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Las fotovoltaicas ocupan ya más de 32.000 hectáreas en Extremadura

El total de las 228 instalaciones fotovoltaicas que existen en la actualidad en Extremadura ocupan unas 32.042 hectáreas, casi el doble de la extensión del Parque Nacional de Monfragüe, según el presidente de Adenex, Jorge Vega, quien ha defendido una necesaria planificación de las energías renovables para minimizar su impacto en la naturaleza y buscar un equilibrio.

Esto se abordará en el I Congreso Ibérico sobre Energías Renovables y Red Natura 2000, que se celebrará en Mérida del 20 al 22 de abril, organizado por la asociación ecologista extremeña y el Consejo Ibérico de Defensa de la Naturaleza (CIDN), con la colaboración de SEO BirdLife, la Fundación Naturaleza y Hombre, el Comité Español de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el Ayuntamiento emeritense y la Diputación de Badajoz, otras entidades.

El congreso ha sido presentado este viernes en una rueda de prensa online en la que han intervenido, además de Vega, la directora ejecutiva de SEO, Asunción Ruiz; y la presidenta de CIDN, Purificación Canals.

El presidente de Adenex ha destacado que más de una treintena de expertos españoles y portugueses en energía, medio ambiente, conservación y desarrollo se reunirán en el congreso de Mérida, donde analizarán la importancia de las energías renovables para luchar contra el cambio climático y la necesidad de que este desarrollo no se haga a costa de los espacios protegidos.

Jorge Vega ha insistido en que “es necesaria una planificación y un marco jurídico institucional que permita un despliegue ordenado de las energías renovables en el territorio ibérico, para evitar daños colaterales innecesarios, como la degradación de espacios y la pérdida de biodiversidad, que son también herramientas complementarias para la lucha contra el cambio climático”.

En el congreso se plantearán por tanto soluciones al dilema de dónde instalar parques eólicos o plantas fotovoltaicas y, en ese sentido, Vega, Ruiz y Canals han apostado por la utilización de insfraestructura ya existente, “no atendiendo a las demandas de los promotores, sino a los intereses del conjunto de la sociedad”, ha precisado el responsable de Adenex.

Se trata, por ejemplo, de aprovechar tejados urbanos o industriales, taludes de las carreteras, zonas mineras fuera de explotación, vertederos, escombreras, invernaderos. “Hay muchísimas alternativas, zonas que han sido ya estudiadas y planteadas por diversas plataformas, asociaciones y colectivos”, según Jorge Vega.

En ese sentido, ha recordado el proyecto piloto existente para cubrir nueve kilómetros del Canal de Navarra con paneles solares, lo que permitiría además de producir energía renovable para la mitad de los edificios institucionales de la Comunidad Foral, evitar la evaporación del agua, y se ha preguntado del impacto que esto podría tener si se llevara a cabo en la Península Ibérica con toda su infraestructura de riego.

“No debemos olvidar que la disminución de las emisiones de CO2 no puede nunca justificarse destruyendo ecosistemas y especies”, ha destacado el presidente de Adenex.

En esa misma línea, Asunción Ruiz ha defendido que el lema social del siglo XXI debería ser “ni un grado más ni una especie menos”, de ahí, ha dicho, “el interés de este congreso”.

Tras defender el necesario desarrollo de las energías renovables, ha manifestado también que “la Red Natura 2000 nos pone a salvo social y económicamente”, con un beneficio por hectárea que ha cuantificado en 3.200 euros.

“Necesitamos espacios naturales para nuestra supervivencia y necesitamos a la naturaleza para combatir los efectos del cambio climático”, ha destacado la representante de SEO, quien ha apostado por una “zonificación vinculante” y una planificación del territorio para un desarrollo rápido de las energías renovables, lo que dará también mayor seguridad jurídica a los promotores.

Purificación Canals ha manifestado que es “una pena” hablar de dos asuntos como las renovables y la Red Natura 2000, que son “complementarios”, en términos de impacto, lo que, a su juicio, supone “un error de partida” del desarrollo de este tipo de energías, lo que hace necesario abordar “una estrategia ibérica” para no “crear desequilibrios que nos pueden hacer pagar un precio muy alto”.

Canals ha recordado que la Península Ibérica es una de las zonas del planeta con más riesgo de afección del cambio climático, de pérdida de biodiversidad y de desertificación.