Es una especie invasora que causa auténticos estragos entre las palmeras, a las que ataca hasta causar su muerte. En la mayoría de los casos la única solución parece ser la destrucción de los ejemplares. Los árboles terminan muriendo y si se dejaran servirían de foco de infección para otros sanos.
El picudo rojo continúa colonizando nuevas zonas de la región y ya está presente en unos 140 municipios. Fuentes de la Consejería de Agricultura explican que durante 2018 se localizó su presencia en un centenar de términos municipales, mientras que este año ha llegado a otros 35.
La provincia de Badajoz está más afectada y suma hasta 98 términos, mientras que está presente en otros 42 de la provincia cacereña.
¿Cómo se controla?
El factor de la dispersión natural de la plaga complica su control porque las áreas afectadas están situadas dentro y fuera de Extremadura.
Las medidas para su control deben ser adoptadas de forma voluntaria por los propietarios de las palmeras sensibles afectadas. Pueden someter a los ejemplares a un plan de tratamientos con sustancias activas autorizadas o a la tala y eliminación de los mismos.
No es posible su erradicación
Desde la Junta explican que desde el 1 de octubre de 2018 la Unión Europea considera que no es posible su erradicación debido a la amplia extensión de territorio que ocupa. “Esto mismo lo hemos vivido en Extremadura. A pesar de los esfuerzos realizados no ha sido posible la erradicación de la misma”, explican desde el Ejecutivo regional.
En estos momentos los esfuerzos de la administración se centran en asegurar que el material de plantación producido por los viveros se encuentre libre de picudo rojo de las palmeras. No hay un presupuesto especial para su erradicación y las acciones se realizan con los presupuestos generales para plagas vegetales.
La llegada del picudo a Extremadura
El primer foco detectado fue en 2013 en Madrigal de la Vera, y un año más tarde seis en la ciudad de Badajoz.
Se esperaba que la colonización viniera por el sur, desde Andalucía, o bien por Portugal; aunque finalmente se detectó en la Vera. Es una cuestión de tiempo, porque al final esta invasora va colonizando lentamente.
Los grupos ecologistas han denunciado en reiteradas ocasiones que las grandes podas de las palmeras son uno de los motivos de la llegada de la plaga porque las heridas que sufren ante prácticas de jardinería agresivas son un foco de entrada.