La Inspección de Trabajo va a requerir a la Consejería de Agricultura que cambie las luces interiores de su sede central en Mérida, que están causando daños oculares a los funcionarios como pérdida de visión (hipermetropía), jaquecas y migrañas, o lagrimeo. Las nuevas luces led que se instalaron hace un año son demasiado intensas, producen deslumbramientos y reflejos, y se teme por daños serios en la salud ocular de los trabajadores.
El problema lo ha denunciado la Federación de Servicios Públicos (FSP) de UGT, que empezó a recibir quejas de los empleados públicos de Agricultura. Las luces se cambiaron buscando un ahorro en el consumo, pero la empresa que lo hizo no realizó bien los cálculos técnicos, en cuanto a intensidad lumínica, y distribución y orientación de los focos.
Compró leds de baja calidad en tiendas de orientales incumpliendo según UGT el pliego de condiciones técnicas y los requisitos homologados que exigían para la operación.
En el fin de semana mejoraban
Al principio de la semana los funcionarios empezaban a trabajar sin problemas, pero conforme avanzaban los días empezaban las irritaciones en los ojos, y dolores de cabeza. “Llegaba el fin de semana y se les quitaba, pero luego volvían el lunes y empezaba otra vez”, explican fuentes del sindicato. Algunos funcionarios de entre los más de 600 que trabajan en esos edificios han tenido que ponerse gafas de vista cansada (hipermetropía) porque no ven bien de cerca.
El examen a trabajadores que se sometieron a pruebas médicas en el servicio de vigilancia de salud concertado por la Junta, dieron pie para que se constatara que la culpa era de las luces, algo que ya había dictaminado con anterioridad el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Administración autonómica.
Ante la falta de soluciones FSP presentó una denuncia en la Inspección de Trabajo, y el martes pasado un inspector estuvo allí para comprobar que en efecto la iluminación es dañina, por lo que va a requerir a la Consejería de Agricultura que en el plazo de tres meses proceda a cambiar las luminarias, además de que se haga un seguimiento a medio y largo plazo en la salud ocular de los empleados públicos que trabajan en esos edificios, por si hay consecuencias ya inevitables.