El despertador sonó a las cinco de la mañana para miles de extremeños que se han cansado ya de la indignidad del madrugón, ese al que están obligados si quieren estar en Madrid a una hora prudencial por carecer, a diferencia del resto de españoles, de un tren propio del siglo XXI.
Más de 300 autobuses partieron a las seis desde distintas localidades, de norte a sur y de este a oeste de la región, para que la voz de Extremadura a favor de un trendigno se oyera en la Plaza de España de Madrid, una protesta de la que muy pocos han quedado al margen en esta región y que se ha definido como histórica.
En un país que presume de la mejor infraestructura ferroviaria de Europa y cuyas empresas pondrán en circulación el “Ave del desierto” entre Medina y La Meca, en Arabia Saudí, alguien se olvidó de poner a Extremadura en el mapa del tren, ya que ésta es la única comunidad autónoma del Estado sin un solo kilómetro de vía electrificada y con traviesas en servicio del siglo XIX, lo que hace que el trayecto Badajoz-Madrid, de apenas 400 kilómetros, se realice en más de seis horas, que se pueden alargar si se produce alguna de las múltiples averías e incidencias que suelen repetirse en esta línea.
Es más, el primer tren diario que sale de Badajoz a las 06:56 de la mañana -el media distancia 99779- no llega a Madrid hasta las 15:41 horas, es decir después de 8 horas y 45 minutos de trayecto.
Marginación ferroviaria
Por eso, la marginación ferroviaria es ahora el verdadero hecho diferencial de los extremeños, algo que tuvo muy claro el actual presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, al plantear un gran Pacto Social y Político por el Ferrocarril.
Vara viajó a Madrid, igual que el resto de los integrantes del pacto, suscrito en marzo de 2016 entre la Junta de Extremadura y los agentes económicos y sociales de la región, en un tren que salió a las seis de la mañana de la Estación de Mérida con una única bandera: la verde, blanca y negra.
En este tren con destino a la protesta también fueron representantes de las formaciones con presencia en la Asamblea de Extremadura, PSOE, PP, Podemos y C's, que se sumaron posteriormente pacto, así como de las dos diputaciones provinciales y de la FEMPEX.
A esta estrategia contra la resignación se unieron en las últimas semanas 295 ayuntamientos, un centenar de federaciones y asociaciones ciudadanas, instituciones como la universidad, organizaciones agrarias o los colectivos de emigrantes, así como entidades de Castilla y La Mancha y el Alentejo portugués.
“La situación es inexplicable”
La marginación de Extremadura con respecto al tren es tan evidente que al propio presidente de ADIF, Juan Bravo, en su primera visita a la región, no le quedó más remedio que asumir que era “bastante inexplicable” esta situación.
Esto ha obligado al propio PP extremeño a no poderse salir de la hoja de ruta marcada por la Junta en el Pacto por el Ferrocarril aunque no dejan de repetir que es el actual gobierno de Mariano Rajoy el que más ha invertido en el corredor de alta velocidad Madrid-Badajoz, frente a las falsas promesas de gobiernos socialistas como el de José Luis Rodríguez Zapatero, que se comprometió a que el AVE llegaría a la región en 2010.
También desde otros sectores de la izquierda se critica la “trenmagogia” de Fernández Vara por no asumir la responsabilidad de su partido, el PSOE, en el atraso del ferrocarril extremeño y por hacer del tren una “cortina de humo” que tapa el verdadero problema de Extremadura: el desempleo y la falta de oportunidades.
Extremadura necesita un tren del siglo XXI
Sin embargo, no solo los sindicatos, sino también la propia patronal (CREEX), comparten plenamente el planteamiento de la Junta y no se cansan de repetir, tanto si analizan las estadísticas del paro como si celebran cualquier cita sectorial, que Extremadura necesita un tren del siglo XXI para poder competir en igualdad de condiciones con el resto de comunidades autónomas.
Un papel esencial en la protesta lo ha jugado la consejera del ramo, Begoña García Bernal, que ha trabajado intensamente a la hora de tratar de contentar a todos y aglutinar al mayor número de colectivos en torno a ella, incluida la plataforma “Milana Bonita”, que, a pesar de su corta vida, es un referente ya en la lucha por la dignidad del tren en Extremadura y que en un principio se desmarcó del acto en Madrid por verlo descafeinado y dirigido.
La propia García Bernal vincula la movilización con aquella de septiembre de 1979, cuando el pueblo extremeño mostró su oposición frontal a que una nueva central nuclear, la de Valdecaballeros, se instalase en la cabecera de las Vegas del Guadiana, “una marcha que ayudó a construir la bandera de nuestra identidad regional”.
Es más, la consejera no duda en augurar que “es posible que la lucha por el tren nos regale también un hermoso viaje, cual Ítaca a Ulises, en el que podamos construir lazos de solidaridad y cohesión”.
Los historiadores destacan como otro gran hecho identitario de la Extremadura contemporánea la pacífica revuelta agraria del 25 de marzo de 1936, cuando unos 70.000 jornaleros a las cinco de la mañana ocuparon más de 3.000 fincas de latifundio. Entonces también Extremadura madrugó para reclamar dignidad.