El cáncer es imprevisible, aunque el tabaco y otros riesgos lo acentúan, advierte Mariano Barbacid

El Jefe del Grupo de Oncología Experimental del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Mariano Barbacid, considera que el cáncer es un 'accidente' que no se puede prever, pero sí se puede actuar contra los riesgos que aumentan la probabilidad de sufrir esta enfermedad, como el hábito de fumar.

Ha incidido en que la prevención de riesgos es muy importante en la lucha contra el cáncer y la ha comparado con la conducción. “Si uno va a 200 kilómetros por hora y lleva las ruedas gastadas, la probabilidad de un accidente es mucho mayor. Esto es lo que le ocurre a los que fuman, no se dan cuenta de que se están autolesionando, por lo que es importante insistir” en los riesgos.

El bioquímico impartió este martes, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, una conferencia sobre investigación oncológica en el Hospital de Mérida, a la que también ha asistió el consejero de Sanidad y Políticas Sociales, José María Vergeles.

Avances de la medicina

Considera que la medicina oncológica está mejorando gracias a que los médicos están cada vez más formados y existen mejores diagnósticos, técnicas quirúrgicas y fármacos.

Apuntado a los avances en los tumores de próstata o de mama, donde la supervivencia ronda el 95 por ciento, “por lo que casi podemos decir que hay enfermedades más corrientes en las que la mortalidad es mayor”.

Por ejemplo, en EEUU, donde las estadísticas son más precisas, las dos terceras partes de los pacientes con cáncer viven más de cinco años después de su diagnóstico, mientras que hace poco tiempo, esta cifra se reducía a la mitad, informa la Agencia Efe.

No obstante existen otros cánceres como el de páncreas donde la tasa de supervivencia se sitúa en el 4 por ciento y “es ahí donde hay que trabajar”, ya que, a su juicio, los investigadores deben interesarse por los tipos de tumores que se “curan poco”. “No podemos hablar del cáncer como si fuera una entidad única, pues hay cánceres que se curan en la mayoría de los casos y otros con porcentajes de supervivencia muy bajos”.

Nuevas terapias

Con esta conferencia, Barbacid ha ofrecido a los facultativos emeritenses una visión general de las dos nuevas terapias contra el cáncer que se han desarrollado en los últimos 20 años, las terapias personalizadas o medicina de precisión, y la inmunoterapia, que ganó el Nobel de Medicina en 2018, ha recordado.

“El cáncer no es una enfermedad, son muchas, y sería imposible abarcar lo que se está investigando en mama, pulmón o páncreas con una sesión de 45 minutos”, ha apuntado.

Según ha expuesto, en líneas generales, los investigadores de la inmunoterapia han descubierto que las células cancerosas son capaces de producir unas proteínas que inactivan el sistema inmune, con lo cual, los tumores se hacen “invisibles” a la defensa natural del cuerpo.

En palabras de Barbacid, ésta es una pregunta que la ciencia se cuestionaba desde hace mucho tiempo: ¿cómo es posible que el sistema inmune no reconozca los diferentes tumores?. Frente a ello, las industrias farmacéuticas han generado unos anticuerpos que inhiben a esas proteínas, que, a su vez, paralizan al sistema inmune para, de forma indirecta, activar las defensas naturales del cuerpo, aunque la “mala noticia” es que esta solución no funciona frente a todos los tipos de tumores y todavía no se conoce el motivo.

Hasta el momento el melanoma y el cáncer de pulmón son los tumores en los que mejor ha funcionado esta terapia. Sin embargo, el impacto ha sido mucho menor en otros como el cáncer de páncreas o mama.

Economía de escala con los tratamientos

El consejero de Sanidad y Políticas Sociales, José María Vergeles, señala que el 'elevado' coste económico del cáncer para el Sistema Nacional de Salud (SNS) “no ha hecho más que empezar”, por lo que ha propuesto aprovechar las economías de escala y pagar solo los tratamientos cuyo resultado sea efectivo.

En su opinión el gasto que asume el SNS es “elevado y esto no ha hecho más que empezar”. Apunta que los complejos hospitalarios de la región están llevando a cabo terapias de inmunooncología que cuestan alrededor de 900.000 euros por paciente y tratamiento.

Ante este escenario ha planteado “comprar donde se puedan aprovechar las economías de escala, contratos con la industria farmacéutica por techo de gasto y gestión de riesgos compartidos”, es decir, pagar el tratamiento solo en caso de que sea efectivo.

De esta forma, a su juicio,es posible reducir el elevado coste de la innovación terapéutica que está invadiendo el sistema de salud que y puede dar al traste con la sostenibilidad económica del mismo.

En cuanto al gasto de las familias, ha explicado que el paciente no asume más de lo que está obligado por el copago farmacéutico dado que la mayoría de los medicamentos que se utilizan, “de última generación y muy caros”, se dispensan desde la farmacia hospitalaria, por lo que son “totalmente gratuitos” para el enfermo.

No obstante, sí ha reconocido que para el resto de cuidados, los pacientes deben aportar una serie de copagos, además de los costes laborales y sociales que conlleva la enfermedad.