Las condiciones laborales de los 65.000 trabajadores y trabajadoras del campo en Extremadura siguen paralizadas, a la espera de que la patronal y los sindicatos lleguen a un acuerdo.
A finales de junio vence la prórroga de seis meses acordada entre los sindicatos y la patronal mientras sigue vigente el convenio de 2018. Miles de temporeros se incorporan estas semanas a las campañas mientras sigue sin firmarse el segundo convenio más importe de Extremadura por el volumen de personas que dependen de él.
A falta de un nuevo convenio, en el campo se aplica el nuevo SMI de 950 euros marcado desde el 1 de enero por el Gobierno. Eso sí, se paga en función de la jornada que marca el último convenio que sigue en vigor, que es de seis horas y media. Esto significa que se deben cobrar 48,80 euros por una jornada de seis horas y media.
En mitad de la incertidumbre actual los sindicatos no se muestran dispuestos a firmar un nuevo acuerdo que implique un aumento de horas en el 'tajo' a cambio de cobrar el nuevo SMI. Es el elemento protagonista de la discordia, la ‘patata caliente’.
Los sindicatos UGT y CCOO reclaman la vuelta de las negociaciones, aunque de momento sigue cerrada la Fundación de Relaciones Laborales, donde ambas partes se reúnen en presencia de un intermediario. La crisis del coronavirus paralizó las negociaciones, para las que no hay una fecha en el calendario.
La anterior prórroga de seis meses fue una medida adoptada ‘in extremis’. En caso contrario el 1 de enero de 2020 habrían entrado en vigor las reglas del Estatuto de los Trabajadores, con unas condiciones inferiores a las del convenio prorrogado.
Con el panorama actual las organizaciones sindicales piden una nueva prórroga, a la espera de que se retomen la negociación, y eluden cualquier tipo de ‘chantaje’ que implique más horas en el 'tajo' en este sentido.
Saturnino Lagar, de CCOO Extremadura, incide en que la prórroga de este convenio debería ir más allá de la fecha prevista para una situación normal. “Como no es normal la situación la fecha tampoco puede mantenerse con normalidad”.
Subraya que no se puede demorar cuando se habla de las reglas que marcan los derechos de miles de trabajadores. “La solución es que nos sentemos a negociar, y que mientras estemos negociando no tengamos la espada de Damocles, con que el convenio caiga o no caiga”.
Sobre la propuesta de aumentar las horas en el nuevo convenio, por encima de las seis horas y media, invita a los dirigentes de la patronal a que vayan y lo hagan ellos. “O las personas que tienen negociando en la mesa no saben de lo que hablan, o deben tener alguna clase de problema que lo explique”, señala en torno a la dureza del trabajo en el campo y de las inclemencias del tiempo cuando aprieta el sol.
Por parte de UGT Miguel Talaver señala que en el contexto de pandemia actual hay que prorrogar el convenio vigente, con el compromiso de que en el mes de septiembre se reúnan para comenzar a negociar el convenio de 2021.
Recuerda que ya en 2019 ambas partes se sometieron a un laudo arbitral, de obligado cumplimiento, que imponía la obligatoriedad de abonar el SMI marcado entonces, de 900 euros. Un año más tarde, y ante la subida, nada ha cambiado y hay que seguir cumpliendo las leyes, señala.