El PSOE volverá a vencer en las elecciones autonómicas del próximo mayo en Extremadura, pero los de Guillermo Fernández Vara se quedarán lejos de la mayoría absoluta de hace cuatro años. Los socialistas tendrán que buscar el apoyo de Unidas por Extremadura (la confluencia de Podemos, Izquierda Unida y Alianza Verde), que podría sumar hasta dos nuevos diputados, porque la subida que experimentará el PP y la irrupción de Vox en la Asamblea con hasta siete escaños no serán suficientes para que el bloque de derechas llegue a la Junta de Extremadura. Ciudadanos se despedirá de la Asamblea y la coalición regionalista Levanta Extremadura podría entrar con un representante.
Según la encuesta de Simple Lógica para elDiario.es, el PSOE sigue conservando la confianza mayoritaria de los extremeños tras dos gobiernos consecutivos de Fernández Vara, aunque este que finaliza es el tercero que lidera. Pero por el camino se deja más de siete puntos desde 2019, al pasar del 46,77% al 39,4%, lo que supone que se quedará en una horquilla de entre 28 y 29 escaños, lejos de los 34 actuales. La Asamblea autonómica tiene 65 asientos, por lo que la mayoría absoluta se obtiene a partir de los 33 diputados.
La segunda fuerza política es el PP de María Guardiola, que se estrena como candidata tras ser nombrada el pasado verano. Los populares conseguirán entre 24 y 25 escaños con el 34,2% de los votos, seis puntos más que en la anterior cita electoral cuando el candidato fue José Antonio Monago. Unidas por Extremadura sube solo 20 décimas (7,4%) pero son suficientes para pasar de cuatro diputados a una horquilla entre cinco y seis. Vox, que se quedó a décimas de conseguir representación en 2019, consigue ahora un apoyo del 9% y se estrenará en la Asamblea con seis o siete diputados, a pesar de que su candidato, Ángel Pelayo, es desconocido para el 70,4% del electorado. Ciudadanos pierde sus siete escaños y se queda fuera, mientras que los partidos regionalistas y localistas de la coalición Levanta, de amplio espectro ideológico, tiene opción de conseguir un escaño.
Regionalistas, a un puñado de votos
Teniendo en cuenta las horquillas que otorga la encuesta a los partidos de izquierda, PSOE y Unidas por Extremadura sumarían entre 33 y 35 escaños, más que suficientes para gobernar e impedir que lo hagan PP y Vox, que no podrían acceder a la Junta con sus 30 o 32 diputados. Pero la representación que podría llegar a tener la coalición Levanta, al que la encuesta otorga un 4,8% de apoyo en la circunscripción de Cáceres, por lo tanto a un puñado de votos de conseguir un escaño –la barrera es del 5%–, puede ser decisiva para entregar el Gobierno al bloque de izquierdas o al de derechas.
Esta coalición es una amalgama de partidos progresistas y conservadores en el que unos y otros han entrado y salido hasta hace unas semanas. Está compuesta por Extremeños, formación de izquierdas que en 2019 se unió a Podemos, IU y Equo en Unidas por Extremadura y logró una representante en esa confluencia; Extremadura Unida, de corte conservador, que se ha presentado en dos ocasiones de forma conjunta con el PP (2007 y 2011); Cacereños por Cáceres y Plasencia ConVida. El cabeza de lista es el abogado Estanislao Martín (Extremeños), artífice del distanciamiento de su partido con Unidas por Extremadura y que en su historial político figura haber militado en Extremadura Unida y el haber sido diputado regional en la coalición PSOE-Regionalistas entre 2007 y 2011.
De todas formas, el posible pacto postelectoral entre PSOE y Unidas por Extremadura se da por hecho, al igual que el de PP y Vox si llegan a sumar, pero ambos presentan dificultades. Los socialistas apuestan por un Ejecutivo en solitario con apoyos puntuales en caso de necesitarlos, como ya ocurrió en la legislatura 2015-2019 cuando recurrieron a los diputados de Podemos. Pero ahora el contexto es muy diferente y tras la experiencia del Gobierno de coalición en España, la candidata de Unidas por Extremadura, Irene de Miguel, asume la entrada de los suyos en la Junta si el PSOE quiere seguir en el poder en Extremadura.
Algo similar ocurre con el PP. María Guardiola ha asegurado que su intención es gobernar en solitario aunque tenga que contar con Vox. De hecho, se está esforzando en marcar distancias con la extrema derecha, que la ha acusado de tibia por defender postulados ideológicos tradicionales de la izquierda, como la defensa del aborto o los derechos LGTBI.
La encuesta, que plantea una participación del 71,2% –dos puntos superior a de las últimas elecciones autonómicas– y un amplio porcentaje de abstencionistas y votantes indecisos, también refleja que una mayoría desaprueba la gestión del actual presidente extremeño y candidato del PSOE por quinta vez, aunque también es el líder al que más aprueban los extremeños a mucha distancia del resto. En concreto, la mitad de los encuestados (50,2%) desaprueba a Guillermo Fernández Vara, que consigue el visto bueno del 42,1%.
La candidata del PP suspende para un tercio del electorado (33,3%) pero el 19,8% aprueba los meses que lleva al frente del partido. Son unos datos cercanos a los de Irene de Miguel (Unidas por Extremadura) y es significativo el rechazo al portavoz de Ciudadanos del 33,5% cuando solo consigue el aprobado del 9%. El candidato de Vox, desconocido fuera de la política local de Mérida, tiene la aprobación del 8,6% de los encuestados y su porcentaje de desaprobación es del 20,9%.
Movilización del electorado
Con los datos que arroja el sondeo de Simple Lógica para elDiario.es, la movilización de los simpatizantes va a ser decisiva y, en este terreno, el PP es el que gana. El 87,3% de sus votantes aseguran que volverán a las urnas el 28 de mayo, frente al 79,6% de Unidas por Extremadura, el 77,6% del PSOE, el 75,9% de Vox y el 74,9% de los simpatizantes de Ciudadanos.