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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Marea extremeña por la Sanidad

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Hervás, Mérida, Badajoz, Don Benito, Montijo, Miajadas, Navalmoral de la Mata y Valencia de Alcántara. Siete municipios extremeños han acogido esta semana protestas de plataformas profesionales y pacientes que están hartos de recibir una atención sanitaria deficiente. Personas que están hartas de esperar por citas con el médico de cabecera. Hartas de pasar meses y meses en listas de espera para poder sanar sus dolencias. Hartas de recorrer kilómetros y Kilómetros para ser atendidas. Hartas de falta de especialistas, de escasez de recursos y de pruebas que nunca llegan. La sanidad pública en Extremadura está haciendo aguas, especialmente en las zonas rurales.

No es casual que todos estos municipios, más los que llevan meses también saliendo a la calle como Llerena o Cabezuela del Valle, coincidan en que la atención sanitaria en Extremadura está muy deteriorada. No es un invento de la ciudadanía que tiene por hobby coger la cacerola para salir a reclamar lo que sea. Es que la gente ya no puede más, y es legítimo que tomen las calles para protestar por el deterioro de un sistema fundamental para la vida, como el sistema de salud. Por eso, la enésima salida de tono del consejero socialista Vergeles está fuera de lugar. No se puede despreciar como lo hizo hace unos días la movilización ciudadana. Lo que tiene que hacer él, en vez de “coger la cacerola”, como dijo, es garantizar el derecho a la salud de los extremeños y extremeñas. Y, a la vista de los hechos, no lo está haciendo.

El gobierno del señor Vara tiene que poner sobre la mesa todos los esfuerzos necesarios para que el sistema sanitario funcione correctamente. Por eso, no entendemos cómo han podido votar en contra de la propuesta que mi grupo, Unidas por Extremadura, defendió el pasado jueves en el pleno de la Asamblea, y en la que solicitábamos que se ampliara el presupuesto sanitario a las necesidades reales del SES. Una propuesta que nace además del compromiso que adquirieron con nosotras en el último debate presupuestario para incrementar las plantillas y mejorar la cobertura sanitaria.

Sin embargo, en ese presupuesto sí que aumentaron la partida, como han venido haciendo año tras año, para la sanidad privada. Nada más y nada menos que un 14 por ciento. Una deriva que, tengo que confesar, me asusta, y mucho. Y no lo digo por decir, sino porque viendo cómo se está regalando y troceando la sanidad en otros territorios al negocio privado, mucho me temo que, si no hacemos nada para pararlo, Extremadura puede tomar el mismo camino.

Privatizaciones

Y es que está siendo muy habitual que dirigentes políticos, que aparentan ser moderados y defensores del sistema público en campaña electoral, luego cuando llegan al poder, hacen lo contrario. Un caso muy cercano de esto lo tenemos en Andalucía, donde el popular Juanma Moreno lo primero que ha hecho cuando se ha sentado en San Telmo es subirse el sueldo y luego privatizar la atención primaria. Algo impensable hace tan solo dos años cuando aplaudimos a nuestros sanitarios desde los balcones. Ahora, no solo no se repara la deuda que se tiene con ellos, sino que se les deja abandonados en el mercado más feroz y terrible del mundo, el que hace negocio con la salud de las personas.

Deberíamos estar acostumbrados a este modus operandi del PP. Es habitual ver cómo desmantelan el sistema de bienestar para regalárselo a sus empresas amigas, a cambio, eso sí, de jugosos sobresueldos. Sin embargo, nadie esperaba, o tal vez sí, que se atrevieran con la atención primaria. Esto no solo va a afectar a la calidad del servicio, donde el paciente deja de ser una persona para convertirse en una mercancía, sino que además va a costar más caro a las arcas públicas. Pero mucho más caro porque gestionar la atención primaria de manera privada va a suponer un gasto 7 veces mayor que si se hiciera desde lo público.

Y esto que está pasando aquí al lado, en Andalucía, bien puede repetirse en Extremadura, donde ya tenemos ejemplos evidentes de privatizaciones de servicios sanitarios, como el de las ambulancias, que no solo ha empeorado la calidad, sino que además de recortar en unidades, se han vulnerado los derechos laborales más elementales.

Ante esto, el PSOE de Extremadura, tiene que comprometerse a defender, mejorar y cuidar nuestro sistema de salud. Y ya no nos vale solo un compromiso de “boquilla” como el que nos tienen acostumbrados. Queremos, y exigimos, un compromiso serio y real, que garantice realmente el bienestar de la ciudadanía. La única manera de lograrlo es que Unidas por Extremadura sea determinante y decisiva en la próxima legislatura. Con nosotros en el Consejo de Gobierno, les aseguro, no habrá ni una privatización más del servicio sanitario.