El “Directo” contra Extremadura. Madrigalejo

Andrés Holgado Maestre, sociólogo

En 1516 muere en Madrigalejo, Cáceres, Fernando, entonces Rey de Aragón y Regente de Castilla, puesto que el primer rey de España, Felipe I, había muerto 10 años antes y a Juana la inhabilita su propio padre. Aunque ahora repose en Granada, según pidió, el rey iba camino de Guadalupe, que era una “plaza fuerte” del poder real y su legitimación eclesiástica en la época. Memoria conviene tener de toda la historia. No en balde Colón va a Guadalupe para ser recibido por los Reyes después de uno de sus viajes en los que ya trae “almas a cristianizar”, según puede verse en los cuadros del Monasterio. Yo quiero hablar del presente.

En Guadalupe también puede verse un enorme viaducto para salvar alguno de los barrancos de esa sierra. Un viaducto diseñado y construido por Renfe para un tren, el “Directo de Extremadura”, que había de unir Villanueva de la Serena y El Gordo (cerca ya de Talavera de la Reina) y que supondría el camino más corto entre Badajoz y Madrid. Este tren se diseñó y se construyó, y se entregó a Renfe más o menos en la mitad de su trazado previsto y así en los 60 circularon trenes entre Zorita y Villanueva, pasando por... Madrigalejo.

La segunda parte del trayecto previsto se abandonó en el Plan de 1964, por “las dificultades técnicas” y se paralizaron las obras de las nuevas líneas que estaban en construcción en aquel momento, como la del Santander-Mediterráneo (entre Cidad Dosante y Santander), el directo de Extremadura entre Talavera de la Reina y Villanueva de la Serena, según consta en los documentos de Renfe. Las difusas “recomendaciones” de un Banco Mundial que pide “mejorar las ”infraestructuras existentes“ y abandonar las nuevas construcciones, a raíz del Plan de Estabilización en el que España se embarcó, supuso para Extremadura, y no sólo en los planes ferroviarios, el abandono, la emigración masiva y el peligro de envejecimiento y despoblación que hoy sufrimos. Esto es también memoria histórica: las comarcas que ese tren tendría que estar atravesando hoy no estarían en las mismas condiciones que están.

Es más, en mis trabajos sobre el tema del ferrocarril en Extremadura (están publicados en diversos lugares) he intentado averiguar adónde fueron a parar los raíles y los diversos elementos de esa línea sin que haya podido nunca encontrar a nadie que me lo diga. El desmantelamiento (que continúa, pues aún quedan “estaciones fantasma” en el recorrido en el que en los 60 circularon trenes) se realizó sobre todo en los 80 y ahora es una “vía verde” en la mayor parte de su recorrido. ¿Cómo puede desaparecer no ya un tren, físicamente, (esas cosas las he vivido en otros países) sino un entero trazado de ferrocarril de sesenta kilómetros?

Ese es uno de los trenes a los que yo me refiero cuando hablo de que nos devuelvan el tren y otras infraestructuras que no tenemos a Extremadura. De modo que el hecho de que haya estado la muy competente vicepresidenta del Gobierno visitando Madrigalejo para “recuperar” nuestra historia, pudiera servir como un aldabonazo a los que corresponda (ella lo sabe) y nos devuelvan lo que alguien nos ha robado. Un tejido ferroviario reticular que permita que Extremadura no sea un territorio excluido del progreso, antes de que sea demasiado tarde.

Deberían preguntarle por este asunto a la responsable del Gobierno de Madrid. Viajeros: todos por el tren en Extremadura. Madrigalejo y Guadalupe están en nuestra historia y lo merecen.