El 10 de octubre de 2001, la Asamblea de Extremadura aprobaba la creación del Instituto de la Mujer, al que se encomendaban las labores de “mejora de la sociedad extremeña a través de la eliminación de cuantos obstáculos y barreras se encuentren las mujeres para acceder a todos los ámbitos de la vida en igualdad de condiciones que los hombres”.
Con 33 votos socialistas a favor y 27 en contra, el que fuera presidente de la cámara extremeña, Manuel Veiga, anunciaba la aprobación “del dictamen al proyecto de ley de creación del Instituto de la Mujer”.
El IMEX celebra este 2021 su 20 aniversario y con él toda sociedad extremeña. Dos décadas de cambios, nuevas leyes y pactos que han hecho posible, por ejemplo, que el número de mujeres autónomas en la región haya pasado de apenas 2.500, en 2001, a más de 15.000, en la actualidad.
Hablamos con Isabel Gil Rosiña, “mamá, maestra, socialista, feminista y ahora Consejera de Igualdad y Portavoz de la Junta de Extremadura”, de conciliación, de derechos, de equilibrio y justicia social, y de cómo el Instituto de la Mujer de Extremadura ha hecho posible otra Extremadura, más feminista, más justa y más igualitaria aunque todavía “tenemos grandes retos por delante”.
¿Es la sociedad extremeña más feminista que hace 20 años?
Sin lugar a dudas lo es, la sociedad extremeña y la española. Las nuevas generaciones tienen un concepto más sano y más justo de lo que significa la igualdad entre los sexos.
Echando la vista atrás, ¿de qué forma ha mejorado el Instituto de la Mujer de Extremadura la sociedad extremeña?
La foto de hoy nada tiene que ver con la de hace 20 años. Es verdad que siempre con motivo de un aniversario intentamos sacar datos que nos permitan hacer una comparativa de esa foto y solemos pecar, especialmente quienes estamos en los organismos públicos, de poner el ejemplo de cuántas mujeres estamos hoy en los gobiernos y cuántas estaban antes pero más allá de lo que hemos avanzado en cuanto a la representatividad de las mujeres, al equilibrio justo en los órganos de decisión y en la toma de decisiones, hay otros datos muy relevantes y que no se conocen tanto como por ejemplo que hace 20 años había apenas 2.500 autónomas y hoy en día hay más de 15.000, lo que supone el 30% del total de trabajadores autónomos que tiene Extremadura.
No sólo en las esferas de responsabilidad y poder la mujer ha ocupado el puesto que le correspondía sino en otras muchas otras como el trabajo autónomo, que hacen que Extremadura funcione.
Se pone mucho el foco en la mujer rural, ¿existe también una brecha entre lo rural y lo urbano cuando se habla de igualdad de género?
Efectivamente, existe esa brecha entre lo rural y lo urbano pero el esfuerzo de los gobiernos socialistas durante tantos años por hacer posibles y sostenibles los servicios públicos, tanto en el mundo rural como en el urbano, ha permitido que en un pequeño pueblo también existan centros infantiles como en una gran ciudad, por ejemplo.
Pero sí, es verdad que tenemos que hacer un mayor esfuerzo en el mundo rural mirando al papel que tiene la mujer en el sector primario. Hace unos años, pusimos en marcha, durante el gobierno de Zapatero, la Ley sobre Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias.
En este sentido, Extremadura es, hoy en día, la tercera comunidad autónoma en el uso de ese derecho pero ahí nos sigue faltando que muchas mujeres extremeñas trabajan la tierra pero no tienen reconocidos sus derechos, no sólo los de hoy sino también los de mañana.
Hay muchos objetivos cumplidos y avances, pero ¿cuáles son los retos y las asignaturas pendientes para conseguir una sociedad más igualitaria?
El reto fundamental de las políticas de igualdad, de las que el IMEX es el elemento tractor de todas ellas, son las que se refieren a la conciliación y corresponsabilidad porque realmente no existen.
Aunque estamos comenzando a dar los primeros pasos y tenemos los primeros programas y políticas públicas en Extremadura, como Diviértete, el Plan Corresponsable, la red de ludotecas, las ayudas al cuidado de los hijos menores, no hay una verdadera concienciación social de lo que significa o de la necesidad, mejor dicho, de sacar a la mujer del centro de los cuidados, bien sea de hijos menores o de padres y madres mayores. Y hasta que no seamos capaces de sacar a la mujer como elemento imprescindible de los cuidados no estaremos avanzando.
