Extremadura ha recordado y homenajeado este miércoles a las víctimas del terrorismo, cuyos derechos deben inspirarse en los principios de memoria, verdad, justicia, dignidad y reparación, y que la sociedad debe defender y respaldar, como así se ha expresado en un acto institucional celebrado en Mérida.
El dolor, la reivindicación de “quiénes son las verdaderas víctimas y quiénes son los verdugos”, la exigencia de la verdad y dar a conocer el verdadero relato de medio siglo de barbarie son sentimientos y reclamaciones que han recorrido cada rincón del Palacio de Congresos de la capital emeritense, espacio que ha acogido este acto.
Víctimas y familiares de éstas han recibido el cariño de la sociedad extremeña representada por el Gobierno autonómico, con su presidenta, María Guardiola, a la cabeza; la titular de la Asamblea, Blanca Martín; el delegado del Gobierno, Francisco Mendoza; los expresidentes extremeños Guillermo Fernández Vara y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, así como representantes de Guardia Civil, Policía Nacional y Defensa, y de otras administraciones públicas y diversas entidades sociales.
Este recuerdo institucional ha servido de marco para la entrega de 137 medallas a víctimas del terrorismo en esta comunidad autónoma, distinciones recogidas en la ley 2/2020, de 4 de marzo, de apoyo, asistencia y reconocimiento a las víctimas de terrorismo de Extremadura, la cual se promulgó, entre otras finalidades, al objeto de rendir testimonio de honor y reconocimiento a quienes hubiesen padecido directa o indirectamente actos terroristas.
Estas distinciones y honores se dirigen tanto a las víctimas de terrorismo como a las personas, instituciones o entidades que se hayan distinguido por sus actuaciones en la lucha contra el terrorismo y la defensa a las víctimas de terrorismo, como muestra de solidaridad y reconocimiento de la sociedad extremeña. De hecho, una de las 137 medallas ha sido entregada a la Federación Extremeña de Hermandades de Donantes de Sangre.
En su intervención, Guardiola ha subrayado “la valentía de muchos españoles que no se acobardaron ante el chantaje terrorista” y ha instado a recuperar y mantener “el espíritu de Ermua” para avivar la convivencia y cimiente el Estado de Derecho. “Al terrorismo se le venció con el corazón y la honestidad”, ha agregado la jefa del Ejecutivo extremeño, quien ha instado a mantener la firmeza y reivindicar la verdad de medio siglo de barbarie. “No se puede blanquear a los herederos” de la violencia, ha dicho Guardiola, quien ha remarcado el valor de quienes rechazaron y perdieron la vida por evitar que “el terrorismo de ETA arrinconara a una sociedad que quería avanzar”.
Desde la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) en Extremadura, su presidenta, Inmaculada Sánchez Polo, tras repudiar los homenajes que aún siguen recibiendo los etarras, ha manifestado que las víctimas “siguen vivas en nuestra memoria y en la sociedad”. “Medio siglo de terror, con un millar de muertos y otros tantos heridos; 50 años de vidas rotas a manos de unos sanguinarios sin escrúpulos”, ha recordado Sánchez Polo, quien ha pedido que “ese dolor y esa sangre no caigan el olvido”.
Por su parte, el representante de la Asociación Extremeña de Víctimas del Terrorismo (ASEXVITE), José Marín Antón, ha expuesto que la memoria, que tiene una función social, se construye con “dignidad, verdad, justicia y reparación”. “¿Por qué fuimos víctimas?, ¿qué condena están cumpliendo quienes nos arrebataron vidas?” se ha preguntado Antón a la hora de exigir verdad. Asimismo, ha criticado algunas lagunas de la citada ley extremeña, pues, según ha apuntado, “hay víctimas que no lo fueron y están cobrando” indemnizaciones, y hay víctimas que por el hecho de no haber residido tres cuartas partes de su vida en la región “no se las dan”.
La Junta de Extremadura concedió el pasado 28 de agosto la Medalla a las víctimas del Terrorismo de esta comunidad a 56 personas, según la resolución de la Consejería de Presidencia, Interior y Diálogo Social, distinciones que suman a las 80 que fueron aprobadas en mayo de este mismo año.
La lacra del terrorismo se ha llevado la vida de 63 extremeños y extremeñas, 55 de ellos por actos terroristas de ETA, cinco a manos del GRAPO, dos por el terrorismo yihadista y una por la extrema derecha.
De conformidad con lo establecido en el artículo 4 de la citada ley, la medalla se concede a los familiares de las víctimas de actos terroristas hasta el segundo grado de consanguinidad.