Muchas candidaturas para la ubicación del nuevo grado de periodismo, de entre las principales ciudades extremeñas. Solicitaron Cáceres y Plasencia desde sus ayuntamientos, Almendralejo desde su centro privado Santa Ana, Badajoz desde la propia Universidad y Mérida.. en fin, tan solo SIEx se manifestó a favor de Mérida para el Grado de Periodismo, por lo visto ni el Ayuntamiento ni su Centro Universitario consideraron a Mérida adecuada para tales estudios. El caso es que al final no hubo debate ni nada que se le pareciera, desde la UEx en Badajoz se decidió que el Grado de Periodismo se ubicara en Badajoz, estaría bueno.
Los argumentos de esta decisión se basan en que de esa manera se aprovechan los mayores recursos de los que dispone el campus de Badajoz, aulas, algunos profesores, etc... argumentos conocidos y por los que finalmente todo acaba ubicado en los centros universitarios principales, pero como aclaran los titulares de prensa la decisión se fundamenta en las preferencias y deseos de los principales estamentos universitarios, aunque lo que uno desea y prefiere no tiene porque ser lo que más convenga, la UEx no debe estar para servirse a sí misma, sino al conjunto de la sociedad extremeña.
La petición para que fuera Mérida donde se asentara el Grado de Periodismo está basada en argumentos de racionalidad y funcionalidad profesional, dado que es en Mérida como capital autonómica donde se encuentra la actividad informativo/periodística de más relevancia de la Comunidad de Extremadura, y es por lo que los medios, agencias, cadena pública de televisión, tienen en Mérida sus sedes de actividad informativa, derivada, lógicamente, de su papel político/administrativo. Parece una idea muy lógica que una universidad que pretende estar cada vez más orientada al mundo laboral y profesional se ubique en el lugar de las futuras prácticas reales y lugares de trabajo.
Evidentemente no se establece un nuevo grado en un determinado centro porque lo pida un ayuntamiento o un partido, pero tampoco la Universidad extremeña puede ser ajena a la sociedad, y atender exclusivamente a sus propios motivos bien sean procedimentales o de recursos para tomar este tipo de decisiones de forma unilateral. De ser así, y de no ser por iniciativas como la del centro privado de Santa Ana de Almendralejo o la creación por parte del Ayuntamiento de Mérida en su día de la Politécnica, dichas ciudades seguirían sin presencia universitaria.
Presencia que, en el caso de Mérida, sigue siendo ridícula e impropia para una ciudad que es la capital de la Comunidad de Extremadura, ya que no llega ni a los 700 alumnos, mientras que en Badajoz y Cáceres hay aproximadamente unos 10.000 universitarios en cada una, que suponen un motor fundamental para la economía de ambas ciudades; alquiler de pisos, consumo, etc.. Desigualdad incomprensible para una ciudad donde se podrían haber ubicado de forma natural varias titulaciones, como las de Historia y Patrimonio Histórico, o la Escuela Superior de Arte Dramático, o las siempre esperadas Bellas Artes o Arqueología, por no hablar del Grado de Hostelería y Turismo, que nunca vino pese a contar con nuevas instalaciones, infrautilizadas.
Y no se trata de una cuestión localista, sino de algo que debería estar por encima de los partidos, de los gobiernos de turno, y de la propia Universidad, ninguno de ellos puede tomar esta decisión de forma autónoma, de una forma ordenada se debería estudiar cada caso para que la decisión final obedezca a criterios objetivos y que favorezcan al conjunto de la sociedad extremeña.