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El 'Eurovegas extremeño' en la despoblada comarca de La Siberia: entre el 'no me lo creo' y el 'ojalá'

Recreación del centro de bienvenida proyectado en Elysium City, en Extremadura

Santiago Manchado

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Año 2154. La Tierra está masificada, contaminada y aquejada de numerosas enfermedades pero los ricos viven en una estación espacial denominada Elysium con aire limpio, agua y una vida saludable, donde los inmigrantes ilegales procedentes de la Tierra son eliminados. Es el argumento de una película de 2013 protagonizada por Jodie Foster y Matt Damon y en la que parece que se han inspirado los promotores de Elysium City, que pretenden levantar 19.000 plazas hoteleras, viviendas, parques temáticos, casinos y un puerto náutico en la extensa y despoblada comarca extremeña de La Siberia.

La Junta de Extremadura ha tardado años en dar luz verde al proyecto debido a su complejidad técnica, pero el pasado diciembre lo autorizó y los promotores pondrán en mayo la primera piedra. Con ello esperan poner fin a la incredulidad social que existe en la zona, que es Reserva de la Biosfera, y en Extremadura por la construcción de una nueva ciudad desde cero, que conllevará una inversión superior a los 18.000 millones de euros en distintas fases.

El Ayuntamiento de Castilblanco, en cuyo término municipal se realizará la inversión, se ha visto “desbordado” por el megaproyecto y ha tenido que contratar a una empresa externa para elaborar los informes necesarios para la concesión de la licencia de obras, que se prevé para finales de abril, según ha anunciado la alcaldesa, María Ángeles Merino. De hecho, el proyecto de ocio ocupará un terreno 20 veces mayor al de la zona habitada actualmente en esa localidad, que solo tiene 860 habitantes. En concreto serán 1.200 hectáreas, de las que más de 300 son ZEPA, aunque en este suelo no se construirá.

La empresa, Castilblanco Elysium Corporation, ha realizado su primera presentación pública del proyecto en un acto organizado en Mérida por el Club Senior de Extremadura, con representantes del mundo de la arquitectura, el urbanismo y de la sociedad civil de La Siberia, que han expresado su incredulidad, pero también su “ilusión”, porque se pueda revertir la pérdida de población en la comarca: “En los últimos 20 años han desaparecido tres pueblos como Castilblanco”, según el arquitecto y miembro del Grupo de Acción local que participó en la declaración de la Reserva de la Biosfera, Jaime Díaz.

Impacto en los pueblos de la comarca

Díaz ha expresado los recelos que hay en La Siberia ante esta millonaria inversión y los cambios que supondrá para los pueblos y ciudadanos de la comarca de mayor extensión de Badajoz, que a su vez es la provincia más grande de España. Sus habitantes tuvieron que emigrar expulsados por la construcción de los embalses durante el franquismo, que ocuparon las tierras más fértiles, y tras la construcción de la central nuclear de Valdecaballeros en los años 80, que nunca llegó a abrir. A su juicio, “hay una frustración económica y social, y por eso hay quien se agarra ahora a este proyecto como una tabla de salvación”, pero “¿está La Siberia preparada?”.

Las reticencias en esta zona pacense, que limita con las provincias de Cáceres y Ciudad Real, vienen dadas ante las dudas de si el modelo de desarrollo impulsado por la Reserva de la Biosfera, que ha permitido empujar el turismo y la autoestima colectiva, es compatible con la idiosincrasia de Elysium City porque no se ha valorado el impacto que tendrá en la calidad de vida, en la vivienda y en los precios. Según Díaz, “hay gente que ve su forma de vida amenazada” y otros se preguntan “qué pasará si la música se para” y se repite el mismo capítulo que con Valdecaballeros, con los esqueletos de hormigón que aún permanecen en pie.

El responsable jurídico y secretario del Consejo de Administración de Castilblanco Elysium Corporation, Ildefonso Romero, ha intentado disipar todas las dudas y ganar adeptos para un proyecto del que se sabe muy poco, como qué inversores aportarán el capital para la construcción. Al parecer, las negociaciones del socio fundador de Elysium City, Francisco Nuchera, han finalizado y “en los próximo días” se presentará la fórmula de inversión y los operadores que integrarán el proyecto, de lo que dependerá aspectos determinantes como los casinos asociados a los hoteles que podrán construirse o si finalmente no se incluirá ninguno de estos establecimientos de juego. No obstante, según los responsables del macrocomplejo, pueden solicitar hasta 33 licencias para casinos.

Respecto a la propiedad de los terrenos, condición indispensable para que puedan iniciarse los trabajos de urbanización, la empresa cuenta ya con 800 hectáreas porque la “práctica totalidad” de los propietarios de los terrenos han aceptado la oferta de compra de la promotora. De este modo, podría descartarse la opción de la expropiación, que solo se llevará a cabo “en supuestos muy excepcionales”. El pasado febrero se conoció que la Junta de Extremadura trabajaba en la expropiación de 200 hectáreas, aunque después sería la inmobiliaria la que sufragase la operación.

Déficit de servicios e infraestructuras

El proyecto, diseñado por la firma Gensler, incluye 13 hoteles de lujo, campo de golf, villas, zonas comerciales, sanitarias de ocio y de deporte, parques fotovoltaicos, depuradoras de agua y plantas de residuos, además de un puerto en el embalse de García Sola. Los promotores prevén picos diarios de 60.000 personas y que pasen por Elysium City más de 3,5 millones de visitantes al año.

Pero, ¿cómo es posible este megacomplejo en una comarca remota de España y con unas vías de comunicación deficientes, sin autovía, sin tren y con la carretera N-430 que no para de sumar víctimas mortales? ¿Qué población se calcula que pueda vivir de forma estable y de qué servicios dispondrá porque solo hay un hospital público y muchos pueblos solo tienen consultorios, ni siquiera centros de salud?

Según la promotora, la nueva ciudad contará con servicios sanitarios y de seguridad privados, y ya se han firmado protocolos con la Junta de Extremadura y el Gobierno con el “compromiso” de abordar la construcción o mejora de las infraestructuras “acorde a las necesidades de ejecución del proyecto”.

Si este proyecto será realmente inclusivo y contribuirá a dar solución, desde el ámbito privado, a una deuda histórica con la sufrida Siberia de Extremadura se sabrá con el tiempo. La primera fase tiene un plazo de construcción de 8 años y la segunda se prevé que finalice en el horizonte de 2040.

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