El puente se llenó de humo
Como te estaba diciendo, oh Viriato, los consejeros del Gobex Monagus estaban jugando al corro de la patata cuando la sargento Teniente, se puso una camiseta muy cutre y les puso firmes a todos ellos, menos al Pérfido Carrón que se escaqueó un rato para a recortar el presupuesto de los galenos:
-Aer, firmes, se acabó el juego del corro, ahora vamos a jugar al juego del Puente de Alcántara.
Y dejaron sus importantes tareas próceres y ediles, galenos y escribanos y se pusieron a apretar botones, hacer viajes, como hiciera en su día la famosa Ana Botella. Si tu vieras, oh Viriato, todo el Gobex trabajando para la petrolera al juego del puente de Alcántara, qué ilu, qué infantil candor, qué diver… En casa de Bea, la que censuró la moción de censura también hicieron albricias y aleluyas con la petrolera y el puente, y el Terrible Iván, el jefe de los escribanos, ordenó a sus cien mil escribanos que escribieran loas de tan grande misión que aliviaría de dolor al oprimido pueblo.
Fue tal el barullo y tanto el humo que mis ojos quedaron cegados, oh Viriato, y menos mal que Juan el Joven que pasaba por allí vertió un poco de agua para regar el ficus que me oculta y pude lavarme la cara.
Y con la carita lavada y recién pintada, pude observar como Gobex Monagus marchó con su séquito al palacio de Fernando Pomelo, que han dado en llamar casa de los senadores. Pero llegado allá el Gobex observó poca actividad y dedujo, con perspicaz criterio, que el mentado Fernando y sus señorías habían salido de excursión. Inquirió el Gobex los motivos del desalojo y abandono del palacio:
-Pues han ido a la civitas mora de Badassom a perder el tiempo con los del Consejo Consultivo, es que estaban aburridos, explicó un letrado a Gobex Monagus. Pero en verdad te digo Gobex, que van a buscarse colocación para poder alojarse allí tras los próximos comicios, que bien sabes que en el Consejo de la Cosa se come mucho y se trabaja poco.
-Joder qué tropa, dijo el Gobex, ea, vamos entonces al Puente de Alcántara a festejar nuestra victoria en ese jueguecito que hemos ganado.
- Amado Gobex, es que no hemos ganado… dijo pesarosa la sargento Teniente..
-Bueno, es igual, vamos al puente, echad humo, mucho humo y mucho humo...
(Continuará)