El invierno atípico, con altas temperaturas, complicará mucho la lucha del camalote en el Guadiana

Ha sido un año especialmente duro para el Guadiana, donde el camalote se adueñó por completo del río en zonas de Mérida o Medellín. Hasta el punto de quedar el agua completamente engullido por esta planta invasora, que llegó hace una década, y que ha vuelto a hacerse fuerte.

La Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) ha retirado en 2015 unas 60.000 toneladas de camalote y otras 10.000 en lo que va de enero. Sus pronósticos no son esperanzadores en cuanto a su lucha, ya que augura que debido a las temperaturas anormales que se registran para esta época, ya que no está haciendo hace mucho frío, la próxima primavera “va a ser muy dura”.

El jefe del Servicio Forestal de la CHG, Nicolás Cifuentes, ha explicado que desde que comenzó la expansión de esta planta tropical invasora hace una década ya se han sacado del cauce unas 420.000 toneladas, siendo la zona más afectada el tramo de unos 70 kilómetros entre Medellín (Badajoz) y Mérida.

Además, también hay “manchas más pequeñas” aguas abajo, que llegan hasta la presa lusa de Alqueva aunque por el momento no son preocupantes. Ha recordado que el pasado día 19 la confederación decidió bajar la cota del agua del embalse de Montijo (Badajoz) para realizar labores de conservación y mantenimiento de las compuertas de la presa y facilitar también las labores de extracción de camalote. Así, la orla de esta planta queda en parte depositada en seco, es más sensible a las bajas temperaturas, que provocan necrosis en sus hojas y se ayuda a su retirada.

La planta invasora más dañina

El camalote se ha convertido en la planta invasora más dañina a la que hace frente Extremadura. La confederación hace hincapié en que se trabaja intensamente en la lucha contra esta plaga, que asfixia tanto a la fauna como a la flora autóctonas del río, y que aunque se ha acabado con “las grandes manchas” que había hace unos meses todavía existen poblaciones numerosas en las orillas y en las islas del cauce.

Ha añadido que este año no está haciendo y la temperatura del agua es de 12 grados aproximadamente, por lo que la planta “no crece tanto pero sigue aguantando”. Por ello, se trabaja en una limpieza intensiva en diversas áreas ya que las previsiones para la primavera son “que crezca todo a lo bestia y haya que volver a empezar”.

“Todo va a depender todo de la meteorología y, como sea como en 2015, va a ser un horror”, ha indicado. En cuanto a los efectivos, Cifuentes ha señalado que a pesar de que son “limitados” trabajan unas 50 personas, casi todos peones y también técnicos, y las labores se centran ahora en la extracción manual para “retirar los tapones”.

“Ha venido para quedarse”

Por su parte, el director técnico de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex), Antonio Gentil, ha dicho a Efe que ahora es “imposible” la erradicación del camalote y que hay que “convivir” con él en tanto no haya medios biológicos o bioquímicos que lo supriman.

Hasta entonces, ha destacado, hay que trabajar más intensamente, con más medios humanos y materiales, y pedir ayuda al Gobierno central y a la UE para que se prevenga su expansión en las épocas de menor crecimiento, en concreto en el invierno. Gentil ha dicho que no se trata únicamente de un problema medioambiental sino también económico ya que, por ejemplo, afecta a las acequias de riego, entre otras infraestructuras.

Ha añadido que el camalote es “una planta oportunista y un alien” porque aprovecha agresivamente circunstancias favorables como las altas temperaturas y la disponibilidad de nutrientes como los restos de fertilizantes agrícolas, hechos presentes ahora en el cauce del Guadiana.