Resulta curioso pasear por los pequeños pueblos y charlar con sus gentes mientras uno contempla cómo algunas de sus fachadas custodian desde hace décadas fragmentos fósiles de los primeros animales de los mares del Percámbrico. Parece algo novelesco, pero no, ocurre en la comarca de Villuercas-Ibores-Jara.
La historia y el patrimonio geológico siempre acompañaron a estos vecinos de la Extremadura rural, espectadores acostumbrados a convivir con un vestigio que indica que se encuentran en los terrenos más antiguos de la Península Ibérica. Sobre la tierra que pisan se conservan materiales con una antigüedad de entre 570 y 260 millones de años. Viven en un geoparque.
El legado geológico les dio un giro hace cuatro años, cuando lograron entrar en selecto club de los Geoparques, por el interés ciéntífico que tienen estos 2.500 kilómetros cuadrados de terrenos.
Con el paso de los años,y eltrasiego constante de científicos y foráneos, los lugareños han adquirido nociones básicas geologías. Comentarios que se transmiten al calor de una barra de un bar, acompañados por el chato de vino. En una conversación espontánea puede un vecino explicar al turista que en Villuercas hay un fósil único, que solo está documentado aquí, en Namibia y en China (“cloudina carinata”). También presumen de albergar cada día el mismo paisaje que hay en los Montes Apalaches, en Estados Unidos.
¿Qué es un geoparque?
Se trata de un reconocimiento auspiciado por la Unesco, al que solo pertenecen 80 espacios en todo el mundo, y que en el caso de Europa mueve hasta tres millones de turistas al año.
Y es precisamente esto lo que ha aportado la marca ‘Geoparque’ a las Villuercas-Ibores-Jara. Este proyecto se ha convertido en un elemento indispensable para la riqueza rural de sus municipios. Si hace cuatro años las empresas asociadas a esta marca eran unas 19, la cifra se ha multiplicado, hasta sumar el centenar.
Su impacto ha permitido consolidar más de 200 puestos de trabajo. El geoparque engloba a 19 pequeños municipios, y en la actualidad dispone de ocho centros de interpretación.
No solo alberga belleza geológica, también conserva en sus roquedos pinturas rupestres, huellas que hacen palpable la presencia del hombre, junto con dólmenes, castros, castillos y una arquitectura mudéjar, que se puede contemplar en plenitud en el Real Monasterio de Guadalupe, Patrimonio de la Humanidad.
A revalidar el título
Ahora toca revalidar el título, que sin duda ha incrementado el interés de científicos y turistas interesados en el mundo natural. Pero en Villuercas-Ibores-Jara hay más cosas que 'enganchan', como sus bellos paisajes, la riqueza de sus pueblos, joyas del mundo rural, donde la vida pasa tranquilamente, donde la naturaleza y el hombre conviven apacibles.
Han pasado cuatro años y toca revalidar el reconocimiento de geoparque. Para el examen han venido dos evaluadores de la Red Mundial de Geoparques. Proceden de Grecia y China, y durante estos días recorren todos los municipios y revisan documentación, patrimonio geológico y su conservación.
¿Por qué el Geoparque-Villuercas es especial?
No es casual el reconocimiento. Las Villuercas dan respuestas al visitante sobre el origen de la vida animal en la tierra. Puede conocer el origen de una falla geológica y pisar unos terrenos que van desde el Cámbrico al Carbonífero (su antigüedad es de entre 570 y 260 millones de años).
Aquí puede disfrutarse de un paisaje espectacular, el relieve “apalachense”. Se trata de valles y sierras que se asemejan a los montes Apalaches de Norteamérica. También descubre las loreras, testigos de los bosques de la era Terciaria, junto con ejemplares de pequeñas plantas carnívoras.
También la Cueva del Castañar, declarada Monumento Natural en 1997. En su interior se pueden observar formaciones espectaculares y de gran belleza como las cristalizaciones de calcita y aragonito, o los lagos subterráneos escalonados.
¿Qué hay que cumplir para ser un Geoparque?
La delegación de la Red Mundial de Geoparques visitará el enclave cacereño evaluará el desarrollo en estos cuatro años en cuanto a investigación geológica, desarrollo educativo con los centros escolares, promoción turística e infraestructuras. También el impacto turístico en la zona.
El director del geoparque, José María Barrera, destaca que este espacio tiene que ser importante para la gente, o en caso contrario no tiene sentido.
El trabajo también está respaldado en la mejora del conocimiento geológico de la zona. Así, la Diputación de Cáceres constata que se han elaborado tres tesis doctorales y 40 comunicaciones científicas sobre el valor geológico del espacio, así como realizado libros de texto y digitales para escolares dentro del programa Geocentros.
En cuanto al turismo y a las infraestructuras, ha señalado que ha crecido el número de empresas de este sector en la zona, que se han señalizado 200 kilómetros de senderos y se han creado los ocho centros de interpretación.