La Junta exige a la Confederación más mano dura contra el camalote, que vuelve a adueñarse del Guadiana

La solución no pasa por redoblar cuadrillas y trabajar a todo gas cuando la plaga está descontrolada. Sino en retirar la planta invasora antes de que eclosione, eliminar las pequeñas manchas de manera preventiva en invierno.

Este es el mensaje que días atrás lanzaba la Plataforma SOS Guadiana, que denuncia que la Confederación Hidrográfica del Guadiana no ha hecho bien los deberes y no retiró por completo el camalote en los meses fríos.

A las críticas se sumó este martes el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, que reclamó al organismo del Gobierno central responsable de la cuenca que trabaje con los recursos públicos oportunos, “y con más intensidad que con la que se está haciendo”.

Fernández Vara se mostró partidario de ser “muy radicales y muy drásticos” en la eliminación del camalote. “Aquí no valen estrategias de distracción y alargamiento en el tiempo. Esto lo veníamos anunciando, que íbamos a encontrarnos en la mismas circunstancias, porque si tu permites que se llene de camalote el río, es mucho más difícil de limpiar que si lo haces poco a poco”.

Ya inunda la cuenca

La planta invasora más peligrosa para Extremadura campa a sus anchas en estos momentos en varios puntos ‘calientes’, según ha detectado hasta el momento los técnicos y voluntarios de la Plataforma SOS Guadiana.

Fija los brotes en Medellín y Valdetorres, aunque también a las puertas de las ciudades de Badajoz y Mérida, donde unas barreras contienen su entrada. Pero además se ha visto en el entorno del embalse transfronterizo de Alqueva, convirtiéndose en un problema internacional.

Los últimos vuelos aéreos y los muestreos de los biólogos que colaboran con esta organización apuntan a que en junio el río custodiaba ya el doble de jacinto de agua que un año atrás por las mismas fechas.

Advertencias también desde el mundo de la ciencia, desde donde la profesora de botánica de la Universidad de Extremadura, Trinidad Ruiz, también transmitía a este diario meses atrás que en los meses invernales el camalote tenía que desaparecer por completo, antes de que subieran de nuevo las temperaturas. Porque de lo contrario “será tremendo”.

Crónica de un año negro anunciado

Uno de los problemas de la no retirada por completo del jacinto de agua del Guadiana es que una vez superado su periodo de floración, ahora en verano, la planta desprende unas cápsulas en forma de cacahuete que viajan en la cuenca, y que cuando se detienen expulsan entre 400 y 1.000 semillas. Lo que hace afirmar a la plataforma SOS Guadiana que el río, un año más, es un semillero de camalote.

Este año se han detectado temperaturas más altas y las condiciones de crecimiento favorecen su eclosión. En invierno, cuando la Universidad de Extremadura alertaba de que la planta crecía al mismo nivel que un hongo o una bacteria por la ausencia de heladas, la Junta activó el nivel 1 de peligrosidad, con la esperanza de que el Ejecutivo de Rajoy aprobara la llegada de la Unidad Militar de Emergencias para su retirada. Algo que no ocurrió.

Pero además el Ministerio de Agricultura informó al Ayuntamiento de Mérida que ya no se va a invertir más dinero en la lucha contra el camalote ante la indignación del consistorio emeritense.

La suma de acontecimientos concluye con el hecho de que, en el primer trimestre de 2016, la empresa Dron Group en colaboración con SOS Guadiana presentó un proyecto basado en acabar con la planta durante los meses de invierno, con un coste que reducía en un 80% las cuantías invertidas hasta la fecha.

El proyecto tuvo el visto bueno de la Junta de Extremadura, pero de nuevo Confederación Hidrográfica del Guadiana rechazó la propuesta.