El Consejo de Ministros ha autorizado este martes la firma del acuerdo entre España y Portugal para la construcción de un puente internacional sobre el río Sever, entre las localidades de Cedillo (Cáceres) y Montalvão-Nisa (Portugal).
Se trata de un acuerdo que da cobertura al proyecto de construcción de un puente que conecte ambas localidades para permitir físicamente el tráfico y la comunicación entre ambas. Este hito había sido incluido en las Declaraciones Finales de sucesivas Cumbres Ibéricas, según ha expuesto el Gobierno español.
El proyecto, financiado con fondos europeos -que han de ejecutarse antes de que termine 2025- y que alcanza ya los 10,5 millones de euros, contempla un puente de 70 metros de largo sobre este afluente del río Tajo, y una carretera de 400 metros de acceso a dicho puente cuya financiación asumiría la Junta, unos dos millones de euros.
Se trata de una reivindicación desde hace décadas que ahorrará mas de 200 kilómetros de trazado desde Cedillo a dicha localidad lusa, a pesar de que realmente están separadas por 13 kilómetros.
A pesar de que el PP rechazó hasta en dos ocasiones la construcción de este puente internacional, la Junta de Extremadura confrontó en diciembre pasado con el Gobierno, que frenó la firma de un acuerdo entre el Ejecutivo de María Guardiola y la Câmara Municipal de Nisa (Portugal) para ese fin. Según el Gobierno, al tratarse de un puente transfronterizo las competencias eran del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Finisterre extremeño
Los casi 450 vecinos de la localidad cacereña de Cedillo y los del municipio portugués de Montalvão llevan separados desde hace casi 30 años por 120 kilómetros de carretera y casi dos horas de camino, cuando en realidad, la distancia geográfica que les separa es de 13 kilómetros.
La distancia se reduce los fines de semana gracias a la plataforma de hormigón de una central hidroléctrica de Iberdrola, que queda abierta al tránsito. La otra opción, como muchos vecinos hacen, es cruzar el río Sever con lanchas y embarcaciones sin motor.
Debido a esta situación surrealista, Cedillo, que es la última frontera natural de España, se la conoce popularmente como el Finisterre extremeño. Aunque este escenario iba a cambiar radicalmente de una forma muy sencilla: la construcción de un puente de “entre 70 u 80 metros” que tendría que estar finalizado en 2026 y para lo que la Câmara Municipal de Nisa recibió en 2021 nueve millones de euros de los fondos europeos de resiliencia.
Se trata de una reclamación histórica de los ciudadanos de ambos lados de la Raya debido a los lazos familiares y económicos entre las dos zonas.