No quiero engañar a nadie. A mí me encanta el cine, pero no pierdo una noche de sueño por ver ninguna gala, de nada, ni de nadie. Aunque puedo perder una noche de sueño por acompañar a alguien o por leer un buen libro. De modo que esto que voy a comentar, lo he leído en la prensa la mañana siguiente.
Lo primero que leí fue que Jane Campion había ganado ¡por fin! el Oscar a la mejor dirección. Digo “por fin” porque para mí se lo merecía ya en aquella mítica película que tituló El piano y que es todo un referente para la reflexión y por su puesta en escena. Leer que era ella la elegida fue para mí un magnífico comienzo de mañana, ya que reconozcámoslo, para hacer buen cine no solo es necesario tener algo que decir, un mensaje; es necesario tener algo que contar, una buena historia; y además hay que hacer un buen uso de la tecnología para sacarle el mejor partido a la elección de actrices y actores, enclaves, decorados, vestuario, sonidos y músicas.
Y qué decir de la actriz Jessica Chastain, mejor actriz por Los ojos de Tammy Faye su discurso fue brillante al pronunciarse en contra de la “legislación discriminatoria e intolerante que está barriendo nuestro país con el único objetivo de dividirnos aún más”, así como de la “violencia y los crímenes de odio perpetrados contra personas inocentes”. Y su mención al suicidio, “una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos. Ha tocado a muchas familias; ha tocado el mío. Y especialmente los miembros de la comunidad LGBTQ, que a menudo se sienten fuera de lugar con sus compañeros”. Y terminó con una gran verdad universal: “Queremos ser aceptados por quienes somos, aceptados por quienes amamos, vivir una vida sin temor a la violencia o al terror. Y para cualquiera de ustedes que, de hecho, se sienta desesperado o solo, quiero que sepa que es amado incondicionalmente por la singularidad de ser quien es”.
Luego, el actor Troy Kotsur que se suma a Marlee Matlin, como persona sorda que logra un Oscar. Confieso que a mí Marlee Matlin me gusta muchísimo y siempre que la veo actuando me alegra el día saber que permanece. Y como soy muy fan de The Mandalorian, quiero aprovechar, por si de rebote le llega a Kotsur, para darle las gracias por su trabajo para dar forma a la lengua de signos de los moradores de las arenas.
Otra alegría de estos Oscar 2022 fue el premio para Ariana DeBose, defensora de los derechos de la comunidad LGTBIQ+, antirracista y feminista, que ganó el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto, por West Side Story. La primera persona abiertamente queer (cuya identidad de género no está incluida o trasciende la dicotomía hombre/mujer) que sube a recoger el premio, obviamente en la categoría de su personaje, no en la suya personal. Una persona afrolatina, o sea una persona racializada. Lo que me lleva a lo que seguramente ustedes están esperando. La aparición de Jada Pinkett con la cabeza rapada, haciendo frente a la presión social creo que es un acto heroico. Ella lleva cuatro años tratando de aceptarse con su nueva imagen, y todas sabemos lo difícil que es aceptarse cuando la vida te impone un cambio que no has elegido. A mí, después de la quimioterapia, me costó dos años aceptarme así como me he quedado, nada que ver con la foto de perfil que aparece junto al artículo, y eso que yo no tengo la presión de la fama mundial. Por eso, mi gratitud hacia Jada es infinita.
Pienso mucho en la fama, porque es algo que en realidad uno desea. Yo deseo ser una escritora reconocida, pero no es lo mismo que ser una persona que vive de su imagen pública, y es alguien reconocible incluso en lugares que no sabes que existen. Es una de esas locuras que hacen que te estalle la cabeza, ni Jane Campion, Jessica Chastain, ni Marlee Matlin o Jada Pinkett saben que sus logros ocupan mi tiempo y el de ustedes, en una exótica región del sur de Europa. Pero supongo que de algún modo son conscientes de su influencia en el devenir de la Historia, y se esfuerzan por dejar una huella en positivo.
Por eso, el gesto de Jada, al presentarse con su cabeza rasurada en una gala donde miles de páginas van a hablar de elegancia, estética y otras cosas similares, abre camino a muchas mujeres que como ella se ven afectadas por la falta de cabello. Y además pone en boca de la gente una enfermedad, que al ser una enfermedad que afecta sobre todo a las mujeres, pasa desapercibida. Ella sufre alopecia cicatricial centrífuga central, o ACCC, que causa pérdida permanente del cabello. Al parecer, por lo que he leído afecta casi exclusivamente en mujeres afrodescendientes de entre 30 a 55 años, y las investigaciones sugieren que puede afectar hasta al quince por ciento de estas mujeres.
Y para finalizar, seguro que lo han visto en muchas publicaciones, la preciosa pareja que hicieron Liza Minnelli y Lady Gaga, poniendo el cuidado en el centro de la gala, como deberíamos ponerlo en el centro de la vida.Parece que los Oscar 2022 nos han dejado una larga lista de referentes para ser una sociedad mejor.