Una estatua de Buda de 47 metros coronará en Cáceres el que será el mayor centro budista de Occidente

Inmaculada Franco

10 de septiembre de 2022 22:56 h

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Finales de este año o principios del que viene es la fecha que la Fundación Lumbini Garden espera que entren las máquinas en lo alto del Cerro Arropé de Cáceres, en un suelo cedido por el Ayuntamiento, para comenzar las obras del que será el Complejo del Gran Buda. Ocupará 110 hectáreas, contará con una estatua de 47 metros realizada en piedra blanca, y se espera que sea el mayor centro de peregrinación budista de occidente.

A una altura de casi 600 metros sobre el nivel del mar, y a unos 7 kilómetros de la ciudad, frente al Centro de Formación de Tropas (CEFOT), se alzará el enorme complejo budista, que cuenta con el visto bueno municipal y de la Junta de Extremadura.

En un principio fue un proyecto que la fundación propuso al Ayuntamiento de Madrid, cuando Manuela Carmena era la alcaldesa, pero llegó José Luis Almeida a la alcaldía madrileña y no le pareció un proyecto lo suficientemente interesante. Así llegó a Cáceres, una ciudad en la que muchos de sus vecinos, creyentes o no, veneran a su querida Virgen de la Montaña, pero que ahora también abren sus brazos a Buda, bajo el pretexto de que “no hace daño a nadie y si trae dinero…”. Este argumento era el más oído en los corrillos y en las barras de bar cuando se conoció que una gran estatua de Buda modificaría su skyline.

El director de relaciones institucionales de la Fundación Lumbini Garden, Ricardo Guerrero, que se encuentra estos días en Cáceres participando en un curso de verano de la Universidad de Extremadura sobre Introducción a los Estudios Budistas, ha asegurado a elDiario.es Extremadura que ya se cuenta con la financiación para la construcción de la escultura del Gran Buda. Se trata del ingeniero jefe que va a diseñar la estatua, un adinerado profesional de prestigio, que es miembro de la Fundación Lumbini Garden y que quiere dejar su legado personal con este homenaje a Buda.

El Gran Buda, que siempre se ha dicho que se haría en jade blanco, en realidad no se va a hacer con esa preciada piedra, pero sí con una muy similar conocida como jadeíta, que la van a donar los propietarios de una mina de Myanmar.

La escultura será hueca y estará recubierta por baldosas de esas piedras blancas de Myanmar, convirtiéndose con seguridad en otro gran monumento para visitar en la, ya de por sí, monumental ciudad de Cáceres, que fue declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1986, por ser el tercer conjunto medieval mejor conservado de Europa.

Un ladrillo de la casa donde vivió Buda

La primera piedra del complejo será un ladrillo de la que fue la casa del padre de Buda, y donde vivió hasta que cumplió 29 años. Es una reliquia a la que se sumarán otras que se esperan encontrar bajo una estupa de Nepal donde se están haciendo excavaciones arqueológicas y en la que se cree que hay objetos utilizados por este maestro espiritual que vivió durante los siglos VI o V antes de Cristo.

No se sabe cuál será el presupuesto final del complejo budista, ni siquiera cuál será su fisonomía real. Se ha diseñado un complejo con sitio para organizaciones budistas, templos, embajadas de países asiáticos y todo tipo de colectivos que profesen el budismo, a los que se les ofrecerán parcelas dentro de las 110 hectáreas que ocupará el centro.

Cada organización, templo, gobierno o colectivo colaborará económicamente con la construcción del complejo y correrá con los gastos de construcción de sus propios edificios. Por lo que, según se vayan sumado los colaboradores, se irán dando pasos para hacer realidad ese complejo ideal diseñado por la Fundación Lumbini Garden.

En palabras de Guerrero, se trata de crear un “puente de entendimiento entre Oriente y Occidente, porque hay un gran abismo cultural entre ambas partes, con distintas formas de pensar y distintas filosofías de vida”. Con la construcción del centro budista lo que se pretende “es invitar a los asiáticos a venir a Occidente, compartir con ellos y conocernos un poquito más, de tal manera que sea mucho más fácil luego el intercambio de intereses culturales, económicos, y sociales”, ha explicado. La idea es que los templos y organizaciones más importantes de Asia tengan presencia en Cáceres porque alrededor es la estatua de 47 metros se ofrecerán parcelas a los países asiáticos con los que ya se han firmado convenios.

La donación como entrenamiento para el desapego

El director de Relaciones Internacionales de la fundación ha afirmado que tanto personas adineradas como gente con pocos recursos están colaborando con donaciones porque “una de las virtudes que se practican en el budismo es la generosidad. El budismo considera que el apego causa el sufrimiento y el objetivo de esta filosofía de vida es minimizarlo. Nosotros no queremos premios después de morirnos, el premio nos lo queremos llevar puesto, no queremos sufrir y para eso hay que batallar con el apego”. Incluso destaca que el budista “desarrolla en su vida diaria un entrenamiento para el desapego, por eso las donaciones son algo muy habitual, y, si encima es para dar difusión a esta forma de vida, todavía tiene mucho más mérito”.

