Disfrutar de un paseo por el monte suele ser saludable pero en ocasiones, sobre todo en época de caza, también puede resultar una actividad de riesgo debido a los “privilegios” que cuenta el 1% de la población que la practica frente al resto de ciudadanía, “la gran mayoría”.
Por ello, coincidiendo con estas fechas y la intensidad de las acciones cinegéticas en campos, cotos y sierras, desde Ecologistas en Acción han puesto en marcha una campaña para ejercer “presión y contrapeso” ante el ‘lobby’ que promueve esta actividad.
La organización ha habilitado un registro digital para que todas las personas y colectivos afectados por los cazadores o contrarios a esta actividad se inscriban y puedan adquirir el Carné de la Persona no Cazadora, mostrando así que son muchos los ciudadanos que desean “una relación pacífica y respetuosa” con el entorno y el mundo animal.
Así lo explica a este diario Carlos Garrón, integrante de la asociación ecologista en Extremadura, quien precisa que se trata de una acción simbólica que pretende “hacer ver a todo el mundo que en España la mayoría de la población no caza pero está condicionada” por ese uno por ciento que sí lo hace, a la hora de disfrutar el medio natural y de actividades relacionadas con el mismo como senderismo, avistamiento de aves y flora, entre otras.
Advertencias y condicionantes
Esta misma semana la Federación Extremeña de Montaña y Escalada (FEXME) enviaba una nota de prensa para advertir a los aficionados al senderismo de que el próximo domingo, día 14, la sociedad local de cazadores de La Zarza (Badajoz) va a realizar una acción cinegética en la sierra por donde discurre el sendero PR-BA 47 “Peñas Blancas”.
Ante la batida de caza organizada la Federación ha pedido a los usuarios de la ruta que “por precaución y convivencia de actividades” consulten con la propia federación o con el Ayuntamiento de La Zarza la situación del tránsito por el sendero.
Este caso supone un ejemplo de los “muchos condicionantes” similares que se registran en estos meses de monterías y batidas, los cuales limitan el uso público del monte, y además “perjudican” el turismo rural ligado a la naturaleza desde el respeto a los animales, según apuntan los ecologistas.
89.000 licencias en Extremadura
El país cuenta con unos 800.000 cazadores, y en Extremadura son 89.000 las licencias concedidas en la actualidad, aunque en los últimos años las mismas han descendido en “varios miles” en la región, según trasladan.
Por tanto, se trata de buscar “un equilibrio” para que los cazadores no campen a sus anchas tanto en zonas públicas como propiedades privadas, y buscar fórmulas para asegurar la integridad física de quienes se decantan por actividades de ocio en la naturaleza en cualquier época del año.
Con el documento diseñado se “reivindica los derechos de los no cazadores” y que cualquier persona pueda disfrutar “sin temor a los disparos” en los espacios naturales.
Ecologistas recuerda que por ley, corresponde a los propietarios de fincas formalizar el trámite para declarar el espacio libre de caza y realizar los gastos oportunos, cuando debería contemplarse de otro modo para que los cotos sociales “sean los que tengan que solicitar permiso a los propietarios y no a la inversa”, detallan.
Amenazas
Al respecto de los privilegios con los que cuentan los cazadores, Garrón lamenta que aún hoy en día “la gente tiene miedo a represalias” por amenazas, y apunta que algunos incendios “tienen que ver con venganzas por quitar cotos, o señalizar fincas como libres de caza ”.
La gente “siente miedo” y existe un “gran desequilibrio” de derechos , aseguran los conservacionistas, antes de completar que esta acción trata de llamar la atención de lo ligado que está el mundo cinegético “al poder político y al mundo de los grandes negocios”, apunta.
En relación a otros perjuicios que causa este sector, ponen el acento en las dramáticas consecuencias que sufren muchos galgos, que son ahorcados o abandonados tras la temporada, así como la cantidad de especies salvajes, sobretodo aves, que resultan heridas en monterías, como puede comprobarse en el centro de recuperación de la organización AMUS en Villafranca de los Barros o en el de Sierra de Fuentes, lamentan.
Pérdida de biodiversidad
Además, alertan del descenso acuciado de determinadas especies cinegéticas en peligro de extinción, como es el caso de la tórtola, para la que llevan tiempo exigiendo una moratoria al menos de 5 años para evitar males mayores.
Otro de los aspectos negativos, según especifican, es la pérdida de biodiversidad entre especies autóctonas como las perdices que según ponen de ejemplo están perdiendo peso frente a otras variedades introducidas para las batidas.
Desde la organización conservacionista animan a secundar esta campaña con el fin de “luchar entre todos para acabar con estas situaciones y conseguir equilibrio”, reitera el portavoz.