El aparato represor franquista ejerció el terror en todos los pueblos de la Comunidad a través de fusilamientos, sacas, prisión, trabajos forzosos y otras formas de violencia física, pero también empleó la tortura psicológica, con “múltiples” vertientes coercitivas. Una represión donde las mujeres conforman “parte integradora” del relato histórico como “sujeto y objeto”.
No en vano este colectivo supone el 8% de las personas represaliadas en la Comunidad, como subraya la investigadora Candela Chaves Rodríguez , que estudia la Memoria Histórica y la represión fascista con perspectiva de género y que esta semana ha impartido una conferencia en las jornadas antifascistas de Badajoz.
Muchas extremeñas fueron asesinadas, vejadas, encarceladas, exiliadas , estigmatizadas, controladas , humilladas , e identificadas. A ellas, la represión les afectó “igual” que a los hombres, con la “particularidad” de ser además víctimas de violaciones, abusos sexuales y escarnio público, tratando de deshumanizar su feminidad con el rapado de cabeza, defecaciones en la vía púbica, entre otros tipos de vejaciones, según agrega.
Tras el golpe de estado de julio de 1936, con la llegada de una dictadura patriarcal y católica, las mujeres carecían de derechos civiles y políticos e incluso existió un procedimiento específico de represión para las republicanas, a las que se castigaba por sus ideales antifascistas, por defender valores de libertad y republicanismo.
II República
“No hay que olvidar que la mujer tuvo un papel colectivo e individual en toda esa sociedad que estaba emergiendo de la II República”, remarca la investigadora.
Las mujeres padecieron la violencia extrajudicial, la penitenciaria, así como el castigo del régimen judicial franquista, precisa Candela Chaves. Por tanto al igual que a los hombres las fusilaban en parajes no muy alejados del pueblo o las sometían a juicio previo. Muchos de estos cuerpos aún permanecen en fosas de caminos, cementerios y fincas privadas de la región
Insiste la investigadora extremeña en que es necesario sacar del olvido “el papel” de la mujer represaliada. El modelo fascista la condenaba por no dejarse someter, por negarse a ser madre, conformar agrupaciones para defender sus derechos, abanderar el feminismo y la igualdad.
Doblemente estigmatizadas
Eran doblemente estigmatizadas y repudiadas socialmente durante la dictadura, también por ser hermanas, madres, hijas, mujeres de republicanos, socialistas, anarquistas y militantes de izquierdas, explica.
En muchos casos las acusaban de contrabando o infanticidio y sufrían la violencia cotidiana del día a día de permanecer solas en pueblos ocupados por los sublevados, humilladas y silenciadas.
También han sido acalladas por la historia durante mucho tiempo y “ya es hora de poner en valor la figura de la mujer represaliada” según destaca Chaves, quien precisa que de las aproximadamente 12.300 muertes por fusilamiento en la región se han podido confirmar documentalmente, que el 8% de ellas son mujeres.
El porcentaje “más alto” se registra en la provincia de Badajoz, una de las zonas del país donde más duramente azotó el franquismo, apunta.
Precisa que sus investigaciones se centran en esta provincia “ante el vacío existente”, y porque sobre la represión ejercida sobre las mujeres en la guerra civil y la dictadura en la provincia cacereña está recogida por historiadores como Julián Chaves, entre otros.
Badajoz
Señala que en ambas provincias se cometieron asesinatos de mujeres con sentencia de muerte y también sin ella.
En relación a Badajoz, según ha podido contrastar en archivos, de las 8.000 personas condenadas en los Consejo de Guerra, 500 serían mujeres, y en decisiones extrajudiciales otras 700 muertes, lo que da a entender la referencia apuntada.
Sobre esta cifra argumenta que no es tan importante conocer el dato cuantificativo, como poner a la mujer en el protagonismo que le corresponde en este caso en cuanto a Memoria Histórica y colectivo represaliado.
“La represión estuvo presente en todos los pueblos de la comunidad y en todos hay siempre mujeres represaliadas, detenidas, y sometidas a escarnio”, aunque solo se visibilice en las grandes ciudades.
Adelanta que pronto verá la luz una tesis realizada por la investigadora Desiré Rodríguez, sobre la represión femenina, al tiempo que destaca el trabajo que están desarrollando investigadoras para sacar a las mujeres “su lucha y compromiso” antifascista del “segundo plano hasta situarlas en el primero”.
“La mujer fue represaliada por ser madre, hija, esposa y por su mucha participación política, social”. Creaban asociaciones feministas, grupos de apoyo mutuo, luchaban por la igualdad y se solidarizaban con los pueblos, “La mujer fue un objeto muy activo como muestra la represión que recayó sobre el colectivo”, señala.
Para concluir, la extremeña señala que la labor para estudiar en profundizar este tema no está exenta de dificultades, entre las que detalla la dispersión de archivos en diferentes partes del territorio, documentos sin digitalizar y situaciones que no constan en registros ni archivos pero sí recuerdan las fuentes orales.
Publicaciones
Esta Montijana afincada en Madrid, simultanea su trabajo como profesora de Lengua con el de investigadora y escritora.
Ha publicado ‘Sentenciados’, editado por el Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura ,en el cual analiza los procesos sumarísimos de cerca de 8.000 pacenses, centrándose en la actuación de la justicia franquista, desde 1937 a 1950.
Además ha publicado estudios sobre el Campo de Concentración de Castuera (Revista de Estudios Extremeños, 2011) y ha editado otro segundo libro, aún por presentar, a través del proyecto para la recuperación de la memoria histórica bajo el título ‘Los reclusos de Franco’.