La carrera de Juliana hasta lograr una vivienda social

Está contenta. Esta semana ha firmado el contrato de su vivienda social de la Junta tras más de dos años movilizándose.

Juliana es una de las caras habituales de las protestas de los Campamentos Dignidad en Badajoz y una de las mujeres que acampó frente a la casa de Monago reclamando ‘pan, trabajo y techo’. Inició la protesta junto a varias madres más, víctimas del desempleo y los desahucios. Sin ingresos y a la espera de cobrar la por entonces la renta básica según denunciaban.

Desde entonces Juliana ha sido detenida, acusada de usurpación de una vivienda social y absuelva por la justicia. “Por fin tengo mi su casa”, dice con alivio. Una casa que comparte con su familia, compuesta por seis personas.

Una historia de la crisis

Echando la mirada atrás apunta a meses intensos, difíciles de describir hasta la firma del contrato de la vivienda social con la Junta el pasado día 21 de diciembre.

Tras ser desahuciada junto a su familia de una vivienda privada en alquiler en Montijo, esta mujer de 57 años optó por meterse dentro del trastero del bloque de viviendas del piso del que los echaron.

Sin luz, agua ni baño, en un pequeño habitáculo diáfano de apenas unos metros y sin respiración. La familia de 6 miembros se dividió porque su nieta estaba recién nacida y el trastero no albergaba las condiciones mínimas para criar a un bebé.

Pasó casi un mes acampada frente a la casa del expresidente de la Junta José Antonio Monago a modo de protesta, durmiendo en los coches y furgonetas que le prestaban a ellas y al resto de mujeres.

Dice que fueron momentos duros porque era enero. Hacía frío y aguantó con una gran bronquitis. Sin abandonar, salvo en los días puntuales en los que su salud empeoraba y su hija la reemplazada en la protesta.

Tras la acampada entró en una casa abierta en la barriada de Suerte de Saaverdra de Badajoz, siendo acusada de un delito de usurpación de vivienda pública del que luego fue absuelta por los juzgados. Ella alegó que la casa estaba abierta y vacía, y no hubo ningún tipo de violencia, además no tenía condiciones para ser habitada.

Para los Campamentos Dignidad fue una victoria frente al gobierno del PP: “Con esta sentencia, la Justicia le dice a Monago y al gobierno regional que a las extremeñas y extremeños sin recursos no se les persigue, se les garantizan sus derechos humanos”.

¿Se arrepiente de algo?

Dice que no: “Volvería a repetirlo todo”. Antes de su lucha pasó por problemas depresivos como consecuencia de su situación desesperada. Durmiendo en el suelo, sobre unas tablas y cartones. “No ha sido fácil, pero ha merecido la pena. He ganado el pulso”. El ‘pulso’ según comenta “que merecen todas aquellas familias sin recursos y sin techo víctimas de la crisis”.

Argumenta que sigue habiendo casas sin gente, y gentes sin casas, por lo que cree necesaria la movilización en las calles. Está convencida de que la lucha es necesaria para las familias sin recursos como su caso.

Durante meses Juliana ha estado acogida por los vecinos de Suerte de Saavedra, a quienes agradece el apoyo que le han dado.“Tienen que ser los más pobres y olvidados los que velen por garantizar el derecho a un techo de esta familia”, señalaban meses atrás los Campamentos Dignidad al respecto.