Un grupo de 50 sacerdotes fueron los primeros en criticar en una carta remitida al nuncio de su santidad el Papa en España las obras de dos edificios de Badajoz, el Palacio Episcopal y el Seminario. Ahora se suman a las críticas las Redes Cristianas de Base de Extremadura.
Reprochan al arzobispo las obras y piden al prelado más empatía con las miles de familias extremeñas sin recursos y en riesgo de exclusión social víctimas de la crisis.
A monseñor Santiago García Aracil le quedan tres días para que tome posesión como coadjutor el sucesor, Celso Morga; el próximo año se jubilará y hasta entonces convivirán dos arzobispos. El prelado saliente se irá envuelto en una polémica que le ha hecho famoso en toda España, aunque no ha sido por predicar la palabra de Dios, sino más bien por una queja sobre posibles dispendios.
Precisamente los cristianos de base acaban de reprochar, tanto al obispo como a sus colaboradores que hayan tenido en cuenta sólo las normas del Derecho Canónico para la realización de obras de mayor cuantía, “y no el libro fundamental: el Evangelio”. Afinan aún más sus plumas para afirmar que el Papa Francisco señala la dirección a seguir, la del Evangelio.
“Que el obispado se dedique a obras innecesarias, nos parece como menos ofensivo, y en términos evangélicos escandaloso, y muchos cristianos estamos esperando una rectificación”.
Le recuerdan en un escrito que en momentos de crisis y pobreza para muchos ciudadanos extremeños el argumento de conservar el patrimonio eclesiástico “no es suficiente sino es para ponerlo al servicio de la comunidad más necesitada”.
Quieren una rectificación
Después de mantener una entrevista “amable y fraternal” con el Vicario General de la diócesis de Mérida-Badajoz para contrastar las distintas informaciones, las Redes Cristianas no solo quieren la rectificación del actual obispo, sino también la de sus colaboradores, vicarios y de otros sacerdotes que han “enmudecido”.
“Y los laicos de la diócesis, ¿seguirán callados e inactivos ante su jerarquía, continuarán limitándose a una crítica poco eficaz y anónima?”.
Reprochan que existen miles de familias extremeñas que están siendo sometidas al “sufrimiento de la pobreza y condenadas a una vida indigna”, bajo situaciones de desahucios y precariedad.
Las Redes Cristianas justifican esta postura en el hecho de que el núcleo en cuestión no es la exactitud de las cantidades invertidas o los materiales empleados en esas obras, aunque sí sea un tema importante.
Ponen de manifiesto la realidad “hiriente” de pobreza de Extremadura, la “escasa” participación del laicado en decisiones importantes y “el oído sordo prestado a las posturas críticas de parte del clero diocesano, en este y otros muchos temas”.