Las ‘colonias penitenciarias’ son el eufemismo usado para ocultar al campo de concentración de trabajos forzosos que mantuvo en Montijo y otras dos localidades a a 1.500 presos republicanos cautivos. Obligados a construir parte del actual canal de Montijo y la presa que lleva el mismo nombre.
Hoy día una placa sigue recordado la inauguración de esta obra hidráulica a manos del dictador Francisco Franco. Una obra de gran magnitud que sometió a los presos a un régimen de semi-esclavitud, con duras condiciones de vida en unos barracones que hoy apenas siguen en pie.
Ahora la Asamblea de Extremadura dignifica la figura de las víctimas que la dictadura sometió en uno de los seis campos de trabajo que montó a lo largo del estado español. Se trata de una propuesta del PSOE aprobada en comisión parlamentaria con el respaldo de Podemos (PP se abstuvo y Ciudadanos no acudió a la comisión).
La propuesta de los socialistas insta al Gobierno de España, y en particular a la Confederación Hidrográfica del Guadiana y al Ministerio de Agricultura, a que señalicen y coloquen en el canal de Montijo una placa o monolito que dignifique la memoria de los casi 1.500 ciudadanos que trabajaron en la colonia penitenciaria. Los socialistas han cogido el guante a la petición de la asociación de memoria histórica, que desde 2010 reclamaba medidas en defensa de las colonias.
Los pabellones de presos
Las colonias albergan el único testigo inmueble de un campo de prisioneros de la posguerra con alguna edificación aún en pie, y uno de los pocos recintos de este tipo conservados en todo el estado español.
El pleno de la Asamblea de Extremadura ya aprobó meses atrás una propuesta de impulso de Podemos que insta a la Junta a declarar como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Sitio Histórico, los restos y el paraje natural donde se ubicaban las colonias penitenciarias franquistas de Montijo. La propuesta salió adelante con el apoyo de socialistas y la abstención de PP y C’s.
Tanto PSOE como Podemos coinciden en la necesidad de que el recinto sea protegido cuanto antes a causa de su avanzado estado de deterioro. Algunos de los barracones ya no se conservan, por lo que se hace urgente la protección del paraje y de las construcciones.
Verdad, justicia y memoria
El diputado del PSOE Fernando Ayala defendió en la comisión parlamentaria que la memoria necesita para expresarse de unos soportes externos, de unas marcas tangibles. De unos lugares de memoria. “Es en estos lugares donde la memoria se fija, lugares llenos de contenido cuya misión es bloquear la acción del olvido”.
En este caso, en una obra faraónica que como en otros casos esconde la presencia de “mano de obra esclava, con trabajadores forzados, con presos políticos”. “Detenidos en contra de si voluntad, vivían una existencia desarraigada, lejos de sus habituales lugares de residencia y en condiciones infrahumanas”.
Ante esto recuerda que la Ley de Memoria Histórica recoge medidas para que la democracia española honre y recuerde las injusticias y agravios sufridos por unos u otros motivos políticos o ideológicos. Es decir que lo que se hace es hacer cumplir la ley.
A su juicio es una obligación el reconocimiento público de las personas que fueron objeto de la represión y obligadas a realizar trabajos civiles en duras condiciones de “precariedad y de sufrimiento”.
Una ley extremeña de memoria democrática
El diputado socialista también apuntó al deseo de su partido de aprobar una ley regional de memoria democrática que lleve a la práctica los principios que promueve la Ley de Memoria Histórica. Una medida que resulta necesaria si se analizan casos como el de Conchita Viera, que ejemplifica el vacío al que se enfrentan algunos familiares a la hora de aplicar la Ley de Memoria Histórica.
Esta mujer octogenaria nunca ha logrado que la propietaria de una finca de secano sin cultivar le diera permiso para desenterrar la fosa en la que yacen los cuerpos de su padre y otras 11 personas. Su padre, alcalde republicano socialista de Valencia de Alcántara, fue asesinado por los franquistas y arrojado a una mina.
Su caso ya ha sonado en varias ocasiones en la Parlamento regional porque Conchita llegó a conseguir una subvención de 40.000 euros por parte del Gobierno Zapatero para exhumar los restos de la mina. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura reclamó a la Junta que iniciara el expediente de ocupación forzosa temporal, como marca la ley. Pero el Ejecutivo de Monago nunca respondió a la reclamación de expropiación. Esta mujer se vio obligada a devolver la subvención.
