La práctica totalidad de alumnos de la Escuela Universitaria Politécnica de Cáceres en las especialidades de Informática y Telecomunicaciones se incorporan al mercado de trabajo de forma inmediata tras finalizar sus estudios, si no antes, y a diferencia de otras titulaciones, la gran mayoría lo hacen en empresas privadas.
La semana pasada saltaba la noticia de que una empresa de desarrollo software con sede en Cáceres, incorporaba a su plantilla a la totalidad de las 58 personas procedentes de los módulos formativos de seis de los IESO que cuentan con módulo formativo en alguna especialidad de informática.
La misma semana, el CEO de otra empresa internacional de desarrollo software, con sede en Cáceres y Badajoz, anunciaba a través de su cuenta de Twitter los planes de trabajo en modo fullremote (teletrabajo) de la totalidad del conjunto de la plantilla.
Esta semana en las jornadas ‘Cáceres, destino digital’ que ha organizado la Diputación de Cáceres han participado otras dos empresas regionales, que desde Extremadura proveen de soluciones basadas en inteligencia artificial a multinacionales que las incorporan como parte de sus productos.
La industria del software, del desarrollo software, se manifiesta como un sector en sí mismo que de forma transversal recorre el resto de los sectores, industrial, servicios y primario, fundamentando la transformación digital de las empresas y organizaciones, y manifestándose como una industria generadora de un sector auxiliar propio.
Es fácil entender el símil si lo comparamos con el sector automovilístico, alrededor de una factoría de coches, surgen un ingente número de pequeñas empresas que fabrican componentes auxiliares que formarán parte del vehículo: tapicería, elementos de seguridad, o pequeñas piezas de plástico.
El sector auxiliar del software lo componen empresas que prestan servicios de atención al usuario, empaquetado de soluciones, distribución y venta, marketing digital, los denominados contacts centers (algo más allá de un call center) o lo que se está empezando a denominar los albañiles del software, estos conjuntos de personas que sin ser tituladas universitarias cuentan con los conocimientos y destrezas necesarias para dar soporte base a los equipos de ingenierías.
Esta industria y su sector auxiliar cuentan con dos ventajas adicionales. De una parte cuenta con el don de la ubicuidad y pueden prestarse desde cualquier situación espacio-temporal, y eso incluye a la práctica totalidad de los pueblos de nuestro entorno, que cuente con una mínima infraestructura: un puesto de trabajo con fibra óptica. De otra parte, el empleo que genera es de alta calidad y estabilidad si se aplica una mínima política de gestión de talento.
Tres cuestiones sobre la mesa: necesidad de talento, necesidad de nuevas especialidades y necesidad de suelo, que tanto la administración pública, el sistema educativo y el tejido empresarial deben abordar de forma inmediata y sistémica para tratar de elevar la capacidad de la industria actual al conjunto del territorio regional y generar un ecosistema desde el que luchar contra el mayor enemigo de la región: la despoblación.