Aljucén se ha convertido este lunes en el primer municipio extremeño en contar con un desfibrilador accesible las 24 horas del día, los siete día de la semana, en un espacio público dentro de una iniciativa que replicará este recurso en 200 farmacias de la región ubicadas en municipios de menos de mil habitantes con un fin, salvar vidas.
“Hoy es un día clave para la sanidad pública, especialmente en las zonas rurales”, ha afirmado la presidenta de la Junta, María Guardiola, durante la puesta en marcha del denominado Programa de Puntos de Cardioprotección en el Ámbito Rural de Extremadura, en el que la Administración regional ha invertido 500.000 euros.
El proyecto es fruto de un convenio de colaboración firmado entre el Servicio Extremeño de Salud (SES) y los colegios de farmacéuticos de Badajoz y Cáceres, cuyos presidentes, Cecilio Venegas y Juan José Hernández Rincón, también han participado en el acto celebrado en la localidad pacense, de unos 250 habitantes.
En virtud de este acuerdo, 200 farmacias rurales dispondrán en sus fachadas, antes de fin de año, de un desfibrilador para atender a las personas que entren en parada cardiorrespiratoria o muerte súbita, conscientes de que “esa rapidez en este tipo de situaciones salva vida”, ha señalado Guardiola.
Según ha apuntado, cada minuto en parada cardiorrespiratoria desciende un 10 por ciento las probabilidades de sobrevivir, de ahí “que sea tan importante tener una red desplegada en los municipios para que exista esa cardioprotección”. Se trata de mejorar la capacidad de respuesta ante este tipo de circunstancias, ha añadido la presidenta de la Junta, que ha expresado a los colegios de farmacéuticos su “sensibilidad” con una región rural como Extremadura.
Según ha resaltado Venegas, se trata de una iniciativa “pionera” en España, pues Extremadura es la primera comunidad autónoma que hace un proyecto integral de esta naturaleza para todos los municipios de menos de mil habitantes, “donde hay menos accesos inmediatos” al sistema sanitario.
Se hace además, ha añadido, en las dos provincias más extensas del país y con una baja densidad de población, a fin de garantizar los vecinos de los municipios de menos de mil habitantes dispongan de un desfibrilador “cualquier día, de día o de noche”. Para ello, los colegios se encargarán de formar al personal de las farmacias, así como a personas referente en la localidad que también puedan realizar esa función mientras se espera la llegada de los servicios médicos.
Juan José Hernández Rincón ha apuntado que se trata de “aparatos muy sencillos y automáticos”, que detectan si hay una fibrilación ventricular o no “y en base a ello activa o no la descarga”. Además, ha apuntado Guardiola, están conectados con el Centro 112 “para que cualquier ciudadano pueda utilizarlo ante una emergencia con las instrucciones precisas”. De hecho, ha añadido el presidente del colegio cacereño, en cuanto alguien abre la cabina del desfibrilador se activa la llamada al 112 y el centro de emergencias, además de guiar al ciudadano en su utilización, activa también los protocolos para llegar “lo antes posible” al lugar.
El presidente del colegio cacereño ha destacado además la importancia de la farmacia rural como punto de entrada al sistema sanitario y ha apuntado que el 60% de las farmacias en Extremadura se ubica en núcleos rurales, el porcentaje más alto de las comunidades autónomas.
“Más allá de las dispensación de medicamentos, las farmacias rurales ejercen de psicólogas, de amigas, dan compañía y atienden cualquier necesidad de la población como punto de referencia”, ha resaltado, advirtiendo de que 30 farmacias en la provincia de Cáceres y 2 en la de Badajoz se encuentran en situación de viabilidad económica comprometida.
“Estas farmacias no apagaron su luz en la pandemia y ahora poco a poco se van apagando”, ha lamentado Hernández Rincón, que ha instado a buscar una fórmula para evitar el cierre, en el caso de dos de ellas previsto en los próximos meses.