Eran las elecciones europeas de mayo de 2014. Las portadas de los periódicos remarcaban el caso de un hincha del Atlético de Madrid que tenía una entrada para ver la Final de la Champions. Se libró de ir a la mesa electoral tras presentar un recurso ante la Junta Electoral. Sus argumentos convencieron y fueron suficientes.
Nuria Zurita, una joven de Hervás, no tuvo la misma suerte. Ella también presentó un escrito, que fue denegado. Alegaba una objeción de conciencia. Lo hacía por motivos ideológicos, pero no fue aceptada.
Este lunes, 25 de enero, Nuria se enfrenta a un juicio en Plasencia por un presunto delito electoral. La Fiscalía pide para ella una pena-multa de 16 meses por 10 euros diarios (4.800 euros), o una pena de cárcel de ocho meses. Aunque no tiene antecedentes, sí tendría que cumplirlos si no abona la multa.
12 insumisos coordinados
Explica que el motivo de no ir no es una ‘cruzada’ contra la mesa electoral, sino un convencimiento reflexionado y argumentado. Completamente meditado. Nuria no comparte el sistema parlamentario actual ni el modo en que se articula la Ley Electoral y las elecciones, “y por lo tanto considero que se trata de una ley injusta”.
Esta joven se coordinó con otras 11 personas insumisas llamadas a las mesas aquél 25 de mayo de 2014. Todos presentaron un escrito en el que pedían no formar parte de la mesa por su objeción ideológica.
Ella es la única que tiene ahora un proceso penal abierto. Otro de los objetores se enfrentó a un juicio rápido por el que pactó una multa de 480 euros --que finalmente no ha tenido que abonar--.
¿Qué hacer con algo que te parece injusto?
Sus motivos para la objeción son firmes. Y pone como ejemplo el caso del bombero al que le obligaron en Galicia a ejecutar un desahucio, y se negó a ejecutarlo. “¿Debería de haber asumido el bombero la ley si consideraba de sobra que era injusto desahuciar a una anciana, mientras se rescatan a los bancos?”. Este es el mensaje que lanza a las puertas de un juicio, del que sabe que puede incluso acabar encarcelada si no pagase la multa.
Ahora, avisa que en caso de no salir absuelta, recurrirá “una y mil veces si es necesario”.
Es inevitable ante un caso como este no acordarse de aquellos insumisos que acabaron en la cárcel por no acatar la orden de ir a la mili. Y Nuria lanza una reflexión, parafraseando a Thoreau: “La ley nunca ha hecho a los hombres más justos”. Piensa que incluso el cumplimiento de la ley -en muchas ocasiones- “nos hace responsable de situaciones tiranas, motivo por el que los insumisos deciden hacer desacato”. “Son conscientes de sus decisiones y del castigo que estas suponen, pero la imposibilidad de acatar la ley les es ineludible”.
“No me arrepiento de nada”
De hecho no se considera culpable de nada, y afirma rotunda que volvería a hacerlo. A su parecer “las elecciones son una ficción necesaria para mantener la sensación de que las decisiones están en manos del pueblo, y como tal, no quería participar en las elecciones”. “Es un monopolio en manos de una minoría”.
“La política no es ir a votar una vez cada cuatro años, tiene que ser un gesto diario, habitual en nuestras vidas. En nuestra forma de vivir, de relacionarnos, y de practicarla con nuestra gente, con la sociedad más cercena”.
“Si nuestros antepasados no hubieran desobedecido las leyes injustas, los derechos sociales no hubieran llegado jamás”. ¿Puede entenderse como algo normal que le metan en la cárcel 8 meses por negarse a participar en unas elecciones que no comparte?: la respuesta llegará para ella este lunes.
Hay mucha gente que no se presenta en las mesas
Remarca otra cuestión, el hecho de que aparte de ella es probable que aquél día cientos personas no acudieran a la mesa tras ser llamadas. De manera que entiende que el motivo por el que ella es juzgada sea quizás ‘ejemplarizante’.
No obstante piensa que el factor ‘suerte’ es determinante. Mientras que a Nuria le pide el Ministerio Fiscal 8 meses de prisión --o 4.800 euros--, 10 de los insumisos que iniciaron también el mismo proceso no han recibido ni una sola notificación del juzgado. Con ellos la Junta Electoral hizo lo que suele hacerse en estos casos: “la vista gorda”. Su caso también es diferente porque a ella la denunciaron.
En el escrito de defensa ante las acusaciones del Ministerio Fiscal, su abogado argumenta que alegó en tiempo y forma la excusa de objeción de conciencia, hecho este que fue respondido por la Junta Electoral “con un simple telegrama en el que sin motivación alguna se venía a desestimar referida excusa, excusa esta que no deja de ser un derecho fundamental recogido en nuestra Carta Magna y que goza del amparo constitucional que nuestro ordenamiento jurídico le brinda”.
“Con los debidos respetos, entendemos paradójico que se desprecie la excusa alegada y, sin embargo, se acepten excusas cuales son la de asistir a un encuentro deportivo, esto es a un evento consistente en la asistencia a un partido de futbol”, argumenta en su escrito el abogado de la joven, Crescencio Canelo.
Añade que únicamente se alega por parte de la Junta Electoral la posible infracción de una norma que entienden “caduca y no acorde con la realidad social del momento en el que se producen los hechos”. “Esto es un país en crisis económica y social, con una gran parte de su población en situación de extrema necesidad y una desafección política en toda regla contra las instituciones y los partidos políticos que las gestionan”.
“Razón por la cual la desconfianza de la población se ha traducido, en cuanto al resultado, en una más que significativa abstención electoral, resultando de igual forma paradójico que la ciudadanía pueda ejercer su derecho de abstención ante estos mismos comicios, por razones en muchas ocasiones basados en la objeción de conciencia y sin embargo esta abstención no abarque a los ciudadanos designados para formar parte de las mesas electorales”.