melchor Marín, un tipo que ha tenido una infancia dura, con una madre prostituta, un padre desconocido, que ha crecido en un barrio duro de Badalona, San Roque, y al que Cercas le atribuye la identidad del mosso que abatió a cuatro terroristas en Cambrils.

El personaje, asegura, continuará como protagonista en todo el ciclo y, de hecho, ya tiene muy avanzada la tercera novela.

Si “Terra Alta” discurría en 2021, un poco después de ganar el Premio Planeta en 2019, “Independencia” transcurre cuatro años después, en 2025, “un futuro inmediato, pero no distópico” al que llegó por “azar”, ya que en la primera novela, que marca la cronología del protagonista, quiso aprovechar narrativamente los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils.

Aunque en el texto de “Independencia” se menciona en dos veces el coronavirus como eco lejano, la pandemia no tiene ningún protagonismo, porque “las pandemias no tienen quien las escriba, igual que no hay novelas en los años 20 que hablen de la gripe española”.

En esta segunda entrega, Melchor Marín investiga una extorsión a la alcaldesa de Barcelona, que está siendo chantajeada con un vídeo sexual protagonizado por ella.

“En ese 2025, el ayuntamiento ha sido tomado por una especie de camarilla, dirigida por una alcaldesa que procedía de los movimientos vecinales y de asociaciones en defensa de los inmigrantes, pero que entonces divulga un mensaje xenófobo pero moderno, que es lo más peligroso”, relata Cercas.

Como “Los miserables” de Victor Hugo, toda la novela gira en torno al concepto de la justicia y plantea una pregunta: “¿es legítima la venganza cuando la justicia no nos hace justicia?”.

“Independencia” hace además una radiografía de cómo se gestó el proceso secesionista catalán y cómo fue utilizado por quienes lo lideraron.

En una conversación entre Vidal, amigo íntimo de la alcaldesa, y un periodista extranjero, el primero explica que “el procés fue una operación calculada” y cuenta “cómo todo se les fue de las manos cuando cayó Artur Mas, 'uno de los nuestros', y llegó Puigdemont, 'un talibán que se tomaba completamente en serio lo que para nosotros era sólo un juego', un fanático difícil de controlar”.

En la novela queda patente que la política no toma las decisiones importantes, sino que lo hacen los que manejan los hilos, los bancos que financian a los partidos, el mundo empresarial, los medios de comunicación.

“Independencia” confirma el golpe de timón que Cercas comenzó con “Terra Alta”, al repetir con un narrador en tercera persona y abandonar la autoficción, que tanto había cultivado en sus libros anteriores.

Admite el escritor que su novela se podría leer como un policíaco, y sale en defensa de este género, que para él no es menor. “Sólo hay dos tipos de novelas, las buenas y las malas”, considera.

“Independencia”, su “novela más barcelonesa”, se nutre de “muchos elementos de la realidad, porque la ficción pura no existe” e incluso incluye juegos metaliterarios en tono de humor, como la aparición de un Javier Cercas que ha ganado el Premio Planeta con una obra protagonizada por el protagonista. “Melchor Marín no sabe de esa novela, porque, aunque gran lector, solo lee autores del siglo XIX”.