El acogimiento familiar es una medida de protección que permite vivir en familias a niños, niñas y adolescentes que lo necesitan, de forma que se garantiza sus derechos a crecer, ser cuidados y educados en un ambiente familiar.
Se trata de niños y niñas, con los que se ha tenido que adoptar una medida de protección a la infancia que ha conllevado una separación de su familia de origen.
En Extremadura hay actualmente 218 familias acogedoras, que, además, reciben una ayuda de la Junta que se ha incrementado un 120%, hasta 372 euros al mes. A ello hay que sumar una ayuda extraordinaria de la Consejería de Salud y Servicios Sociales de hasta 1.000 euros para financiar gastos que no están cubiertos por los recursos públicos, como tratamientos de odontología, fisioterapia, logopedia, podología o de óptica.
Una de estas familias solidarias es la de Ángela y Juanjo.
¿Cómo es vuestra familia y cuál es el tipo de acogimiento?
Nosotros somos Ángela y Juanjo y tenemos tres hijas, somos cinco miembros en total. Las dos mayores, de 30 y 26 años, no conviven ya en casa y la pequeña de 17 años. Nosotros somos acogedores de urgencia de bebés entre 0 y 1 año desde hace cuatro años y medios. En ese tiempo hemos acogido a siete niños y niñas.
¿Cómo tomasteis la decisión de ser una familia de acogida? ¿No se plantearon miedos o inseguridades?
En 2006, cuando éramos una familia de cuatro miembros, empezamos a informarnos sobre la adopción, queríamos aumentar la familia. Pocas semanas después supimos que nuestra tercera hija llegaría en 2007 y aparcamos esa idea. Tras los primeros años de nuestra hija pequeña retomamos la idea, pero sólo en conversaciones familiares, sin hacer nada. En 2018 nuestra hija Ángela leyó una noticia en un periódico de Granada, hacían falta familias de acogida y nos dijo que pidiéramos información, nos pareció una buena opción y decidimos informarnos en Extremadura.
El primer contacto fue con Cruz Roja, ahora Mensajeros de la Paz, nos dieron información detallada, conociendo por primera vez qué es la acogida y las diferentes opciones, requisitos, trámites y una idea general. Esta información y su apoyo nos ayudó a dar el paso e iniciar el proceso, pero teníamos dudas, ¿seremos capaces?, ¿lo haremos bien?, ¿quizás no pasemos la formación?, y otras muchas. Pero había que empezar e intentarlo, nos parecía que merecía la pena y ahora sabemos que sí.
La Junta de Extremadura ha comenzado una campaña para alentar a las familias a acoger menores, y una de las frases dice que en “cada abrazo, en cada gesto estamos construyendo sueños juntos”. En vuestro día a día ¿cómo notáis el efecto de estos pequeños gestos?
Ángela, siempre dice “ellos sólo necesitan abrazos, sólo quieren abrazos”, todo lo demás que hacemos no es importante. El momento de la partida nunca es fácil, pero siempre nos enseña y nos anima a seguir. Ver cómo un niño empieza de nuevo es un triunfo del que nos consideramos parte.
Hace algunos años, una de nuestras hijas de acogida fue adoptada por una familia compuesta por tres miembros, el matrimonio y un hijo de 10 años que habían adoptado cuando tenía 11 meses. Nuestra niña, su hija, era muy alegre y risueña, nada más conocerla se dieron cuenta de lo maravillosa que era, nosotros estábamos muy tristes porque es difícil la despedida. La madre entendió nuestra situación y nos dio el mejor regalo que podía habernos dado, dijo así: “vosotros no sabéis lo que hacéis por los niños, mi hijo estuvo en un centro de acogida y hay una gran diferencia en la manera de recibirnos de uno y otra”. Nuestra niña, su niña, se echó a sus brazos nada más conocerla, reía cuando le hablaban, intentaba hablar a pesar de no tener más que seis meses y se sentía querida, “sólo quería abrazos”.
Seguramente que las necesidades han ido cambiando a lo largo de los años y eso habrá obligado a poner en juego distintas capacidades para atenderlas. ¿Cuáles os han ayudado especialmente? ¿Hay momentos o experiencias realmente significativas y qué apoyos han sido más valiosos?
Nuestra experiencia es con bebés, no hemos tenido niños mayores de un año. Llegan a nuestra casa y están un período entre seis y nueve meses. En relación con la pregunta, podemos hablar de la experiencia sanitaria por problemas que haya podido tener el bebé antes de su llegada a casa o durante su estancia, y siempre nos ha apoyado el equipo técnico de la Junta de Extremadura o de Mensajeros por la Paz, que nos han acompañado a las visitas, nos han facilitado las citas y nos hemos sentido apoyados en todo momento.
Volviendo a la campaña de la Junta, el esolgan dice 'Sé parte de su historia', parece una invitación a formar parte de ella. Pero también puede entrar en juego la familia de origen de los menores. ¿Se mantiene algún régimen de contacto?, ¿hay riesgos en esa relación?
No nos gusta la historia de nuestros niños y niñas, pero es suya. Nosotros entramos a formar parte de su vida después de un problema e intentamos apoyar en la solución, pero no queremos ni podemos hacerle olvidar su historia de vida, porque es suya y tiene derecho a conocerla. La familia biológica puede haber cometido errores y no somos quienes deben valorarlo, solamente dar apoyo a los menores. En los contactos con la familia intentamos mantener una relación lo más relajada posible. La situación para ellos no es fácil pues es otra persona la que llega y se va con su hijo o hija, pero hemos intentado siempre transmitir tranquilidad y que sepan que está bien y feliz. Sobre la pregunta de algún posible riesgo, entendemos que son más los beneficios que los riesgos, mantener el contacto con sus orígenes es mejor que perder esa parte de su vida.
Con vuestra experiencia, ¿creéis que hay algún aspecto que debería cambiar en la percepción social del acogimiento familiar?
Entendemos que hay al menos dos aspectos a mejorar, por un lado, dar a conocer esta opción de familia y por otro hacer ver el acogimiento como un tipo de familia “normal”, para no nombrarlos como niños y niñas de acogida, sino como niños y niñas.
¿Hay alguna idea que sea importante tener en cuenta para vosotros?
¿Qué haríamos si una persona cercana, familiar o amigo, no puede hacerse cargo de sus hijos? Tiene fácil respuesta, lo acogeríamos en nuestra casa como uno más el tiempo necesario o para siempre. Entonces, ¿por qué hay niños con menos derechos y en lugar de vivir en un hogar normalizado deben hacerlo en un centro de menores, que sin juzgar su funcionamiento no es una vida similar a la vida en familia?
*Por preservar la identidad de las familias, se utilizan imágenes de la campaña