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La DANA que lo cambió todo

Un grupo de vecinos limpia su calle arrasada por la DANA en Paiporta, Valencia.

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Cuando escribo estas líneas son 95 las personas fallecidas en Valencia tras el paso de la DANA más mortífera del siglo. Seguramente, ese número vaya en aumento según se vayan encontrando a las personas que a esta hora siguen desaparecidas. Me pregunto cómo puede ser que hayamos estado pegados a la pantalla minuto a minuto viendo la llegada del huracán Milton a Florida, y cómo las autoridades alertaban de que quien decidiera quedarse en su casa estaba arriesgando su vida, y en el caso de la DANA nos haya pillado tan de improvisto. En el caso del huracán más peligroso que ha visto el sur de EEUU fueron 23 las personas fallecidas, aquí ya nos acercamos al centenar y aun la DANA sigue azotando nuestro país.

Y es que una gran parte de lo ocurrido no es fortuito u obra del destino, ya que lo primero que hizo el señor Mazón al llegar al gobierno autonómico fue eliminar la Unidad Valenciana de Emergencias que servía precisamente para coordinar a los equipos de emergencia ante catástrofes como lo ha sido esta terrible DANA. Supongo que, como aquí hace la señora Guardiola, fue una manera de congratularse con sus socios de VOX, reconocidos negacionistas del cambio climático, que presionan para que el dinero público vaya antes destinado a la tauromaquia que a prevenir los indeseables efectos de la emergencia climática que vivimos y que ahora sabemos que cuestan vidas humanas.

Hemos visto cómo miles de personas han quedado encerradas en sus lugares de trabajo durante toda la noche porque en plena alerta roja se les ha obligado a ir a trabajar y cuando ha sonado la alarma que el gobierno envía a los móviles ya era demasiado tarde para regresar a casa. Se ha antepuesto con claridad los intereses económicos para que la rueda del capital siguiera funcionando con normalidad a la propia vida de las personas.

Que nadie diga que esto es un fenómeno meteorológico puntual imprevisible porque no lo es. La falta de previsión que obligó a miles de trabajadores a acudir a sus puestos de trabajo y el desmantelamiento de los servicios públicos que hubieran facilitado el trabajo de los equipos de emergencias tienen responsables directos y deberían de rendir cuentas.

Ya me estoy imaginando a algunos diputados de la Asamblea extremeña diciendo que lo del cambio climático es un invento de las élites globalistas. Pero la triste y dura realidad es que tenemos gobiernos que ante la evidencia científica prefieren meter la cabeza debajo de la tierra y actuar como si no pasara nada, aunque estos fenómenos sean cada vez más virulentos y se repitan con mayor periodicidad. Negar la emergencia climática que vivimos es poner vidas humanas en peligro como hemos visto en estos días.

Y, por supuesto, la Comunidad Valenciana, ni ninguna otra autonomía, es ajena a los efectos del cambio climático. Precisamente, la zona más afectada por la DANA llevaba sufriendo un prolongado periodo de sequía. El año hidrográfico ha sido el más seco desde que se tienen registros. La cuenca del Júcar está en situación de emergencia y los agricultores han tenido que soportar hasta restricciones de agua de un 60 por ciento en algunos casos. La falta de agua ha acabado, además, en esa zona con el 80 por ciento de las cosechas del olivar, cereal o cerezas.

Ese periodo de sequía se ha visto interrumpido por un episodio de fuertes precipitaciones. En algunos municipios valencianos se han llegado a recoger hasta 325 litros por metro cuadrado, como es el caso de Turís. En Requena se han contabilizado 315 o 308 en Buñol. En la zona de Utiel y Chiva se han llegado a recoger 491 litros por metro cuadrado en tan solo 8 horas. Para que nos hagamos una idea es prácticamente lo que puede llover en un año completo.

Esto, por mucho que los señores de la derecha y la extrema derecha insistan en negarlo, es obra del cambio climático. El aumento de las temperaturas está provocando que cambie el ciclo del agua y que se aceleren sus fases, lo que a su vez supone que cada vez tengamos más episodios de lluvias torrenciales e importantes inundaciones, incluso en lugares donde llueve con frecuencia. Las alteraciones en el ciclo del agua también generan que se produzcan episodios prolongados de sequía.

A pesar de lo que nos dicen los científicos, hemos llegado al punto en el que avisar de que el colapso climático es irreversible tiñendo con zumo de remolacha las puertas del Congreso es considerado un acto de terrorismo, mientras que eliminar la unidad de emergencias, permitir que los trabajadores acudan a sus centros de trabajo ,tardar 12 horas en alertar del peligro y que se cuenten por decenas los muertos no arrastre ninguna consecuencia. Esa es la distopía que vivimos y que tan bien se expresaba en la película No mires arriba.

Ojalá la tragedia de Valencia nos sirva para tomarnos en serio de una vez por todas el mayor reto que tiene la humanidad ante sí, luchar contra el cambio climático y el calentamiento global. Las medidas son urgentes, valientes y radicales, pero es que nos va la vida en ello.

Irene de Miguel

Portavoz de Unidas por Extremadura

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