No han llegado a los cien días de gobierno de PP y Vox en Extremadura y las crisis vividas van casi a una por semana. El comentario que más se escucha por los pasillos de la asamblea de Extremadura es que aburridos no vamos a estar esta legislatura. Desde que la señora Guardiola jurara ante toda España que ella no iba a pactar con Vox ni muerta, que era su palabra y que su palabra era sagrada (nadie se fijó que cuando lo decía tenía los dedos cruzados porque cuando cambió de parecer lo hizo sin despeinarse y además con chulería, que para eso ella lo vale) no han parado de escenificar una y otra vez que les ha tocado bailar juntos pero que lo hacen a regañadientes.
Podemos empezar por aquel discurso de investidura que hizo la señora Guardiola tan bonito y donde se le olvidó algo fundamental: y es que su hoja de ruta era la que días antes el señor Feijóo y el señor Abascal habían acordado en Madrid. Porque el PP de Extremadura no olvidemos que es una franquicia y demostrado queda por la señora Guardiola que bajó la testuz ante la reprimenda de la señora Ayuso y la señora Aguirre y aceptó de mala gana que no había ganado las elecciones y le tocaba bailar con el más feo del baile (entiéndase la ironía que yo de cuerpos y de caras ajenas a la mía no hablo).
La primera crisis formal fue cuando la señora Guardiola dijo a un medio regional que ella estaba centrada en gobernar y que con los de Vox ni hablaba, que para qué si solamente son sus socios de gobierno. Yo me pongo en la piel de los señores de Vox y qué quieren que les diga, bien no les puede sentar ese desaire, ese comentario humillante. Seguimos con el tema de la caza que es una pelea sin cuartel a ver quién defiende más a un sector ya sumamente mimado y cuidado por el PSOE extremeño pero al que hay que victimizar para conseguir su apoyo. La señora Guardiola anuncia que se va a volver a cazar en Monfragüe, algo que esconde mucha letra pequeña que no gusta en absoluto ni siquiera a los cazadores locales pero que hay que anunciar desde la Consejería de Agricultura en manos del PP para hacer ver que se defiende al sector. Pues ya tenemos el lío porque a quien corresponde la gestión cinegética es a Vox y a su consejería de Gestión forestal y ellos también quieren salir en la foto, así que piden que se pueda cazar también en las fincas privadas y, a poder ser, sin letra pequeña. Vamos, como Dios manda. La presidenta les dice que ahí manda ella y que punto en boca y los señores de Vox pues aceptan que pierden otra batalla.
En una misma semana se conocen dos casos de violencia sexual entre menores que sacuden la región. Desde mi grupo pedimos que se ponga en marcha asignaturas de educación afectivo-sexual desde etapas tempranas como herramienta para evitar estos casos y le preguntamos a la presidenta si piensa poner el pin parental (o censura parental) que lleva en su acuerdo de gobierno con Vox (medida por otro lado que es parte del ADN de esta formación y que contribuye a generar sociedades más violentas e inseguras para las mujeres). La señora Guardiola después de llamarme sectaria agitadora (¡qué honor!) negó que eso estuviera en su acuerdo de gobierno. Los señores de Vox eran ese día un poema y para refrescarle la memoria a la señora Guardiola registraron una propuesta para explicarle a la presidenta que sí, que el pin parental está en su acuerdo de gobierno con ellos y que a ver si se lo lee de una vez porque parece que algunas cosas no le han quedado claras.
La última crisis la hemos vivido esta misma semana con la dimisión de la consejera de Vox días después de que compareciera en la Asamblea para explicar las líneas estratégicas de su Consejería. Las malas lenguas dicen que han sido los suyos de Madrid para poner al director general de Caza, que es familiar del diputado del Congreso. Parece ser que en Vox ahora queda todo en familia. Otros dicen que tampoco había mucha sintonía con la consejera de Agricultura y demasiados roces. A saber… Lo que sí sabemos es que el casting de ‘agroinfluencers’ que hizo Vox para elegir a la señora Limia les ha salido rana y que muestran que son incapaces de dar estabilidad a los gobiernos en los que participan. Ellos lo tienen claro, han venido a vivir de las instituciones no a solucionar los problemas de la gente.
No sabemos cuántas crisis de gobierno más vamos a vivir hasta la ruptura final. Me juego con ustedes que este noviazgo no llega al final de legislatura pero que por el camino habrán eliminado los impuestos a los ricos, implantado el pin parental, derogado la Ley de Memoria Democrática, regalado el agua a los fondos de inversión, privatizado la sanidad y la educación… porque a fin de cuentas PP y Vox piensan lo mismo aunque les guste hacer su teatrillo.