El municipio cacereño de Jarandilla de la Vera celebra el próximo día 7 de diciembre Los Escobazos, celebración tradicional del fuego que acompaña a la procesión por la Inmaculada Concepción y que este año espera atraer a unos 15.000 visitantes en una fiesta de interés turístico regional.
El concejal jarandillano de Festejos, Pablo López, ha presentado en el Complejo San Francisco de Cáceres esta fiesta, junto con el diputado provincial de Cultura, Juventud y Deportes, Álvaro Sánchez, y el promotor de los Escobazos Ángel Sánchez.
Esta celebración, que persigue desde hace dos años la declaración de interés turístico nacional, reivindica esta edición que la vestimenta sea la “tradicional”, ropa vieja y no el mono, para “cuidar la fiesta”, según ha dicho el concejal.
Respecto a los trámites para la declaración, ha dicho que cumplen con el requisito de la tradición, se les exige que en 50 kilómetros a la redonda haya una capacidad hotelera suficiente y que en los últimos cinco años salgan en veinte medios de comunicación nacionales, no digitales, lo que les falta, según ha apuntado López.
Por otra parte, la segunda entrega del “Escobón de oro”, dedicado a personas, empresas e instituciones que hayan desempañado una labor especial para el pueblo, ha recaído este año en el cocinero jarandillano Quique Dacosta.
El día 7, tras entregar el estandarte azul de la virgen de la Inmaculada Concepción el párroco al mayordomo, decenas de antorchas alumbrarán el paso de esta insignia por las calles del pueblo en procesión, que comenzará a las 21:00 horas de la iglesia Santa María de la Torre.
Batalla de escobas
Previamente, al anochecer, sobre las 18:30 horas, tendrá lugar la tradicional batalla con las escobas encendidas, que durante tres horas servirán para que los participantes se golpeen hasta la bajada del estandarte.
Dar de cintura para abajo y en la espalda, no llevar plásticos, ni ropa de tejidos inflamables, taparse la cabeza, cuello y manos para evitar quemaduras son algunas de las normas para participar en esta batalla.
Además, en cada rincón de la localidad se prepara una hoguera, siete algo más grandes, incluida la de la ermita de Sopetrán, de unos 15 metros de alto.
La jornada festiva comenzará a las 16:00 horas con la “Petición de Roscas”, en la que tamborileros y mayordomos van por las calles jarandillanas solicitando donativos para la iglesia, con cánticos propios que datan del siglo XV.
Los inicios “paganos” de la fiesta, cristianizada en algún momento por el fervor a la imagen de la Inmaculada Concepción, se remontan a la bajada de los cabreros de la sierra, tras encerrar el ganado, quienes utilizaban las escobas para alumbrarse en su tránsito al pueblo, donde se saludaban con esas antorchas.
Además, el Museo de los Escobazos acoge hasta el 9 de diciembre una exposición fotográfica sobre el I Encuentro Nacional de Fiestas Tradicionales con Fuego, que se celebró en Mayorga (Valladolid) y que englobó tradiciones de distintas localidades vallisoletanas, lucenses, abulense y malagueña.
Talleres de instrumentos musicales típicos de esta fiesta como el tambor y de elaboración de escobones; la presentación del libro “El Fuego divino de los Escobazos” de Juan Miguel Collado; el estreno de un vídeo promocional son otros de los actos de estos días, que incluyen también la novena, la misa y el rosario por la Inmaculada Concepción.