Un plan pensado para transformar unos barrios en decadencia. El Plan Urban llegó en 2007 vítores a Médrida, al otro lado del río. Lo hizo con el apoyo de las asociaciones vecinales, involucradas para transformar una zona que se degradaba a marchas forzadas.
Tras la iniciativa vecinal, desembarcó el Urban desde Europa. Fue en el mandato del PSOE, con una inversión de unos 11 millones para cometer actuaciones. La UE ponía el 80 por ciento y de ayuntamiento el resto.
Su objetivo era actuar sobre cuatro barriadas con una población de 13.000 habitantes, donde la crisis había tocado más de lleno que en el resto de la ciudad y donde los vestigios de la marginalidad asomaban.
El diagnóstico de los barrios de Bellavista, Nueva Ciudad, San Antonio y Cruzcampo es el de una zona con una renta inferior al resto de Mérida, con unos niveles de desempleo e inmigración muy superiores al resto de la ciudad. Con problemas de convivencia, con un paro juvenil escandaloso y con graves deficiencias de infraestructura. A todo esto, una importante llegada de realojos de los habitantes del Peri.
Una situación que el Urban no ha mejorado. Siete años más tarde tan solo han sido acometidas algunas infraestructuras, mientras que otras muchas siguen a la espera según denuncian los vecinos. La otra pata indispensable del Urban, el de fortalecimiento asociativo, la mejora de la participación ciudadana y el empoderamiento de la población en riesgo de exclusión se ha quedado en papel mojado. No se ha hecho nada, algo en lo que coinciden tanto los vecinos como PSOE e IU.
Postura vecinal
José María del Álamo, presidente de la Asociación de Vecinos de Bellavista, indica que el plan tendría que haber sido mucho más ambicioso, sobre todo en esta legislatura. “Aquí han venido a hacerse la foto, y a excluir a las asociaciones de vecinos, que son las que tendrían que haber tirado del carro”, según lamenta.
Ha habido obras y arreglos de infraestructuras, e incluso la construcción de nuevos centros. No obstante denuncia que ha habido otras muchas actuaciones que el equipo de Pedro Acedo ha acometido sin contar con la opinión de los vecinos, y dejando en el tintero las más urgentes.
Aunque haya conseguido frenarse el flujo migratorio de personas venidas de entornos marginales, echa en falta un trabajo comprometido con los cientos vecinos que no encuentran una salida laboral. También alternativas reales para toda la juventud sin futuro.
Desde el barrio de San Antonio, el presidente de la asociación vecinal, Juan José Trócoli, subraya que los vecinos no están satisfechos. “Se nos vendió la moto, y la mitad de las cosas están sin hacer, con unas deficiencias impresionantes y con algunas cosas realizadas, pero muy pocas”. A su juicio se ha acometido, siete años más tarde, en torno al 30 por ciento de lo que esperaban.
Reconoce que se han hecho actuaciones, pero pocas. Hace alusión a calles deterioradas, parques degradados, limpieza precaria y aceras que parecen chatarrerías. También se refiere a locales sucios, viviendas abandonadas repletas de pastos y zarzales en su interior, que son foco de suciedad y que ponen en peligro la seguridad con la amenaza de incendio.
“Ha sido un rotundo fracaso”
El candidato socialista a la alcaldía de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, señala que era un proyecto ilusionante que comenzó con el PSOE, un revulsivo para las zonas más deterioradas “y cuya filosofía destrozó el gobierno del Pedro Acedo”.
“Pasó a convertirse en un producto de marketing, vendiendo acciones vacías de contenido, dejando al margen a los actores implicados que son la ciudadanía de esta parte de Mérida. Se ha convertido en un proyecto para las personas pero sin las personas”.
Desde IU el concejal Álvaro Vázquez señala al mismo tiempo que el Urban ha terminado siendo un plan de obras, donde se ha dejado de lado la vertiente social. De este modo, aunque ha habido cursos formativos y otras iniciativas, en ningún momento se han adaptado a la realidad de los barrios.
Y pone como ejemplo un curso de cultura inglesa, dirigido a señoras con estudios de Primaria. Así advierte de que difícilmente se ayudará a una mujer de ese perfil a incorporarse al mercado laboral, sin aportarle las competencias y las herramientas necesarias que le permitan dejar las listas del paro.
Osuna critica además que no se ha avanzado en el apoyo al comercio minorista, ni al empresariado, ni la promoción del autoempleo de la zona Urban como parte de la dinamización económica y motor de los barrios, existiendo una línea de trabajo en este sentido.
No se trata solo de un fracaso en cuanto a los objetivos, sino de algunas responsabilidades de gestión, que pueden poner en peligro el plan y hacer que la UE pida una devolución del dinero.
Según explica Álvaro Vázquez, entre diciembre de 2013 y mayo de 2014 el Urban ha funcionado sin un órgano de evaluación externa al ayuntamiento que evalúe los resultados que se van obteniendo.
Denuncia además que el equipo de gobierno de Pedro Acedo no les ha facilitado las auditorías con las evaluaciones que hace el Estado del proyecto en sí, de manera que la información sobre el proyecto, y las actuaciones que hace el PP, no son transparentes. Más bien todo lo contrario. En cuanto a la parte social del proyecto, critica que directamente no ha existido estos cuatro años.