Y le voy a dar un dato, en la propia administración pública, a la que se accede por mérito y capacidad en igualdad de condiciones, a través de unas oposiciones, más del 70% de las excedencias por cuidado de los hijos las piden mujeres y más del 70% de los jefes de servicio de la Junta de Extremadura son hombres.
Hemos avanzado mucho, sin lugar a dudas. La sociedad extremeña es hoy más feminista, sin lugar a dudas, pero todavía tenemos grandes retos por delante.
Hay datos alarmantes que indican que un 20% de los jóvenes niega la violencia de género y la considera un invento ideológico y un 10% cree que las desigualdades de género no existen. ¿Por qué cala tanto el discurso populista?
Está calando un discurso populista que es peligroso que no llamaría exactamente así, sino discursos de odio. Y los discursos de odio que se están pronunciando en los parlamentos de este país están haciendo daño en la colectividad y debemos combatirlos con todas nuestras fuerzas.
Quienes niegan la violencia de género tienen que saber las 1.117 mujeres que han sido asesinadas desde que hay datos y registros oficiales pero la violencia de género que tiene su mayor expresión en las mujeres asesinadas tiene otros muchos datos.
En Extremadura, hay más de 1.600 mujeres protegidas, 625 con órdenes de protección activa, muchas de ellas jóvenes que tienen que llevar un dispositivo de seguridad porque su vida corre peligro y la de sus hijos y sus hijas, también.
La violencia de género es real, ocurre cada día y más cerca de nosotros de lo que nos pensamos. Es verdad que ha habido una mayor concienciación por parte de la sociedad, tanto es así que, en la región, por ejemplo, el 30% de las denuncias por violencia de género vienen del entorno de la víctima, algo que hace unos años era impensable.
Todo el esfuerzo institucional, con todas las leyes que se han aprobado a nivel nacional, que son vanguardia de Europa y del mundo para proteger a la mujer y erradicar la violencia de género están teniendo sus resultados.
Todos los servicios y dispositivos, así como las respuestas institucionales, están dándole a las mujeres víctimas de violencia de género una segunda oportunidad de vida.
Ahora es el momento de hacer un mayor esfuerzo en la prevención, en que la violencia no tenga lugar y ahí es fundamental y muy importante que nos paremos a analizar que está ocurriendo con esa aceptación y tolerancia de la violencia por parte de los más jóvenes.
Estamos haciendo un gran esfuerzo, de hecho, las campañas que vamos a sacar en breve en torno al 25 de noviembre las vamos a destinar especialmente al público joven.
¿Cómo se trabaja desde la región para fomentar el discurso contrario entre los más jóvenes?
Tenemos unos docentes absolutamente concienciados con la violencia de género, que trabajan para que desde el aprendizaje el alumnado sea capaz de detectar como las desigualdades entre las mujeres y los hombres existen y los obstáculos con los que se encuentran las mujeres para acceder a un puesto de trabajo, conciliar su vida familiar y laboral o cómo la violencia de género puede comenzar de manera sútil, controlándote el móvil.
En este sentido, estamos dando pasos importantes en el sistema educativo extremeño. Este curso escolar es el primero en el que se está desarrollando un plan de igualdad y este es un paso importantísimo, que no ha generado grandes titulares pero que trata de atacar la raíz del problema.
Y atacar la raíz del problema es ir a que en la formación inicial de quienes serán los ciudadanos del mañana, se estudie la historia del feminismo, las desigualdades entre el hombre y la mujer…y de esta manera a estos ciudadanos del mañana no tendremos que pedirles un plus.
Las políticas de igualdad no pueden ser el ingrediente final con el que acabas de adornar un plato sino que tiene que ser la masa madre y para ello es necesaria una formación en todos los niveles iniciales educativos. Da igual a qué se vayan a dedicar, sólo así conseguiremos que la violencia no tenga lugar.
