Los vecinos de Valle de la Serena han decidido ponerse manos a la obra para recuperar uno de los símbolos de su patrimonio. Este domingo 13 de marzo han convocado una jornada de voluntariado en la que participará gente de toda la comarca para descubrir y limpiar el empedrado de una de las impresionantes eras que rodean el pueblo.
Las Eras del Lejío son un “hermoso y singular” conjunto de 25 eras empedradas construidas en bancales o terrazas, que fue declarado Bien de Interés Cultural por su relevancia patrimonial a nivel regional. A pesar de su importancia, estos antiguos lugares de trilla, de aventado del cereal y de otras labores labriegas, han estado abandonadas y olvidadas durante años. Situadas cerca de una escombrera, se han visto afectadas por los desechos cuando el vertedero se colmataba, y por el paso de maquinaria pesada que ha ido dañando el empedrado.
Tras varios años intentando por la vía burocrática que se pusiera fin a esta situación, los vecinos de este pueblo del sureste de Badajoz, a través de ADEPA, Asociación para la Defensa del Patrimonio de Valle de la Serena, comenzaron una serie de jornadas de voluntariado para recuperar la era que se encontraba más degradada por el vertedero. Para ello, y gracias a una donación, la asociación adquirió dicho terreno con el único motivo de frenar su deterioro, limpiarlo de residuos y posteriormente restaurarlo, para su puesta en valor y para el disfrute de todos los vecinos y visitantes.
Ahora toca la jornada de voluntariado en la que participarán personas de toda la comarca y de fuera de ella y a la que han sido invitadas diversas asociaciones y colectivos. Las labores de limpieza comenzarán a las 10 de la mañana cuando cada participante, con su propia herramienta, colaborará en la tarea de limpieza del empedrado. Sobre 14 horas se ofrecerá a todos los voluntarios unas migas extremeñas. Seguidamente se realizará la ruta de las leyendas: un paseo por los alrededores de eras durante el cual se narrarán historias populares relacionadas con enclaves concretos de ese lugar.
Esta actividad pretende según los promotores ser un revulsivo para evitar que esta u otras eras vuelvan a ser dañadas y para ponerlas en valor ante los propios vecinos y la administración pública. Por ser un patrimonio etnográfico fundamental a la hora de comprender el pasado labriego y cerealista de estas poblaciones. Y como riqueza arquitectónica, por la belleza, la variedad y perfección de sus empedrados.