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Presidente de Acorex: “Decíamos que sí a lo que nos ponían los técnicos, poco más podíamos hacer”

Acorex, y el resto del grupo agroalimentario que lideraba, están a la espera de que el juez de lo Mercantil admita a trámite el concurso de acreedores. De manera numantina el presidente del consejo rector, Manuel Ortega, cree que aún hay una solución para que un grupo de cooperativas pueda seguir adelante con el proyecto.

En una entrevista en Canal Extremadura, sin embargo, Ortega, que forma parte del consejo rector desde hace varios años y lo preside desde enero pasado, ha admitido que “hemos hecho muchas cosas mal en el pasado y en el presente”.

El secretario regional de CCOO, Julián Carretero, señala con el dedo, entre los que pueden tener responsabilidades por el hundimiento del grupo cooperativo, a los miembros del consejo rector: “Llevan ahí muchos años, algo tendrán que ver”

Las culpas y responsabilidades “ya vendrá quien las pida y algunos las tendremos”,  ha respondido Manuel Ortega.

Los consejeros“, dice, ”son necesarios“ pero hay ”cooperativas y cooperativas“, y aunque la mayoría no necesitan personas cualificadas, Acorex ”toma decisiones muy importantes, con una inversiones bárbaras, y el consejo debe estar muy formado y dedicarle mucho tiempo, incluso recibir un sueldo que no tienen“.

Según Ortega el consejo rector del grupo a veces se reunía solo una vez al mes y en un par de horas tenían que decidir sobre inversiones que les venían por los directivos y técnicos.

“Hemos dicho sí a cosas que sobre la mesa nos ponían los técnicos, que se supone habían analizado esas inversiones, y poco más podíamos hacer”, alega. Aunque “no siempre decíamos que sí a todo”.

Falta de formación y dedicación

Para ser consejero de algo como Acorex “hay que reunirse más, y tener un sueldo para compensar la responsabilidad y las horas”, echa ahora de menos.

Es una situación, la de rectores pocos formados que se fían de gerentes y técnicos, que pasa “en casi todas las cooperativas”, por lo que en el grupo que se va a pique “no se estudia como se debería haber estudiado cada decisión tomada”.

Aunque está extendido el desánimo y la confianza, la figura, a veces “paterna”, de Acorex proporcionaba un respaldo que ahora algunas cooperativas socias, que abandonaron el proyecto pensando que lo mejor “era salir corriendo”, en este momento “están echando de menos porque hace mucho frío fuera y han empezado a reaccionar”.

El consejo rector, mientras intenta llegar en el Juzgado de lo Mercantil a un concurso de acreedores por consenso, y evitar la liquidación –“cosa que es complicada”-, está reuniéndose con esas socias que echan de menos el paraguas de Acorex, para conformar un grupo de diez o quince que sumen una facturación suficiente como para poder seguir adelante.

No es el caso de las tres grandes, cuya ruptura de lazos con Acorex ha condenado al grupo según se ha producido posteriormente. Las cooperativas de Miajadas, Santa Amalia y Granja se fueron con todas las consecuencias, y en diciembre pasado con su voto en contra –también Ortega y su cooperativa de Obando se oponían- impidieron la absorción del grupo por los andaluces de Dcoop.

“Necesitamos una quita severa”

Ahora toca o una resurrección milagrosa, o la liquidación. Para la primera es imprescindible según el presidente del consejo rector una quita o disminución severa de la deuda, que deberían perdonar acreedores como la propia Junta de Extremadura a través de Avante, los bancos, proveedores, y las cooperativas socias a las que también se debe dinero.

La última esperanza de Ortega es que el Ejecutivo regional actúe ahí de moderador, siente a las partes y las convenza de que tanto para los que deben, como los que quieren cobrar, “el cooperativismo es la única solución”.