Hace escasamente un mes, en un acto de la Fundación Mujeres hablaba de “la necesidad de preparar al sistema educativo con la necesaria mirada y perspectiva de género”. Efectivamente, hay que empezar desde la base y para ello es fundamental la colaboración con centros docentes, otras administraciones, asociaciones…
Se trata de decisiones valientes y necesarias que exceden a las competencias del IMEX y del propio gobierno. Si preguntáramos a cualquier persona por la calle que haría para que la violencia de género no tuviera lugar, posiblemente, nos respondería “eso se aprende en la escuela” y es que injustamente hacemos recaer sobre el sistema educativo una responsabilidad que no es solo suya, porque cuando hablo de la formación inicial de cualquiera de las profesiones también me refiero a la formación inicial de los que mañana serán abogados y jueces, por ejemplo.
Tenemos que entender que el feminismo no es lo contrario de machismo y que esta cuarta ola feminista, este empoderamiento, no trata de querer una supremacía de la mujer respecto al hombre, es querer una cuestión de justicia social y es querer que la sociedad sea mejor y más democrática.
Porque cuando hablamos de una sociedad más justa y más igualitaria, de la violencia de género, de la falta de conciliación, de las dificultades de las mujeres para acceder al empleo, tendríamos que comenzar a articular discursos más ambiciosos y preguntarnos cómo sería Extremadura si tuviéramos el pleno empleo de las mujeres o cómo sería Extremadura si existiera una verdadera corresponsabilidad de las tareas de los cuidados. También sería necesario saber cuánto estamos perdiendo de productividad, de crecimiento y riqueza por no ser capaces de dar las mismas oportunidades, en el mercado laboral, a las mujeres que a los hombres.
La igualdad es un objetivo estratégico de este gobierno y cuando hablamos de estratégico de lo que estamos hablando es de esto, estamos hablando de que Extremadura ya converge en cifras de empleo con España pero que las mujeres seguimos teniendo un problema de paro estructural. Pues cambiemos todo lo que tengamos que cambiar en nuestras políticas activas de empleo, que ya lo estamos haciendo, y en nuestras oportunidades también en las empresas privadas que ya están obligadas a tener un plan de igualdad.
Y necesaria también, en este sentido, la cooperación transfronteriza, de hecho, ya se han puesto en marcha programas entre Extremadura, Alentejo y Centro…
Para mi es un regalo que la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo forme parte de la Consejería de Igualdad porque en cooperación internacional Extremadura está marcando una línea y abriendo camino en una cooperación feminista y que busca garantizar los derechos del colectivo LGTBI en otros países del mundo en los que están a años luz de España.
¿En qué nuevos proyectos trabaja el IMEX de cara al 2022?
Tenemos un presupuesto que crece un 19%, algo que era impensable hace unos años, y el objetivo principal es que seamos capaces de afianzar las nuevas políticas que estamos construyendo desde la Consejería de Igualdad, como son las políticas públicas de conciliación.
El resto de programas, que lleva desarrollando la Junta de Extremadura con anterioridad los estamos mejorando y afianzando y estamos haciendo un esfuerzo muy importante para ser más diligentes en la respuesta que damos a las mujeres que son víctimas de violencia de género.
En definitiva, aspiramos a que en el ejercicio del 2022 seamos capaces de afianzar las políticas públicas de conciliación, ya que es muy difícil romper esa dinámica de situar a la mujer en el centro de los cuidados.
El pasado 8 de marzo, Extremadura celebraba el Día Internacional de la Mujer bajo el lema “Objetivo Igualdad”, como una manera, decía, de subrayar que la igualdad es el objetivo estratégico de este gobierno regional, ¿qué reivindicaremos el próximo 8 de marzo?
Vamos a mantener el mismo lema, “Objetivo Igualdad”, primero porque no está alcanzado y segundo porque es un mensaje muy potente que engloba todas las cosas que queremos hacer desde la Consejería y desde el propio Instituto de la Mujer.
“Objetivo Igualdad” es un objetivo estratégico no sólo de la Junta de Extremadura sino de la sociedad, porque hay muchas mujeres con muchas dificultades todavía, hay muchas inercias que romper y muchas políticas que cambiar.
¿Cómo se imagina, o mejor dicho, cómo le gustaría ver la Extremadura del 2030?
Me gustaría ver una Extremadura que tenga otras cifras. Una Extremadura mucho más igualitaria en la que cuando hablemos de paro no hablemos de paro estructural en las mujeres, que cuando hablemos de cuidados no pensemos en las mujeres… Esto es lo que me gustaría no sólo como responsable pública sino como mujer que milita en el feminismo más allá de mis responsabilidades públicas.