Otra de las vías de financiación de este proyecto son las misiones comerciales que se llevan a cabo desde la fundación, poniendo en contacto a empresarios españoles con empresarios asiáticos para la puesta en marcha de intercambios comerciales, los cuales también se comprometen a donar parte de los beneficios de esas operaciones en el complejo del Gran Buda de Cáceres.

Buscando apoyos con un polémico viaje y un polémico monje

La semana pasada informaba la agencia EFE que el promotor de este macro proyecto y presidente de la Fundación Lumbini Garden, José Manuel Vilanova, acompañado de la empresaria cacereña Pilar Acosta, patrona de la Fundación, y el arquitecto Tomás Vega, se habían reunido con miembros de la junta militar golpista de Birmania (Myanmar) con el objeto de buscar apoyos entre las comunidades budistas del país.

A pesar de que este viaje ha sorprendido a la Embajada Española que “no estaba al tanto del viaje”, y manifestó que la visita “no es acorde con la política exterior española hacia un régimen militar que no reconoce”, Vilanova señalaba que “cuando vinimos hace cuatro años informamos al gobierno de Aung San Suu Kyi y ahora hay otro gobierno al que hemos tenido que informar también. Las circunstancias políticas de cada país son ajenas a nuestro trabajo”

La Junta de Extremadura, que ha dado una subvención al proyecto de 281.229, tampoco sabía nada del viaje, pero indicaron a EFE que al tratarse de una fundación privada “no tiene ninguna obligación de comunicar su agenda a la Junta de Extremadura”.

Durante este viaje, los representantes de la Fundación se reunieron además con el prominente monje budista Sitagu Sayadaw, uno de los líderes religiosos más importantes del país cuya imagen ha quedado dañada en los últimos años por su cercanía con los militares y por un sermón en el que justificó la violencia contra los rohinyá, una etnia de mayoría musulmana discriminada en el país.

¿Puede ser la zona Zepa un escollo para el Gran Buda?

Después de que en abril de 2021 las autoridades eclesiásticas y políticas de Lumbini, ciudad donde nació Buda, y de otras tres ciudades santas de Nepal, visitaran Cáceres y celebraran una ceremonia de bendición del Cerro Arropé para hermanar ambas tierras, el proyecto se encontró con un escollo en el camino: parte del cerro se encuentra dentro de una Zona de Especial Protección de Aves (Zepa), que podría dificultar la edificación en él.

Sin embargo, Guerrero asegura que eso “no va a ser un impedimento”, primero porque la zona Zepa sólo ocuparía una esquina y, segundo, porque ninguna de las cosas que se pretenden hacer allí entrarían en colisión con el plan director que rige esta zona protegida. De hecho, se está pendiente de la redefinición de la zona Zepa que afecta al cerro, ya que “no tiene ningún valor medioambiental y tampoco anida ninguna ave que justifique su protección”. Según asegura, han presentado el proyecto a algunas organizaciones ecologistas y “la mayoría” lo apoyan.

No obstante, reconoce que hay personas que han mostrado sus reticencias a la construcción de la escultura con esa gran envergadura, pero “realmente va a medir una tercera parte de lo que mide un molino eólico” “Nosotros -afirma- no dejamos de trabajar, ya se han pedido las licencias y estamos a la espera que los informes medioambientales de la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Cáceres nos den luz verde para empezar”.

Se espera que el complejo atraiga a millones de peregrinos asiáticos y occidentales porque “sería muy raro que unos turistas chinos devotos que vayan a Madrid de compras no se acercaran a Cáceres a hacer peregrinación”, subrayan desde la fundación.

Por su parte, Cáceres tendrá en Lumbini un terreno cedido por la ciudad para que instalar una oficina de representación desde la que promocionar turísticamente la capital cacereña como lugar de peregrinación y como Patrimonio de la Humanidad.

Beneficios para el empleo y las empresas de Cáceres

Si las previsiones se cumplen, la construcción del que será el mayor complejo budista de occidente dinamizará el empleo y la economía de la Cáceres. La fundación se ha comprometido a contar con empresas locales como “protagonistas de la construcción”, aunque “la parte más complicadas de la edificación de los templos budistas, como los techos puntiagudos de las pagodas” será responsabilidad de expertos asiáticos.

También se prevé crear escuelas taller para formar a futuros profesionales en esas técnicas, tanto para la construcción de nuevas edificaciones como para el mantenimiento de las que se hagan.

Una vez el complejo del Gran Buda sea una realidad, faltará ver si los ciudadanos de Cáceres, creyentes o no, le abren masivamente los brazos como lo hacen con su patrona, la Virgen de la Montaña, y la capital cacereña, que presume de ser la ciudad de las tres culturas, la cristiana, la árabe y la judía, pasa a ser la de las cuatro culturas, añadiendo la budista.