La caza: ese abismo de sombras

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Este 6 de febrero más de 40 ciudades del Estado español, más algunas de Europa, han salido a la calle, a las doce del mediodía para pedir el fin de la caza, al menos el fin de la caza con perros en el Estado Español ¿La razón? Porque después somos las personas protectoras las que tenemos que andar salvando esas vidas que tienen una “corta” duración como “herramientas”. Es el undécimo año consecutivo, lo que significa que el problema no desaparece. 

Según la Fundación Affinity que recaba datos cada año desde 2013, en 2020 fueron rescatados por las protectoras 162.000 perros, siendo el 10% de ellos perros usados para la caza, después de los abandonos por problemas de comportamiento, que es un 12%, las camadas indeseadas que son un 14%, y los problemas económicos que han originado un 25% de los abandonos en 2020. La mayor parte de los perros que llegan a las protectoras son adultos sanos.

Para la manifestación se elige febrero porque es el mes en que termina la temporada de caza con galgo, y comienzan las muertes, los abandonos y las escenas esperpénticas.  Las razas que más sufren son los galgos, podencos, pointer, setter y spaniel. 

Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha son las regiones más afectadas por esta práctica aberrante, cada año se cuentan en miles los perros que llegan a las protectoras, tantos que hay que buscar ayuda fuera de nuestras fronteras para encontrarles un hogar. Por ejemplo en Holanda. Eso hace que en el resto de Europa tengan una idea muy clara del maltrato animal que se inflige en España. Y no es que esté idealizando la vida de los animales en el continente europeo, soy consciente de que existe aún mucho maltrato. Pero son países en los que existen más leyes, más normas, en algunos el asunto animal está incluso en la constitución como es el caso de Alemania que en su artículo 20 expresa que el Estado “tiene la obligación de proteger los fundamentos naturales de la vida y de los animales en el interés de futuras generaciones”, y pese a ello el mes de enero ha terminado con el asesinato de dos policías, presuntamente, por disparos de dos cazadores furtivos que se dieron a la fuga, pero ya están en prisión, en el estado federado de Renania Palatinado.

¿Menos licencias y más territorio para cazar? 

Cuando pienso en la caza, mi mente se llena de incomprensión. Conocen la sensación ¿Cierto? Por ejemplo, el 87% de la superficie de nuestro país forma parte de algún coto de caza, un porcentaje que ha aumentado un 12% en la última década. Y mientras el terreno dedicado a la caza aumenta, el total de licencias disminuye, por ejemplo en 2019 el número de licencias fue de 743.600,  por debajo de las 825.373 de 2015, cada vez más lejos del  1.069.800 de 2005. ¿Menos licencias y más territorio para cazar? Algo no cuadra.

Tampoco cuadra esto: en 2005 se cazaron un total de 16.800.000 animales silvestres, en 2015 la cifra subió a 20.922.000. La última estadística hecha pública por el Ministerio para 2019 muestra una constante en los 20 millones de animales salvajes muertos por la caza, de los cuales 13 millones son aves.

Hablemos de aves. España es uno de los destinos preferidos para el turismo ornitológico, y acuden personas de todo el mundo ¿No es raro destruir esa riqueza natural que se nos da gratuitamente y a la que sacamos beneficio sin mayor inversión? 

Hablemos de la tórtola, por concretar. España es clave para evitar la extinción de la tórtola, ya que más de la mitad de la población reproductora está en nuestro país, unos 2,4 millones, del total de 4,2 millones que hay en la UE. Por eso, el 3 de diciembre del 2020, las autoridades comunitarias remitieron a España un extenso dictamen de 119 páginas por incumplimiento de la Directiva de Aves, a causa de la ausencia de medidas de conservación y a la autorización de la caza de la tórtola europea. En el documento advierten que se está permitiendo la caza de este ave a niveles insostenibles, unos 700.000 ejemplares de media al año, lo que ha provocado que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) haya decidido incluirla en la Lista Roja de Especies Amenazadas. Para indignación de muchas de nosotras, la Xunta de Galicia permite incluso su caza en una zona ZEPA (Zona Especial para la Protección de las Aves), únicamente Asturias, Cantabria, Valencia y Canarias, junto con la Diputación Foral de Álava en Euskadi, han prohibido la caza de esta ave, cuya población ha disminuido un 40% en las dos últimas décadas y casi un 80% desde 1980. 

En abril de 2021, el Congreso aprobó pedir al Gobierno un plan de acción para promover la recuperación de la tórtola europea e incluirla en el Catálogo Español de Especies Amenazadas en la categoría de ‘vulnerable’. Extremadura acató en junio estableciendo un cupo cero en la caza de la tórtola en cumplimiento de las directrices europeas. Esto acaba de ser recurrido por Fedexcaza en un recurso en la Sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) argumentando que se “pone en riesgo” la recuperación de la especie, y que “seguir manteniendo un uso cinegético es beneficioso para la tórtola (sic) y no tan lesivo para el sector de la caza”. 

Accidentes

Y por ir terminado, hablemos de las muertes por armas de caza de las personas, cazadoras o no, que los cazadores también mueren a manos de otros cazadores. El senador de Compromís Carles Mulet hizo una pregunta parlamentaria y el Ministerio de Interior respondió que según sus registros en 2020 se produjeron cincuenta muertes en los primeros nueve meses del año a causa de los disparos de cazadores en los montes.

También desglosaron las personas heridas por arma de caza, en el mismo periodo de tiempo, y fueron 600, y eso que tuvimos tres meses de confinamiento y luego movilidad reducida, claro que no para la caza. 

Si tienen curiosidad por nuestra región, en Badajoz murieron 2 personas y otras 2 en Cáceres, y heridas fueron 24 en Cáceres, 23 hombres y una mujer, y 20 en Badajoz, todos hombres, pero uno de ellos menor de edad. 

Como suele suceder cuando recurres a los datos en busca de luz, ha quedado un artículo lleno de cifras, que parece que lo enmarañan todo mucho más. No les voy a pedir que despejen mis dudas, no creo que haya lógica alguna en el disfrute de una actividad que se basa en el maltrato y en dar muerte. 

A mi cuando me dicen que es algo que la humanidad viene haciendo desde el comienzo de sus días, me gusta recordarles dos cosas: 

Primero, el consumo de cadáveres por nuestra parte comenzó aprovechando la carroña dejada por los verdaderos cazadores.

Y segundo, todos los pueblos originarios que cazan tienen rituales en los que piden perdón y dan las gracias antes de quitar una vida, y rituales de purificación porque saben que el acto de dar muerte, daña obviamente a la víctima, pero también al verdugo.