La empresa Aqualia ha puesto en marcha en Mérida la mayor planta de tratamiento de aguas residuales con microalgas de Europa, y una de las más grandes del mundo, cuya capacidad de depuración es de dos millones de litros al día, además de producir biomasa de alto valor.
La biofactoría, de 20.000 metros cuadrados de superficie, ha sido inaugurada este lunes en un acto en el que han intervenido directivos de Aqualia y el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna.
El proyecto ha puesto una inversión superior a los 10 millones de euros, 8,8 millones de ellos de la Unión Europea y 1,5 millones de la empresa concesionaria del suministro de agua en Mérida. La planta cuenta con 665 paneles fotovoltaicos que generan el 75 % de la energía necesaria para el tratamiento y, además, se han instalado unas microturbinas que producen 770 kilovatios.
El director de la Zona 1 de Aqualia en España, Matías Loarca, ha destacado que esta instalación es un “ejemplo paradigmático” de la colaboración pública-privada. Y ha subrayado que esta tecnología supone una apuesta por la sostenibilidad en la depuración de las aguas residuales y, especialmente, una solución para los municipios de pequeño tamaño donde no existe ningún tipo de tratamiento.
El responsable del Área de Sostenibilidad del Departamento de Innovación y Tecnología de la empresa, Arbib Zouhayr, ha señalado que llevan doce años trabajando en la tecnología del tratamiento con microalgas. Zouhayr ha aclarado que el objetivo número uno de la instalación es depurar el agua de forma eficiente para 10.000 habitantes según los parámetros que marca la directiva de la Unión Europa.
Una vez que se han tratado las aguas residuales en las lagunas de algas y bacterias, y por medio de humedales artificiales, es el momento de extraer el valor añadido. Para biomasa obtenida, rica en el carbono, el nitrógeno y el fósforo que se ha eliminado con la depuración, tienen una línea dedicada a producir bioestimulantes de “altísimo valor agronómico”, según Zouhayr.
Además, tienen una segunda línea más simplificada para la gestión del fango, que se puede hacer “a los diez o los quince años” con la climatología que tiene Mérida, ha pronosticado.
Zouhayr ha explicado que gracias al oxígeno que producen las microalgas se puede eliminar el carbono, el nitrógeno y el fósforo simultáneamente en el mismo reactor -la planta tiene tres-, lo que permite ahorrar 200.000 kilovatios al año de energía en el tratamiento de las aguas residuales. Es decir, el consumo de 40 viviendas de cuatro miembros, ha puesto como ejemplo el directivo de Aqualia, que ha comentado que en futuro también podrá producir biometano.
El alcalde ha destacado que Mérida cuente con la mayor planta de tratamiento de aguas residuales con microalgas más grande de Europa. Rodríguez Osuna ha comentado que esta solución pensada para los pequeños municipios está alineada con los objetivos del Gobierno de España y de los ODS para el tratamiento de las aguas residuales de una forma cada vez más sostenible, eficaz y natural. La “cesión no fue fácil” a la hora de justificar la implementación del servicio que presta Aqualia como empresa concesionaria, ha reconocido.