En el régimen especial agrario de la Seguridad Social las cotizaciones no se declaran hasta final de mes; por las características del trabajo en el campo hay días en que no se puede faenar, por ejemplo por la lluvia, y esto hace que patronos y trabajadores no sepan hasta el final cuántos jornales se cotizan y declaran, y unos y otros no hacen cuentas con el seguro hasta la conclusión de la mensualidad.
Esto ha originado una bolsa de fraude “impresionante” según la Asociación para la Defensa de lo Público de Tierra de Barros, ya que es el único sistema de la Seguridad Social en el que el trabajador está dado de alta pero no hace falta que cotice según un miembro de esa asociación, José Martínez Ramos, un colectivo que días atrás se reunió con la delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, y en los próximos días lo hará con el consejero de Medio Ambiente y Rural, Santos Jorna.
Piden que haya más controles para evitar este fraude, consistente en que en muchos casos –“también hay empresarios honrados”- el patrono le de al jornalero de alta y cotice por él los dos o tres primeros días y últimos de cada mes.
“No es fácil atajarlo porque si llega una inspección de trabajo el jornalero está dado de alta y no hay problema, y lo que hace el patrono es cotizar todo lo que debe pero tiene tiempo de hacerlo hasta final de mes, o sea que regulariza la situación”.
28.000 afiliados
En Extremadura son 28.000 las personas dadas de alta en este régimen especial agrario de la Seguridad Social (REASS), de las que 20.000 son hombres pero también hay 8.000 mujeres.
Cada una de ellas está obligada a mantenerse de alta pagando un ‘sello’ mensual de 80 euros, pero cada día que trabaja, y se declara cotización, el patrón abona 11 euros al sistema de previsión social y retiene al empleado otros tres de su sueldo; todo lo que se le retenga a este último se le descuenta al final de los 80 que tiene que pagar por el sello.
“Al final resulta que a lo mejor has trabajado 20 días ese mes pero el día 31 solo se declaran y cotizan seis o siete”, con lo que el trabajador resulta perjudicado. “Está muy extendido”, asegura José Martínez. ¿Quiénes se someten a esa presión de trabajar sin cotizar? “A estas alturas de la crisis todo el mundo, españoles y extranjeros, por miedo a que no les llamen a trabajar”.
“En ese sentido”, añade este activista social, “estamos como hace 50 años”.
Se da el caso de jornaleros que han trabajado días suficientes para poder cobrar el subsidio, pero oficialmente no reúnen las 30 peonadas necesarias: “Entonces algunos se tienen que ‘comprar’ la cotización de su bosillo”, asegura Martínez Ramos.
A destajo
Esta Asociación para la Defensa de lo Público también ha denunciado la práctica, prohibida, del trabajo a destajo, “que antes existía pero era una negociación colectiva entre cuadrillas y patronos y ahora se ha quedado en el pacto individual uno a uno”.
El rebusco
En la reunión de la próxima semana con el consejero de Medio Ambiente y Rural le van a reclamar también una regulación permanente y definitiva del rebusco, que el año pasado fue perseguido a base de asediar a los compradores, y en este parece que se va a tolerar. El rebusco de la uva empezará en la primera semana de octubre, y el de aceituna a mediados de diciembre.