Más de 90.000 ciudadanos y 62 colectivos han manifestado su rechazo a la declaración de monterías y rehalas como Bien de Interés Cultural en Extremadura con una recogida de firmas online, que muestra su disconformidad ante una actividad que, a su juicio, genera sufrimiento animal y controversia social.
En un comunicado, las organizaciones que rechazan la declaración han argumentado que esta medida otorgaría protección pública y ayudas a una actividad que es cuestionada por buena parte de la población; pone en riesgo a especies protegidas; tiene un impacto negativo en el turismo rural y de naturaleza y conlleva sufrimiento animal.
En este sentido, las entidades ecologistas y de protección animal han asegurado que el número de personas que rechazan la declaración duplica ya el de las licencias de caza mayor en la región, y la cifra de apoyos continua creciendo.
Por ello, consideran fuera de lugar el apoyo del PSOE extremeño a esta propuesta, similar a otra existente en Andalucía impulsada por VOX, PP y Ciudadanos, para proteger una actividad “tan minoritaria y elitista”, y han solicitado que “se lo replantee”.
Lo de Herreruela
Así, esperan que la Consejería de Cultura deniegue la posibilidad de que monterías y rehalas sean declaradas como Bien de Interés Cultural en Extremadura, una propuesta que ha surgido un año después de que el uso de rehalas en la caza saltara a la actualidad tras despeñarse 12 perros y un ciervo en Herreruela (Cáceres), han recordado.
El rechazo social que generó este hecho es uno de los motivos por el que los colectivos se oponen a la declaración con la que, en su opinión, se intenta blindar y dar derecho a ayudas públicas a esta actividad.
Las entidades que se oponen a la declaración también han criticado el impacto negativo sobre el medio ambiente, especialmente por la imposibilidad de asegurar que los perros no ataquen a especies legalmente protegidas.
Además, los canes son seleccionados y se potencia su agresividad contra los animales silvestres, lo que pondría en peligro a especies amenazadas, como ya ha ocurrido con al menos un lince en la provincia de Córdoba, han aseverado.
Asimismo, han señalado la “mejorable” calidad de vida de estos perros y que las monterías perjudican al desarrollo de otras actividades “muy rentables” como el turismo de naturaleza.
Por todo ello, han solicitado a la Junta que desestime la propuesta para declarar Bien de Interés Cultural a la las monterías con rehalas, y creen que se debería estudiar si es admisible el uso de rehalas en la caza por la “gran cantidad de inconvenientes” que presenta.