La portada de mañana
Acceder
Peinado multiplica los frentes del ‘caso Begoña’ sin lograr avances significativos
El miedo “sobrenatural” a que el cáncer vuelva: “Sientes que no consigues atraparlo”
OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

La izquierda necesaria

El Museo Abierto de Mérida (MAM) es un extraño edificio, a mitad de camino para los turistas entre el Teatro Romano y el Circo, que en cuanto a su nombre es cierto que está en la ciudad, abre durante el día pero cierra de noche lógicamente, y apenas tiene algo de museo. Impulsado y pagado por el municipio en la era de un alcalde del PP, se concibió como centro de recepción de turistas, o algo así porque nunca hubo nada claro salvo el dinero que costó y la dudosa utilidad para los fines aun difusos que se propusieron.

Por primera vez que yo sepa, se acaba de celebrar en él un acto político, la presentación este jueves pasado, a escala regional, de las candidaturas municipales a las cuatro ciudades principales, la de la presidencia de la Junta, la cabeza de lista al Congreso de los Diputados por Badajoz, y el estreno en su tierra extremeña como cabeza de lista inesperada al Parlamento Europeo de la llerenense María Eugenia Rodríguez Palop.

Con una acústica desafortunada dada las características del gran patio central en el que tuvo lugar el acto, y un juego de focos que no facilitó precisamente el trabajo de cámaras televisivas y fotográficas, en derredor de unas letras colocadas circularmente en el suelo formando la palabra ‘Podemos’, unas trescientas personas escucharon con ganas hasta ocho intervenciones, emotivas y cercanas, que pretenden ilusionar a un partido que en apenas cuatro años ha atravesado todas las situaciones posibles, desde la nada, pasando por un sorpasso nunca logrado para ser el partido hegemónico de la izquierda –condición que parte de él le niegan al PSOE-, a proponer un gobierno y unos cargos a Pedro Sánchez, y a sufrir una sucesión de rupturas internas que han deshecho parte de las expectativas sembradas.

La audiencia de este acto no era precisamente muy joven. Diría que holgadamente una edad media de 40 años, personas según lo cual llevan una media de 22 años en situación de votar. ¿A quién lo hacían cinco años atrás, antes de aquella eclosión de Podemos en las últimas elecciones al Parlamento Europeo? .

Asistentes de izquierda, en todo caso. Por curiosidad, o convencimiento, hasta algún dirigente prosoviético del partido comunista, varios responsables de Izquierda Unida Extremadura (a escala regional, local de Mérida), y también algún que otro votante socialista. Y mayoría, se supone, partidarios de una izquierda “pura” y radical, desencantados de la izquierda institucionalizada y reformista.

Podemos o Izquierda Unida son expresiones de una izquierda necesaria, en primer lugar para el PSOE, una izquierda que habló en este caso de la Extremadura explotada y sometida bajo viejas y nuevas formas de caciquismo y clientelismo, y que ha encontrado una fecha símbolo, el 25 de marzo de 1936, en el que 80.000 campesinos extremeños se lanzaron a ocupar y colectivizar fincas. Fecha en parte resucitada por Manuel Cañada y Eugenio Romero, este último ex diputado y ex miembro de la Mesa de la Asamblea de Extremadura por Podemos, y de quien se cuenta que su espíritu libre le ha llevado alguna vez a votar en esa Mesa al revés que los deseos de su partido.

Las Irene eran las estrellas del acto. Montero, la portavoz en el Congreso de los Diputados, que hizo el viaje desde Madrid en tren, lo cual tiene como ventaja que por lo lento que es te da tiempo a conceder entrevistas y reportajes, y en su caso sin avería alguna, como le pasó también al ministro José Luis Ábalos a quien en su día se le acusó de viajar con todos los ases en la mano, en el sentido de que ese convoy era especial y absolutamente fiable; e Irene de Miguel, que está eclipsando con mucha rapidez al anterior líder regional del partido Álvaro Jaén.

Podemos Extremadura habla también mucho de ese tren, de unos servicios eficaces alejados de los “costosos” AVE, problema el ferroviario por el que se alabó varias veces en el acto a la plataforma Milana Bonita, una de las ausencias en el Pacto por el Ferrocarril que el partido morado ha esgrimido como uno de los motivos para abandonarlo.

La minería, la central nuclear de Almaraz, el proyecto “de veinte casinos” en Castilblanco, son otras de las banderas políticas, en el rechazo, de un Podemos Extremadura que ahora sí quiere sentarse en el Consejo de Gobierno de la Junta, una vez reflexionada la negativa que hace cuatro años le dieron a Fernández Vara, a quien sin embargó sí hicieron presidente. Y en lo municipal esta vez presentan algunos sólidos candidatos en las ciudades, aunque en Badajoz la seria crisis interna podría frenarles.