El expresidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra cree que el PSOE no ha fichado al asesor Iván Redondo por sus aciertos, porque en Extremadura “fracasó estrepitosamente”. Añade que, según “dicen los malpensados”, está relacionado con la postura de la dirección regional socialista en las últimas primarias.
“Y ahora, este fichaje no es más que un agravio por sus desplantes y su apoyo a la candidata andaluza. Tal vez haya otras explicaciones, pero ¿cuáles?”, ha manifestado Ibarra en un artículo de opinión en el cuarto número de El Socialista Extremeño, que publica el PSOE regional.
En su artículo, el exsecretario regional del PSOE asegura que la noticia del fichaje del consultor político Iván Redondo por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE fue acogida con “escepticismo” por parte de cientos de militantes socialistas.
Asesor de Monago
Recuerda que el PP extremeño, en la oposición parlamentaria desde que se inició la Autonomía, contrató los servicios de Redondo para que le asesorara de cara a los comicios de 2011, año en el que por primera vez el PSOE perdió las elecciones y el gobierno de la Junta, gracias al pacto de los populares con “los derechistas de IU”.
Posteriormente, el líder del PP en la región José Antonio Monago le nombró “jefe de gabinete del presidente, con rango y categoría de consejero”, y Redondo se constituyó en “el dueño y señor de las decisiones que se fueron adoptando por el gobierno popular”.
El consultor, a juicio de Ibarra, “no brilló por sus dotes organizativas ni por sus previsiones políticas”, pues el PP perdió de nuevo las elecciones de 2015.
Además, “cuando creía que lo tenía todo ganado, los socialistas presentaron una moción de censura a Monago, y el gurú se quedó sin respiración, porque nunca esperó que quienes, según su bolita de cristal, no tenían salida, salieran por donde él no esperaba, es decir, por el tejado”.
“No conocía Extremadura”
Para Ibarra, Redondo, que “no tenía ni pajolera idea de lo que era Extremadura”, decidió que “su misión fundamental no consistía en ganar el futuro para esa región, sino en tratar de destruir al adversario socialista”, a lo que se dedicó “creyendo que él, con su sapiencia, podía acabar con algo que ni el franquismo consiguió”.
“Si hubiera sabido lo que era Extremadura, lo que significó la marginación histórica y lo que supusieron los 28 años de gobierno socialista, seguro que hubiera caminado por senderos más fáciles de transitar y menos conducentes al desvarío”, apostilla.
Por ello, subraya la “extrañeza” que causó dicho fichaje entre los socialistas de Extremadura “al modo y manera en que se extrañarían los fieles de la Iglesia de la Cienciología si su jerarquía fichara a Monseñor Cañizares para ganarle la primacía al catolicismo”.
“No pretendo yo desacreditar al señor Redondo que hace bien al fichar por quien le quiera comprar y, así, para recordarnos que el oficio de mercenario no solo está circunscrito a los ejércitos profesionales”, asevera.
El expresidente extremeño añade que “son su oficio y sus estudios los que le llevan a ejercer de consultor, y nada habría de malo si asesora, ora a Albiol, para destruir a los inmigrantes, ora a Monago, para destruir al PSOE de Extremadura, ora al PSOE federal, para llegar al gobierno”.