¿Qué dice el PP?
El Partido Popular se abstuvo de la propuesta de la señalización y homenaje a las víctimas y familiares de las colonias de Montijo bajo el argumento de que la propuesta también reclama un cambio de denominación de la infraestructura hidráulica.
Es decir, que pase a llamarse la obra ‘Canal de los presos’, en sustitución de ‘Canal de Montijo’. Una medida que según la diputada popular Trinidad Nogales acarrea “otros elementos que no son tan sencillos”, como cambios en la cartografía.
Argumentó que sí están a favor de la señalización del lugar y recordó que su partido ha mostrado en el pleno de la Cámara autonómica su “respeto absoluto” a la Ley de Memoria Histórica, del reconocimiento de las víctimas.
Precisamente el Partido Popular apoyó las proposiciones de PSOE y Podemos en condenan a la exaltación del franquismo por cargos públicos, como la que hizo el diputado regional del PP Juan Antonio Morales, que acudió a una cena de la fundación Francisco Franco para recoger su reconocimiento como 'caballero de honor', en compañía del alcalde de Guadiana del Caudillo y diputado provincial Antonio Pozo.
Podemos, con las víctimas
La propuesta sí contó con el apoyo de Podemos, que coincidió con los socialistas en la necesidad de dignificar la figura de las víctimas de la dictadura militar. Sobre todo en un momento en el que “en las instituciones se encuentran personas que no aceptan que el franquismo fue una etapa horrorosa”, en alusión al diputado del PP Juan Antonio Morales.
El diputado de la formación morada Daniel Hierro aplaudió la medida, aunque advirtió que llega tarde si se tiene en cuenta que la propuesta de las colonias penitenciarias es una reclamación que viene haciendo la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura desde 2010.
Insistió al mismo tiempo en la urgencia de la proteger los barracones que aún siguen en pie en Montijo. Para Podemos deben ser un espacio de la memoria democrática, al igual que en Alemania se lleva a los escolares a visitar los campos de concentración.
En este sentido el diputado socialista aclaró que la naturaleza de la propuesta de este miércoles es la de rehabilitar la memoria de las víctimas como un monolito. En cuanto a la protección de los restos, informó de que el Grupo Parlamentario Socialista ha hecho una consulta a la Dirección General de Patrimonio “y la respuesta es que de momento no hay nada, a la espera de tener una respuesta afirmativa cuanto antes porque se están deteriorando a pasos agigantados”.
Las colonias de Montijo fueron uno de los escenarios donde se obligó a los republicanos a construir canales y presas, en este caso en el Guadiana. Aunque también hubo campos en las cuencas del Tajo, Guadalquivir, Alberche y Jarama. Casi un 20% fueron presos extremeños, un 29,5% andaluces y un 12,4% catalanes, entre otras procedencias, los cuales participaron en la construcción de una parte del Canal de Montijo y de una parte de la presa del mismo nombre.
Para la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura es una obligación legal y democrática el reconocimiento de este espacio, que hacinó a miles de personas bajo las órdenes de la dictadura militar. “Un lugar donde las personas que fueron objeto de la represión y obligadas a realizar trabajos civiles en condiciones de precariedad y sufrimiento”.
“Los testimonios directos recogidos por las investigaciones historiográficas, hablan de cientos de personas que malvivían amontonadas en barracones. A las duras condiciones de las instalaciones y a la falta de higiene en general hay que sumar los problemas de suministro de alimentos derivados de las estrategias corruptas de los dirigentes de este tipo de centros, de manera que los reclusos terminaban recibiendo una alimentación muy deficitaria en cuanto a cantidad y calidad. Esta situación conllevó la proliferación de enfermedades relacionadas con el aparato digestivo”.
La colonia contaba con varios centros de trabajo repartidos a lo largo de todo el canal: por un lado, el campamento principal con sede en Montijo y, por otro, varios pabellones como el de Lácara (frente a Torremayor) o el de la Garrovilla. El campamento principal se construyó a las afueras de Montijo.