Se podrá criticar de mil maneras, y casi todas con razón, al gobierno saliente, pero también hay que reconocer sus aciertos. Por ejemplo, han sido maestros en el noble arte de decir una cosa y hacer justamente lo contrario. Y eso no lo puede discutir nadie en su sano juicio.
He aquí un ejemplo más.
El día 26 de febrero del año en curso, el DOE publicó una ley firmado por José Antonio Monago. Se acercaba el tramo final de la legislatura y llegaban semanas en las que se intensificaba la propaganda en todos los foros, ya sea en los medios amigos, en vallas, en cuñas de radio o en la Asamblea.
Entre el aluvión de medidas y leyes, todas ellas acompañadas con la habitual de novedosas, pioneras en España etc, llegó una ley denominada Ley de Transición que pretendía regular en 13 capítulos el paso razonable de un gobierno a otro.
En el artículo 5, se decía por ejemplo, que “desde el cese del Presidente y hasta la toma de posesión del nuevo gobierno, los distintos órganos de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura, así como de los distintos entes integrantes del sector público autonómico, no podrán llevar a cabo en ningún caso las siguientes actuaciones: suscribir convenios con entidades públicas o privadas que supongan reconocimiento de obligaciones para la hacienda pública de Extremadura…”
La prohibición de firmar contratos queda muy bien sobre el papel o para decir las milongas que cantaba Cristina Teniente en el atril de la sala de prensa de la Junta: “Va a suponer un cambio sin precedentes en la vida política de Extremadura”, así decía, así, así, sobre esta ley (histórica, claro) de Transición
En las últimas semanas, días antes de celebrarse las elecciones y días después de haberlas perdido, Monago, sus consejeros y empresas públicas andan atando contratos de 7 millones en cursos de formación, 6 millones en Canal Extremadura, 19 millones en comida para centros del Sepad, 4 para los vuelos desde Badajoz, 3 millones de Avante en una sociedad de capital riesgo, otra millonada en rutas de transporte escolar, 9,6 para helicópteros contra incendios… Y ojo, otro pelotazo que está al caer de 20 millones para seguridad privada en centros sanitarios.
Así, por encima, sin hacer un recuento exhaustivo, Monago va a adjudicar una cifra próxima a 80 millones de euros en estas semanas en las que, según su propia ley, debería facilitar la transición al nuevo gobierno, mostrar las cuentas reales, no comprometer nuevos pagos…
Eso se decía en la ley aprobada hace apenas tres meses, la Ley de Transición, que ha resultado ser un nuevo espejo del comportamiento de este gobierno. Tanta cháchara, tanta propaganda, tanta fanfarria, tanta frase engolada… para al final resumir una legislatura que pretendía ser novedosa en algo tan antiguo como decir una cosa y hacer lo contrario. Simplemente. Hay que reconocer que el gobierno saliente ha triunfado en ese arte de decir una cosa y hacer lo contrario. ¿O tal vez eso no sea un arte sino algo un pelín más viejuno y repelente?